Cuando cualquiera piensa en el concepto "comercializadoras de energía eléctrica" siempre surgen los mismos nombres: Endesa, Iberdrola o Naturgy. Y con razón: junto a las otras dos grandes, EDP y Viesgo, controlan el 85% del negocio de la venta de electricidad. Pero en los últimos años se están abriendo hueco con fuerza las llamadas comercializadoras independientes: compañías más pequeñas que las clásicas, que cada vez controlan más cuota de mercado y que se distinguen por apostar por las renovables y el autoconsumo, una mejor atención al cliente –o eso dicen– y, en líneas generales, por defender modelos de negocio responsables y concienciados con "maximizar su impacto positivo en los empleados, en las comunidades donde sirven y en el medio ambiente". Pero también utilizan medias verdades, reciben reprimendas en forma de multa de la CNMC y sus precios no son especialmente baratos en comparación con la competencia "grande".
La anterior cita es de Holaluz, que junto a CHC Energía, Feníe Energía y Audax Energía lideran la cuota de mercado de estas comercializadoras "independientes", según los últimos datos disponibles de la CNMC, correspondientes al primer trimestre de 2019. No hay que confundirlas con las empresas generadoras de electricidad: el llamado "oligopolio", las grandes compañías –Endesa, Iberdrola, Naturgy– no solo venden la energía, sino que también cuentan con grandes instalaciones de generación, ya sea renovable o no renovable. Sin embargo, las pequeñas no suelen participar en ese negocio, que exige millones de euros de inversión. Se dedican solo a vender la luz a sus clientes.
Su crecimiento en los últimos años ha sido notable. En el primer trimestre de 2016, las comercializadoras independientes representaban el 9,6% del total del mercado libre: es decir, el mercado donde la compañía y el consumidor pactan un precio fijo, a diferencia del mercado regulado, donde el cliente paga el precio de la electricidad que marque el pool en cada momento. En el primer trimestre de 2019 la cuota era del 14,1%. Los datos correspondientes al segundo trimestre del pasado año se harán públicos en unas semanas, confirma a infoLibre el regulador, y a buen seguro mostrarán una subida del dato. Aún están lejos de plantear una alternativa real a las big five, pero cada vez son más fuertes.
Pese a que todas se acogen al paraguas del término "independientes", tienen características diferenciadas. CHC Energía, la líder, proviene de la fusión en 2009 de la patronal CIDE (que agrupaba a 200 pequeñas distribuidoras) con HC Energía, una filial de la portuguesa EDP. Con más de 450.000 clientes, su "seña de identidad" es el trato al consumidor y sus precios "competitivos", aunque un estudio de Facua alerta de que la media de las tarifas de esta comercializadora se sitúa en 83,79 euros: la cuarta más cara del país y por encima de gigantes como Naturgy o Endesa, de las más baratas.
Feníe Energía es la segunda en el ranking y se caracteriza por su nutrido equipo de instaladores. No son subcontratados, como pasa en muchas de las grandes, sino que son accionistas. La empresa se caracteriza, según su presidente, Carlos Moyá, por "la atención que dan nuestros agentes": explica que, al ser instaladores cualificados, asesoran al consumidor sobre la mejor opción para ahorrar más en su factura y tener menos impacto en el medioambiente. "Siendo 2019 un año muy difícil por la inestabilidad de precios, hemos creado 25.000 nuevos clientes y hemos llegado a los 400.000, es un gran éxito", se congratula.
Con respecto a Audax Energía, la comercializadora (que también es generadora a través de la matriz Audax Renovables) centra su negocio en las empresas, de las pequeñas a las grandes, vendiéndoles las bondades del mercado regulado: la tarifa que pagan los consumidores ajustada a lo que marca diariamente la subasta de electricidad. Numerosos informes, incluyendo los de la CNMC, atestiguan que este mercado, a pesar de que esté sujeto a las subidas y bajadas del precio de la luz, es mucho más barato que las tarifas tradicionales de la gran mayoría de las eléctricas. A veces no compensa: por ejemplo, cuando las renovables no pueden funcionar por la meteorología, entran en el juego los combustibles fósiles y el precio sube. Pero de media, suele ser más barato.
