"Podría disfrazar los motivos por los cuales dejo el fútbol pero no lo voy a hacer: lo dejo por cuestiones de salud mental y lo comparto para aquellos que me lean y se den cuenta de que no están solos, que en esta vida hay que priorizarse por encima de de todo, que desde que nacemos hasta que morimos solo tú vas a estar contigo, y hay que cuidarse. Y yo digo adiós para cuidarme". Irene López abandonó el fútbol profesional hace ya dos años y con sólo veinte primaveras a sus espaldas. La que fuera una de las jóvenes promesas del fútbol femenino, dio un paso atrás con estas palabras, buscando priorizar su salud mental y consciente de que no encontraría remedio dentro de la institución.
No es la única jugadora atormentada por el mismo mal. "Sentía que mi pasión, lo que llevaba siendo mi pasión desde los cuatro años, había dejado de serlo. No me ilusionaba venir a entrenar, lo pasaba mal. Irme de mi casa eran los momentos más duros. Entré en un bucle de negatividad y de rechazo". La que habla es Laura Gutiérrez, Laurina, delantera en el Deportivo. Hoy lo recuerda así: "Había que trabajar para volver a tener una parte estable sobre la que sostenerme".
Sus vivencias no son anecdóticas: el 78% de las futbolistas profesionales ha experimentado síntomas de depresión, estrés o ansiedad. Son algunas de las secuelas que deja el deporte de élite sobre las jugadoras, según ha constatado el sindicato Futpro a través de su informe La salud mental en el fútbol femenino, presentado este martes.
Pero hay más. El 60% de las futbolistas con síntomas afirma no haber encontrado apoyo en su club. El 91,7% reconoce que no se sentiría cómoda contando que sufre algún problema de salud mental y el 96% de ellas están convencidas de que sus compañeras ocultan este tipo de dolencias por temor a las consecuencias laborales. Casi el 70% de las futbolistas encuestadas señala a las exigencias de los clubes como origen de los problemas de salud mental. "Cuando se trata de la cabeza no se toma tan en serio. No se ve, es un dolor silencioso y eso parece que lo hace menos dolor a ojos de los demás, sobre todo de quien no lo ha vivido", reflexiona la futbolista compostelana Andrea Carid. La media de edad de las jugadoras que han respondido al cuestionario es de veintiséis años.
La gran asignatura pendiente
A pesar de la incidencia de los problemas de salud mental entre las futbolistas, hasta ahora el deporte de alto rendimiento tendía a percibirlo "como una debilidad", reseña el estudio. "Se ha demostrado que el deporte de élite y el ambiente generado a su alrededor podría comprometer la salud mental, aumentando síntomas y siendo un gran problema a tratar. La constante necesidad de rendir al máximo nivel, combinada con factores externos como las expectativas de los aficionados, la cobertura mediática y la gestión de la vida personal y profesional, puede contribuir a un aumento en la prevalencia de síntomas de ansiedad, depresión y otros trastornos mentales", completa el sindicato.
Los datos, basados en entrevistas a jugadoras profesionales de quince clubes, revelan también que el 66% de las futbolistas entrevén mayores posibilidades de sufrir una lesión a consecuencia de la alta exigencia de su club y el 14% admite haber padecido algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria. "La confianza de las deportistas en las instituciones es muy baja y es preocupante que este dato se vea aún más reducido año a año", lamentan desde la asociación.
Existen, eso sí, algunas diferencias en lo que respecta a la confianza institucional: el 54,2% de las futbolistas afirma que sí se sentiría cómoda expresando sus problemas de salud mental a su club, pero sólo el 8,3% lo verbalizaría en la liga para buscar ayuda. "Aunque la salud mental está afectando a una gran parte de los atletas de élite, todavía no recibe la atención que merece", valora Futpro. "La salud mental en el deporte de élite es la gran asignatura pendiente".
Recursos y apoyo mutuo
Si la presión y las altas expectativas están detrás de la mayor parte de problemas de salud mental que reseñan las jugadoras, la receta del sindicato que se ha encargado de entrevistarlas es clara: apoyo, acompañamiento y recursos. Para Futpro, es fundamental el acceso a psicólogos deportivos, además de promover la educación sobre la importancia del bienestar mental en el rendimiento deportivo.
En ese sentido, es clave también "establecer expectativas realistas y metas alcanzables para la recuperación" cuando se produzcan lesiones físicas, siempre en paralelo a los programas de "apoyo financiero para cubrir gastos médicos y de rehabilitación".
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En cuanto a la búsqueda de ayuda, los retos son diversos. Primero, construir las condiciones necesarias para que esa ayuda se pueda prestar, a través de cuestiones como la garantía de confidencialidad, privacidad y formación específica. Segundo, sensibilizar sobre "la importancia de buscar ayuda profesional cuando sea necesario".
Futpro coloca sobre la mesa también una serie de cuestiones atravesadas por una visión de género. En lo que respecta a la conciliación, la fórmula es evidente: flexibilización de horarios, promover un descanso adecuado y brindar acceso a recursos de conciliación familiar, como cuidado infantil y asesoramiento parental. En cuanto al sexismo dentro del fútbol, el sindicato reclama "políticas de igualdad de género y programas de sensibilización", además de fomentar la "representación y participación equitativa de mujeres" en todos los niveles.
Finalmente, la organización pone la mirada sobre la puerta de salida del fútbol profesional, un momento crucial en términos de salud mental. Futpro habla de "prepararse para la vida después del fútbol" a través del apoyo mutuo: desde la puesta en marcha de programas de transición, hasta la orientación profesional. Pasando, claro, por establecer una "red de apoyo para exjugadoras".
"Podría disfrazar los motivos por los cuales dejo el fútbol pero no lo voy a hacer: lo dejo por cuestiones de salud mental y lo comparto para aquellos que me lean y se den cuenta de que no están solos, que en esta vida hay que priorizarse por encima de de todo, que desde que nacemos hasta que morimos solo tú vas a estar contigo, y hay que cuidarse. Y yo digo adiós para cuidarme". Irene López abandonó el fútbol profesional hace ya dos años y con sólo veinte primaveras a sus espaldas. La que fuera una de las jóvenes promesas del fútbol femenino, dio un paso atrás con estas palabras, buscando priorizar su salud mental y consciente de que no encontraría remedio dentro de la institución.