Economía
Que el petróleo no llegue o que su precio se dispare, temores económicos tras el polvorín de Netanyahu
El mundo mira al polvorín de Oriente Medio y la irrupción de Irán en el conflicto ha reavivado un temor latente: que el choque regional por la huida hacia delante de Netanyahu acabe afectando a la economía global. ¿Cuáles son los principales riesgos para España, si la escalada bélica va en aumento, o se prolonga en el tiempo?
Isaías Barreñada, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, explica que “los dos grandes intereses económicos que tiene España en Oriente Medio son, por un lado, los países del Golfo y Arabia Saudí por una cuestión energética, por el petróleo y el gas; y por otro, Israel”, aunque este último “no es un socio muy preferente”. Pero, además, “si se colapsaran las vías de comunicación, por ejemplo, el impacto económico sería mayor, porque afectaría al comercio con otras regiones como China”, según él.
España importa la mayoría de sus combustibles fósiles, lo que la hace vulnerable a fluctuaciones en los precios del petróleo y del gas. En ese terreno, Gonzalo Escribano, director de Energía y Clima del Real Instituto Elcano y catedrático de Economía en la UNED, cree que “los riesgos para España dependerán mucho de los escenarios que finalmente se den”. El más importante, a su juicio, es la subida del coste del petróleo, que “ya se está viendo”, pero apunta también a que “puede haber perturbaciones en los flujos” de mercancías. En ese sentido, señala que España y empresas como Inditex u otras del sector de la automoción “importan y exportan mucho a Asia” y “todo pasa por el Canal de Suez”, uno de los mayores ejes comerciales entre Europa y Asia. “Esto, que ya nos está afectando, podría hacerlo más si la situación se deteriora”, avisa.
En lo relativo al petróleo, Escribano considera que se pueden dar “tres escenarios, dependiendo de las represalias que adopte Israel con Irán”. El primero pasa por que se bombardean refinerías, lo que podría “desatar un desabastecimiento en el propio Irán, donde la población hace cola en las gasolineras estos días por lo que pueda pasar”, si bien, más allá de sus márgenes, no influiría “demasiado, en principio, en el precio del petróleo”, mantiene. “Aunque en el momento en el que caiga una bomba la prima de riesgo se elevaría sin que tocase un solo barril de petróleo de la exportación”, advierte. En resumen, en ese supuesto, “podría haber un alza de los precios, pero moderado y puntual”.
El experto baraja otra opción. En la actualidad se construye un tubo para llevar petróleo a una “terminal de exportación que está ubicada en el sureste de Irán y fuera del Golfo Pérsico”. El objetivo es “poder utilizarla, si se cierra el Estrecho de Ormuz”, la artería por la que transita el 30% del comercio mundial, situada entre Irán y Omán. Si la atacaran, “tampoco afectaría mucho al suministro global, porque no está operativa”.
“Lo que sí sería muy grave -avisa- es que los israelíes bombardeasen terminales de exportación, sobre todo la principal, la de la isla de Jark”. La superficie de ese enclave no llega a los 25 kilómetros cuadrados, pero es estratégico para la república islámica porque “casi el 90% de las exportaciones de petróleo de Irán se realizan desde allí”. “Hablamos de casi dos millones de barriles diarios que, si se perdiesen, si que podría provocar un repunte de precios significativo”, explica Escribano. Y habría probablemente más consecuencias porque “un Irán sin nada que exportar intentaría bloquear el Estrecho de Ormuz y ahí se perderían unos 20 millones de barriles entre petróleo y derivados. Esto serían palabras mayores”, mantiene. En esa hipótesis, la peor a su entender, “el precio del petróleo se podría ir a los tres dígitos y España sufriría mucho”. ¿Los motivos? “Tenemos más transporte terrestre que otros países europeos, somos grandes importadores de crudo, tenemos compañías que dependen de esto y que exportan fuera… Eso sí podría ser una gran crisis del petróleo a nivel mundial que pondría en serias dificultades a España”, admite.