Holaluz, la cuarta en cuanto a cuota de mercado, se desmarca ofreciendo "una oferta diferencial en el ámbito del autoconsumo", explican fuentes de la compañía. Aseguran que han sido la primera empresa que ha lanzado un sistema para que los excedentes que los usuarios que tienen placas fotovoltaicas en sus domicilios sean compensados en la factura eléctrica, a falta de una normativa que regule cómo se va a hacer. Y están especialmente orgullosos de su "tarifa plana real de luz". "Con ella siempre pagas la misma cuota, con todo incluido, los impuestos también", puntualizan.
Las semejanzas
Cada empresa tiene características diferenciadas pero algunas semejanzas que resultan ser clave a la hora de desmarcarse, o intentarlo, del oligopolio. La mayoría suelen destacar su "atención al cliente", cercana, en contraposición a la lejanía de grandes empresas más pendientes de sus beneficios. Pero también presumen de que la energía eléctrica que comercializan es "100% verde", una etiqueta que, como explicamos en este artículo, está repleta de medias verdades.
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Es imposible, a día de hoy y en España, que una empresa pueda garantizar a un cliente que la electricidad que le vende está generada solo por tecnologías renovables. La que proviene del carbón y la que sale de un aerogenerador se mezclan en la red. Son imposibles de distinguir. Así, cuando una comercializadora vende lo de "100% verde", está diciendo en realidad que se asegura de que la cantidad de energía que pone en el mercado ha sido generada en algún lugar de España de manera limpia. Lo hacen a través del Sistema de Garantías de Origen, que permite a las comercializadoras comprar "bonos" emitidos por las instalaciones de renovables.
Es una batalla que, de antemano, las empresas más pequeñas tienen ganada, ya que al comercializar poca electricidad en comparación a las grandes pueden cubrir todo el negocio con bonos. Iberdrola, por ejemplo, que comercializa el 36% de la electricidad que se vende en el mercado libre, no lo tiene tan fácil. Para ello, este tipo de compañías suelen crear filiales verdesverdes a las cuales traspasarles los bonos del Sistema de Garantías de Origen y poder publicitarse como negocios comprometidos con la transición energética.
Las comercializadoras independientes no son, tampoco, especialmente baratas. Según el estudio publicado por Facua sobre las tarifas medias de las empresas que participan en el mercado libre, Fenié Energía es la empresa que vende la electricidad más cara. El recibo de un usuario con 4,4 kilovatios (kW) de potencia contratada y 366 kilovatios hora (kWh) de energía consumida, y utilizando esta empresa, pagaría 92,32 euros. Le sigue Iberdrola y, en la tercera, cuarta y quinta posición, nos encontramos a tres independientes: Holaluz (87,10 €), CHC Energía (83,79 €) y Som Energía, la quinta en cuota de mercado, cuya factura a ese usuario medio que dibuja Facua sería de 83,21 €.
Cuando cualquiera piensa en el concepto "comercializadoras de energía eléctrica" siempre surgen los mismos nombres: Endesa, Iberdrola o Naturgy. Y con razón: junto a las otras dos grandes, EDP y Viesgo, controlan el 85% del negocio de la venta de electricidad. Pero en los últimos años se están abriendo hueco con fuerza las llamadas comercializadoras independientes: compañías más pequeñas que las clásicas, que cada vez controlan más cuota de mercado y que se distinguen por apostar por las renovables y el autoconsumo, una mejor atención al cliente –o eso dicen– y, en líneas generales, por defender modelos de negocio responsables y concienciados con "maximizar su impacto positivo en los empleados, en las comunidades donde sirven y en el medio ambiente". Pero también utilizan medias verdades, reciben reprimendas en forma de multa de la CNMC y sus precios no son especialmente baratos en comparación con la competencia "grande".