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CONFLICTO MUNICIPAL

Una nueva huelga de basuras amenaza Madrid en plena campaña electoral

FCC retira el despido de 146 trabajadores de la recogida de basuras de Madrid

La amenaza de una huelga que vuelva a llenar las calles de Madrid de basura se resolverá el próximo miércoles tras la reunión que mantendrán el comité de empresa de los trabajadores y los responsables de Cespa-Urbaser, la nueva adjudicataria del servicio. Según fuentes sindicales y empresariales, el Ayuntamiento de Madrid ya ha concedido a esa Unión Temporal de Empresas (UTE) con participación de la filial de ACS, el contrato de recogida de basuras de los 14 distritos que componen la periferia de la capital, aunque no lo haya formalizado todavía. El millar de trabajadores que prestan ese servicio para la anterior adjudicataria, FCC, temen ahora por sus empleos y sueldos: Cespa-Urbaser ha ganado el concurso ofreciendo una rebaja imbatible de precio del 10,7%. La plantilla sospecha que se la van a cobrar a ellos.

UGT, el sindicato mayoritario en un comité de empresa donde también se sientan CCOO y CGT, envió el pasado día 1 una carta a la filial de Florentino Pérez para exigirle garantías “por escrito” de que respetará las condiciones fijadas en los pliegos de la licitación. Reclaman que no ejecute despidos ni reducciones de plantilla, respete las condiciones económicas y sociales de los trabajadores, reconozca a los delegados sindicales y no tome represalias contra los trabajadores si el servicio no se presta en condiciones por motivos ajenos a ellos. Según establece el concurso, la nueva adjudicataria debe incorporar a toda la plantilla que ahora emplea FCC. Es una práctica habitual en las subcontratas.

El responsable de UGT en el comité de empresa, Miguel Ledesma, reconoce que el pliego de condiciones del concurso es muy “garantista”, pero recalca que los trabajadores “no se fían”. Exigen una seguridad “adicional”, que esperan conseguir el miércoles. Y no sólo por la rebaja del 10,7% ofertado por Urbaser. También sospechan del problema organizativo” que puede suponer la división de la recogida de basuras entre dos empresas distintas. Desde 1940 y hasta ahora, ha sido FCC, el grupo de las hermanas Koplowitz, el adjudicatario de los dos contratos de que se compone el servicio en Madrid: el de los 14 distritos de la periferia y el de los siete restantes del centro. El primero quedará en manos de Cespa-Urbaser durante los próximos 13 meses, mientras que el segundo seguirá a cargo de FCC hasta que expire el año próximo y salga a concurso.

Pues bien, mientras FCC mantenía ambos, la empresa “compartía recursos humanos y materiales entre ambas zonas”, corrobora Miguel Ledesma y fuentes de la propia compañía. Por ejemplo, compartían los camiones, un total de 239. Algo que ya no podrá seguir haciendo. “Y no hay previstas nuevas inversiones en más camiones”, destaca el responsable de UGT. FCC reconoce que entre 30 y 40 de esos vehículos están malas condiciones tras 12 años de servicio –“su vida media no debería superar los ocho años”, advierte–. Ledesma teme que el servicio termine prestándose de forma deficiente o que el “problema organizativo” se traslade a los trabajadores. También recelan de que terminen siendo obligatorios los turnos de noche, que hasta ahora eran voluntarios para los mayores de 55 años.

“Nadie quiere ver una huelga de basuras en Madrid”, replican inmediatamente fuentes del ayuntamiento. Menos aún en plena campaña para las elecciones municipales de mayo. El recuerdo de la huelga de los barrenderos del pasado mes de noviembre, que obligó a la corporación y a las empresas concesionarias a una negociación titánica con los sindicatos, pesa sobre todos los implicados en el posible conflicto. La huelga de la limpieza viaria en Madrid duró sólo 13 díassólo. Pero la que sembró de basuras las calles de Lugo este verano se prolongó durante dos meses. Y la empresa que mantuvo tan largo pulso con los sindicatos en la ciudad gallega fue, precisamente, Urbaser.

Madrid está sucio

Además, la amenaza toca una fibra especialmente sensible para los ciudadanos de la capital. Las fuentes municipales admiten que Madrid ha padecido “un problema de limpieza viaria este verano”. Aunque también lo justifican: “La capital tiene el mejor servicio de limpieza que se puede permitir, le ha dedicado el dinero que tiene tras equilibrar la deuda de 7.000 millones de euros que le dejó el anterior equipo de gobierno”.

En efecto, las quejas ciudadanas por la suciedad de las calles se suceden en los últimos meses, sumadas a la alarma por la caída, en algunos casos, letal, de las ramas de los árboles por falta de podas. Con la rebaja del servicio a que el ayuntamiento obligó a las concesionarias en 2013, el número de barrenderos se ha reducido en al menos un 30%. Y eso sólo se refiere a la limpieza viaria. La recogida de basura ya ha sufrido un recorte de rutas desde 2008 que alcanza al 20%, resalta Miguel Ledesma. Fue el resultado de la rebaja del 20% en el canon –el tope máximo permitido por el anterior contrato– que ejecutó el ayuntamiento. Pero no el único. También se tradujo en una reducción de los “derechos sociales, vacaciones, libranzas” de la plantilla, apunta el responsable de UGT. “Estamos al límite de lo que podemos tolerar en nuestras condiciones laborales”, advierte. Con un peligro añadido: el año próximo los sindicatos deberán sentarse con el nuevo adjudicatario para negociar la renovación del convenio colectivo. Otro motivo más de tensión que coincidirá con la campaña electoral.

Huelga indefinida en la recogida de basuras de Madrid desde el día 15

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Lucha de gigantes

“El Ayuntamiento de Madrid hará todo lo posible para evitar el conflicto”, prometen las fuentes municipales, que lo reducen a “un problema sindical”. También lo atribuyen a los “perdedores” del concurso. FCC, por su parte, no va a impugnarlo, pese a que cifra hasta en un 17,42% la rebaja de precio ofrecida por Cespa-Urbaser, si se le añaden los más de cinco millones de euros que ésta deberá aportar para amortizar instalaciones. “El contrato es inviable”, aseguran, aunque rechazan que pueda considerarse una “baja temeraria”. “Promete recoger escombros y contenedores en sólo una hora, y es imposible”, señalan, “también utilizarán camiones diésel, pese a estar prohibidos, en lugar de propulsados con gas”. En liza entre ambos gigantes, un suculento contrato para recoger los 20.000 metros cúbicos de basura que genera Madrid al día.

Las fuentes municipales creen que las garantías del pliego del concurso y el precio fijado por el ayuntamiento –72 millones de euros, nueve millones por encima de los que pagó FCC en su último contrato– impiden que los trabajadores sufran recortes en sus salarios. Ellos, por el contrario, recuerdan los precedentes: la primera medida que adoptaron las concesionarias de la limpieza viaria tras recortarles el canon el consistorio fue repercutir la rebaja sobre la plantilla. Además, Cespa-Urbaser, como antes FCC, cobra por tonelada de basura recogida. El ayuntamiento dice haber subido ahora el precio de esa sucia mercancía. Pero, como en casi todo, la crisis también ha hecho mella en el sector del desperdicio, cuyo volumen ha caído en Madrid un nada despreciable 30% desde 2007.

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