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País Vasco y Andalucía son las comunidades autónomas donde el coste social del paro es más alto

La tasa de paro cada vez dice menos a los expertos del mercado laboral. De hecho, centrar la atención sólo en la fría cifra del número de desempleados puede ofrecer una visión distorsionada del coste que el paro supone para la sociedad. Es lo que dicen Lucía Gorjón, Sara de la Rica y Antonio Villar, tres estudiosos del mercado de trabajo que han creado un indicador para medir el coste social del desempleo. Según explican en un estudio para Iseak, un grupo de investigación impulsado por la catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco Sara de la Rica, la tasa de paro oculta la presencia de grandes asimetrías en el mercado laboral: diferencias en la duración del desempleo, en las prestaciones que se cobran y en la probabilidad de volver al trabajo.

Por ejemplo, el paro de larga duración es mucho más resistente a la recuperación económicaresistente, por lo que, al mismo tiempo que en España se ha recortado a muy buen ritmo el número total de desempleados desde 2014 –a razón de medio millón al año–, la permanencia media de los parados de larga duración –quienes llevan más de un año sin trabajo– en el desempleo ha aumentado.

La combinación del número de parados, la pérdida de ingresos que sufren al quedarse sin trabajo, la duración del periodo de desempleo y la probabilidad de encontrar un nuevo puesto configuran el coste social del paro. Y Gorjón, De la Rica y Villar han constatado que éste es muy dispar dependiendo de la comunidad autónoma. El mayor coste lo soportan País Vasco, Andalucía y Asturias. Curiosamente, el País Vasco es la comunidad autónoma con menor tasa de paro, y Andalucía, la tercera con mayor tasa. Si se establece en 100 la media nacional, el País Vasco tiene un coste social de 189 y Andalucía de 168. Asturias, de 141. Detrás de estas cifras el motor principal resulta ser la duración media del desempleo. Donde más tiempo permanece un parado sin trabajo es en el País Vasco, 28,4 meses de media, seguido de Andalucía, con 24,5 meses. En Asturias, la permanencia media es de 19,9 meses.

Paro registrado y duración del desempleo

Claro que las razones de esa extraordinaria duración son distintas en cada comunidad autónoma. El estudio se ha basado en los datos del paro registrado en las oficinas públicas de empleo en 2015, no en los de la Encuesta de Población Activa (EPA), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). Como no todos los que pierden su empleo se apuntan a las listas del paro, la diferencia entre el desempleo registrado y el medido por la EPA suele ser de casi 400.000 personas a favor de esta última. Pues bien, en el País Vasco el porcentaje de paro registrado es el más bajo de España, un 13,98% en 2015, pero el número de quienes se apuntan en las oficinas de empleo es, por el contrario, más elevado que en resto del país, explica Lucía Gorjón a infoLibre. Porque para percibir la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) es requisito indispensable estar registrado en el servicio público de empleo, independientemente de la situación laboral. Según las estadísticas del Gobierno vasco, en 2015 había 150.000 parados registrados en esa comunidad autónoma, de una población total de dos millones de habitantes. Percibían entonces la RGI 64.726 personas, que cobran unos 625 euros al mes.

La RGI no es un subsidio de desempleo, sino una medida para reducir la pobreza, lo que explica la larga permanencia de sus beneficiarios en los registros del paro. Pero tampoco significa necesariamente que desincentive la búsqueda de empleo, precisan Gorjón y de la Rica en otro estudio. Según sus datos, la RGI “no retrasa en sí misma la salida hacia un empleo” sino que, por el contrario, la formación que reciben sus beneficiarios “tiene un fuerte impacto positivo en la reincorporación al empleo de sus usuarios”.

Por el contrario, en Andalucía, la elevada incidencia del paro, con una tasa de casi el 22%, determina su alto coste social. También una mayor duración media del desempleo y una probabilidad de regresar al mercado laboral más baja que en el País Vasco. Andalucía resulta ser la comunidad autónoma con menor desigualdad entre sus parados, donde éstos son más homogéneos, 69 sobre 100. Baleares, donde la duración media del paro es la menor de todo el país, sólo 8,6 meses, es también la comunidad con mayor desigualdad entre sus parados. De hecho, duplica la media nacional con un índice de 200: la mayoría encuentra trabajo antes que en ningún otro sitio gracias al empleo estacional en el turismo, por lo que su tasa de paro de larga duración es la menor de España –sólo el 24,4% supera los dos años sin empleo, por el 43,6% de la media nacional–.

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En el lado opuesto de la clasificación, Extremadura y Castilla y León son las comunidades que soportan un menor coste social respecto de sus tasas de paro, que también se encuentran entre las más elevadas. Si, como queda dicho, la media nacional se sitúa en 100, el coste social del paro en Castilla y León tiene un valor de 83, y de 85 en Extremadura. En ambos casos la permanencia en el desempleo se sitúa un poco por debajo de la media nacional –18,8 meses–, con 15,7 meses en Castilla y León, y 14,8 en Extremadura. En ambas comunidades, la disparidad interna entre sus colectivos de parados es pequeña, 93 sobre 100.

En cualquier caso, el menor coste social del paro lo atribuye el estudio a Baleares, con un índice del 33%, seguida por Navarra –60%–, Aragón y La Rioja –62%– y Cataluña –65%–. Madrid soporta un coste del 73%, también entre los menores. En estos casos, además de unas menores tasas de paro y menor duración del desempleo también coincide una mayor heterogeneidad entre los parados: mayor brecha entre quienes vuelven con cierta rapidez al mercado laboral y quienes quedan atrapados en el desempleo de larga duración.

Según los datos del estudio de Iseak, la probabilidad de seguir en el paro es muy alta en todas las comunidades autónomas y la variación entre unas y otras, muy pequeña –entre 0,92 en Cantabria y 0,97 en Asturias–. Por lo que se refiere a la pérdida de ingresos que sufre un trabajador cuando se queda sin empleo, la media nacional es de un 35,3%, más de un tercio de lo que cobraba cuando estaba activo. Donde menos pierde es en Baleares, un 30,6%, y donde más, en el País Vasco, un 40,5%. En las islas, con el predominio del trabajo en el sector turístico, el salario por hora es de los más bajos –14,11 euros–, mientras que el País Vasco cuenta con la retribución más alta –18,41 euros– del país.

La tasa de paro cada vez dice menos a los expertos del mercado laboral. De hecho, centrar la atención sólo en la fría cifra del número de desempleados puede ofrecer una visión distorsionada del coste que el paro supone para la sociedad. Es lo que dicen Lucía Gorjón, Sara de la Rica y Antonio Villar, tres estudiosos del mercado de trabajo que han creado un indicador para medir el coste social del desempleo. Según explican en un estudio para Iseak, un grupo de investigación impulsado por la catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco Sara de la Rica, la tasa de paro oculta la presencia de grandes asimetrías en el mercado laboral: diferencias en la duración del desempleo, en las prestaciones que se cobran y en la probabilidad de volver al trabajo.

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