En esa posibilidad más extrema, habría que agregar otro problema: si se estrangula el Estrecho de Ormuz, “todo el gas natural licuado que viene sobre todo de Qatar, tampoco podría salir o tendría grave riesgo de ser atacado, como ocurre ahora mismo en el Mar Rojo”. Con todo, el catedrático ve elementos que le hacen confiar en que Irán “pueda tener una cierta moderación”. Los expone: “Primero porque saben que no pueden vencer a Israel en una guerra, segundo porque siguen siendo actores racionales y no quieren tirar por la borda una cierta mejoría económica y el aumento de exportaciones petroleras que han registrado en los últimos años, ya que les pondría al borde de ser expulsados por su propia población. Y tercero, porque hay otros actores como China, por ejemplo, que son los grandes compradores que han permitido ese cierto resurgir iraní, que intentarán mediar”. No obstante, “todo dependerá del nivel de represalias que adopte Israel”, incide, consciente de que “la situación es de máximo riesgo" y "puede haber un accidente, agentes que actúen por libre… Pueden pasar muchas cosas”, cierra.
Efectos en el abastecimiento y ligados a la estrategia militar
De su lado, Rafael Calduch, catedrático emérito de Relaciones Internacionales en la Universidad Camilo José Cela, ve “dos efectos económicos a considerar” más allá de que los precios del gas y del petróleo trepen. “Uno tiene que ver con el tránsito del abastecimiento”, dice, y no sólo del crudo, igualmente “de bienes y servicios”, puesto que “España es muy dependiente de la importación de determinados productos industriales de China”. Señala que “ese abastecimiento se hace en un 80% a través del mar y en este momento la ruta del Mar Rojo se ha complicado por los ataques de los hutíes”, una milicia fundamentalista aliada de Irán y en el punto de mira del Gobierno israelí, que ataca buques comerciales en el estrecho de Bab al Mandeb, puerta al Canal de Suez.
“Recurrir a la ruta larga a través de Cabo Verde y rodeando África, significa el encarecimiento de los fletes y demoras en los plazos de abastecimiento”, afirma el catedrático. Esto repercutirá “en general a toda la Unión Europea”, pero “a unos países más que a otros”. En concreto en España lo hará doblemente, al ser “destinataria de los productos que vienen de extremo oriente y zona de tránsito donde recalan buena parte de los flujos de mercancías que se realizaban por el Mediterráneo, con el puerto de Algeciras como referencia”.
A continuación, Calduch coloca el foco en el Estrecho de Gibraltar. “Si hay una escalada del conflicto importante, los norteamericanos desplegarán la flota del Mediterráneo y eso automáticamente incrementará la inseguridad del tráfico aéreo y marítimo de todo el Mediterráneo y, por tanto, los costes de seguros para los flujos de mercancías y de personas”. “Esto es otro efecto económico indirecto -agrega- que, si crece sobre todo el enfrentamiento militar con Irán y con Siria, nos afectaría”, concluye.
La incertidumbre "nunca es buena"
Otras fuentes del ámbito económico temen que la crisis en la región pueda “frenar la recuperación de una Europa en la que estados como Alemania y Francia no acaban de tirar”, lo que podría acabar influyendo en la economía española que “va mejor”. “Si la inflación vuelve a subir, los bancos centrales podrían virar de nuevo en sus políticas de bajadas de tipos”, con lo que “variables como el consumo de los hogares podrían sufrir”.
Por último, añaden que “la incertidumbre nunca es buena para la economía” y cuestiones como la inversión, “débil aún en España, pueden resentirse más y complicar el futuro”. Al margen de que no hay que descartar que la UE “sea vea obligada a acrecentar el gasto en defensa y seguridad”, con lo que habrá “de detraer los recursos de otras áreas y se ralentice el crecimiento”. En cualquier caso, las fuentes sondeadas insisten en que “todavía es pronto para valorar el alcance económico de lo que está sucediendo en Oriente Medio”.