El secretario de Política Sindical de UGT, Mariano Hoya, se preguntaba hace dos semanas cuándo iba estallar “la bomba” que a buen seguro iba a detonar la CEOE en la mesa donde se discute la derogación de la reforma laboral de 2012. El artefacto, en forma de enmienda a la totalidad, la presentó la patronal el pasado 30 de noviembre, con un texto donde introducía asuntos que no estaban en la agenda de la negociación y otros que se situaban en las antípodas de los debates que se habían mantenido hasta el momento: desde más facilidades para el despido colectivo hasta la prioridad de los convenios de empresa sobre el sectorial, un punto que sindicatos y Gobierno consideraban ya cerrado.
Hoya asegura que se trata de la técnica negociadora habitual de la CEOE. Lo que ve con peores ojos es que “le está saliendo demasiado bien”. Porque el Gobierno, ansioso por incluir a los empresarios en el acuerdo final, cede más de lo que UGT le gustaría. “[El Ejecutivo] Cree erróneamente que al final habrá un acuerdo con ellos [la patronal], pero ahora no está en condiciones de alcanzar un acuerdo con nadie”, protesta el dirigente ugetista.
“No vamos a aceptar lo que está ahora en la mesa”, advierte Mariano Hoya, quien teme que, en un intento para atraer a la CEOE, termine por no haber acuerdo. "Y lo que vayamos a conseguir", lamenta, "en lugar de una reforma laboral sea un lavado de cara”.
De momento, recapitula el vicesecretario de UGT, sólo hay “casi” un acuerdo en lo que los contratos formativos se refiere. Ni siquiera la ultraactividad –la prórroga automática de los convenios colectivos cuando caducan y mientras se negocia su renovación–, donde parecía que las ideas de sindicatos y patronal parecían ajustadas, está cerrada. “Saben que lo tienen perdido, pero la mantienen como elemento de negociación”, protesta Hoya.
Contratos temporales de 90 días como máximo
Sobre los contratos temporales, UGT tampoco ve avance alguno pese a la nueva propuesta que el Ministerio de Trabajo presentó este mismo martes: establecer límites a la contratación temporal pero por días, y no por número de trabajadores en relación al tamaño de la empresa como en su planteamiento anterior. Mariano Hoya dice, sin embargo, que prefiere mantener los porcentajes de plantilla. “Así queda todo perfectamente definido”, zanja.
CCOO, por el contrario, habla de “consenso en la filosofía y en el esquema de contratación que se perfila en la propuesta”. Mucho más conciliador, CCOO dice que, tras las cinco horas de reunión por videoconferencia de este martes, se “van acercando algunas posturas, que vienen a suponer avances”. Aunque no por ello deja de apuntar a la existencia de “importantes diferencias” que impiden cerrar los textos.
“Tenemos que publicar esa norma antes del 31 de diciembre y, créanme, lo vamos a hacer”, avanzó la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el pasado lunes en Bruselas. Por si quedaba alguna duda, subrayó que la reforma se encuentra en “la pista de salida para la publicación en el BOE”. Desde hace dos semanas, se han aumentado el número de reuniones semanales de la mesa, con la vista puesta en un acuerdo que “Yolanda Díaz necesita” y los sindicatos quieren “porque es bueno para el país”, en palabras de Mariano Hoya.
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Este martes, el ministerio propuso que los contratos de corta duración para puntas ocasionales de trabajo no puedan exceder los 90 días. A los sindicatos les parecen demasiados y plantean dejarlos en 60 días. La patronal aseguró que los empresarios agrarios, agrupados en Asaja, no podían aceptar menos de 120 días.
Así que el Gobierno se ha comprometido a elaborar un nuevo texto para el próximo viernes, que deberá mantener la causalidad de los contratos temporales, una cuestión que para los sindicatos es capital. En su propuesta de máximos, la CEOE había planteado seis causas de producción y cuatro de sustitución para los nuevos contratos temporales. Hasta ahora, el abuso que en España hacen las empresas del empleo temporal se debe sobre todo a la “descausalización” de estos contratos: se firman para todo tipo de puestos y actividades, incluidas las permanentes.
El próximo viernes la mesa también volverá a discutir la regulación de los contratos fijos discontinuos, que son los que, en opinión de los sindicatos, deberían utilizarse siempre para necesidades que se repiten cíclicamente todos los años. La CEOE, por el contrario, quiere canalizar este tipo de contratos a través de las empresas de trabajo temporal (ETT). Y que no se compute como antigüedad todo el tiempo en que se trabaje con contratos fijos discontinuos.
El secretario de Política Sindical de UGT, Mariano Hoya, se preguntaba hace dos semanas cuándo iba estallar “la bomba” que a buen seguro iba a detonar la CEOE en la mesa donde se discute la derogación de la reforma laboral de 2012. El artefacto, en forma de enmienda a la totalidad, la presentó la patronal el pasado 30 de noviembre, con un texto donde introducía asuntos que no estaban en la agenda de la negociación y otros que se situaban en las antípodas de los debates que se habían mantenido hasta el momento: desde más facilidades para el despido colectivo hasta la prioridad de los convenios de empresa sobre el sectorial, un punto que sindicatos y Gobierno consideraban ya cerrado.