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El Gobierno intenta vender 'brotes verdes' con simples datos coyunturales

Un trébede es un trípode que se utilizaba en las cocinas antiguas para sostener pucheros y ollas por encima de las ascuas. El Gobierno tiene su trébede. Son tres patas sobre las que hierve un optimismo forzado: la prima de riesgo, los datos de paro y afiliación a la Seguridad Social del mes de abril y las ventas de deuda del Estado. El trébede es frágil.

El primero que se agarró a la mejora del diferencial de precios entre la deuda alemana y española (prima de riesgo), fue el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Lo hizo en abril, cuando la prima estaba en 305 puntos, prácticamente al nivel en la que la encontró en noviembre de 2011, cuando llegó al poder. En el Congreso, Rajoy explicó que la bajada de la prima (llegó a 643 puntos en julio de 2012) era una prueba de que los mercados avalan su política.

La lectura de la evolución de la prima de riesgo de Rajoy ha cambiado. En 2012, cuando la prima rompía todas costuras, el presidente reclamaba a Europa medidas para despejar las dudas sobre la continuidad del euro. La culpa: la tibieza comunitaria.

Pero la memoria es frágil y el momento es otro. Lo prueban las explicaciones de Rajoy en el Congreso esta semana. Lo importante ahora  es, en su opinión, que aumentan las inversiones extranjeras,que mejora la competitividad por la bajada de precios y que la economía española --incluyendo las grandes empresas-- se está financiando ya a "precios razonables". "Es el prólogo para que las pymes (también mejoren el coste de su financiación)" pronostica Rajoy.

De igual manera, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, aseguró en la sesión de control al Gobierno en el Pleno del Congreso que Báñez  que "algunos datos no son malos", como el paro registrado o la mejora de la afiliación a la Seguridad Social en abril, lo que demuestra que "están empezando a funcionar las reformas".

Con la prima situada en mayo por debajo de los 300 puntos, la tentación de echar las campanas al vuelo, más allá incluso de lo razonable, es fuerte. Y sin embargo, conviene analizar por qué baja la prima de riesgo. 

Baja por una mezcla de factores entre los que destacan los siguientes: la ampliación de dos años concedido por Bruselas a España del plazo para cumplir las exigencias de rebaja de déficitla ampliación de dos años público; la estabilidad política en Italia; la rebaja de tipos de interés aprobada por el Banco Central Europeo (del 0,75% al 0,5%), que podría continuar en junio y la llegada de capitales a la busca de rentabilidades más atractivas tras la política de expansión y liquidez aprobada por el banco de Japón y la Reserva Federal de EE UU.

Cautela

Pero conviene ser cautos. El economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez, es uno de los partidarios de la prudencia. En este sentido, destaca que no todo es tan sencillo como proclamar que lo peor ha pasado. En febrero, sin ir más lejos, la inversión extranjera en deuda cayó en 4.000 millones y el protagonismo fue, una vez más, de los bancos españoles, cuya inversión aumentó en 13.000 millones. Todo en un contextpo de asfixia de crédito para particulares y familias.

Al igual que la prima de riesgo, la evolución del paro registrado en abril (4.989.193 peronas), con un descenso de 46.050 desempleados respecto al mes anterior, se ha presentado como un auténtido brote verde. Casi, casi, un cambio de ciclo. Y no lo es. 

Es, en todo caso, un brote endeble. Se ralentiza la destrucción de empleo, según muestran la comparación interanual, pero el horizonte de creación  de empleo está muy lejos. Tan lejos, como poco, como prevé el propio Gobierno en el último cuadro macroeconómico enviado a Bruselas, en el que contempla una tasa de desempleo del 25,8% en 2015. Un reconocimiento de que en cuestión de empleo (la tasa de paro, según la Encuenta de Población Activa es del 27,2%), el Ejecutivo está inerme.

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Incluso con la gafas de ver en positivo, no hay forma de ocultar que los datos positivos son muy escuálidos. Fijémonos en la afiliación a la Seguridad Social de abril: 51.077 cotizantes más. El aumento ha permitido sostener el número de cotizantes por encima de los 16,2 millones (16.232.352). Es el nivel del año 2002. 

En este contexto, el Tesoro Público intentará captar esta semana entre 3.000 y 4.000 millones (bonos con vencimiento en 2016 y 2018 y obligaciones con vencimiento en 2026). Todo indica que logrará colocar a buen precio, dado que desde la última colocación, el 18 de abril, la prima ha bajado de 345 puntos a 283 ayer. Otro brote verde.

Aunque conviene ser prudente. Como lo están siendo los bancos, que se asoman a la mínima oportunidad a los mercados de capitales, pero para tantear la situación. Los últimos, Caixabank (ha colocado 1.000 millones en bonos a cinco años) y BBVA (1.140 millones).

Un trébede es un trípode que se utilizaba en las cocinas antiguas para sostener pucheros y ollas por encima de las ascuas. El Gobierno tiene su trébede. Son tres patas sobre las que hierve un optimismo forzado: la prima de riesgo, los datos de paro y afiliación a la Seguridad Social del mes de abril y las ventas de deuda del Estado. El trébede es frágil.

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