JUICIO CONTRA LUIS RUBIALES

Escuchar a la víctima y frenar la "chulería": las buenas prácticas del juez del 'caso Rubiales'

El juez José Manuel Fernández-Prieto durante el juicio contra Luis Rubiales.

No es extraño que desde este lunes, día en que empezó el juicio a Luis Rubiales por un presunto delito de agresión sexual y otro de coacciones, todas las miradas estén puestas en el magistrado que instruye el caso. La lupa sobre el juez tiene especial sentido en un momento de cuestionamiento generalizado en los tribunales a las víctimas de violencia machista y sexual, especialmente después del episodio sucedido con el magistrado que a mediados de enero interrogó a Elisa Mouliaá, protagonizando un despliegue de estereotipos, comentarios y sesgos machistas. José Manuel Fernández-Prieto, en cambio, parece estar destacando por todo lo contrario.

En el año 2018, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), puso en marcha una guía de buenas prácticas judiciales para garantizar la protección y el acompañamiento de las víctimas de violencia machista durante todas las fases del proceso judicial. El documento, actualizado hace ahora tres años, incluye un apartado sobre los derechos de las víctimas el día del juicio.

Entre ellos, destaca uno: "Recibir un trato respetuoso". La guía explica que la víctima debe ser atendida por "todos los intervinientes (juez y presidente del tribunal, fiscal y letrados de acusación y defensa) teniendo en cuenta la situación de victimización que han sufrido y los efectos psicológicos que puede haberles provocado la comisión del hecho". La guía recomienda "adecuar el nivel del lenguaje que se emplee a las circunstancias de la víctima, a fin de que pueda entender todo lo que se le dice y pueda expresarse conforme a dicha comprensión".

El juez, según establece el documento, debe tomar todas las medidas necesarias para evitar que se formulen preguntas relativas a la vida privada de la víctima que no tengan relevancia con el hecho delictivo enjuiciado. El magistrado deberá velar además por impedir que "se hagan a la víctima preguntas" dirigidas a que "pueda sentirse culpable de tener que acudir a la justicia".

"Hasta la saciedad ha dicho que no consintió"

Fue la propia Jennifer Hermoso la primera en sentarse en sede judicial para responder a las preguntas de las partes, siempre arbitradas por el juez Fernández-Prieto. Y es ahí donde ha destacado la labor del magistrado.

La abogada Luis Rubiales fue interrumpida en distintas ocasiones por el togado, especialmente empeñado en tratar que los letrados no se desviaran de los hechos juzgados. Olga Tubau trató hasta en dos ocasiones de preguntar por actuaciones de terceras personas. Primero, interrogó a la denunciante sobre unas manifestaciones que hizo su hermano. Después, sobre la actitud de sus compañeras. En ambas ocasiones el juez le instó a echar el freno. "Declaraciones ajenas, no", dijo en primer lugar. "Tampoco es el concepto de este enjuiciamiento lo que sintieron las compañeras", añadió después.

Tubau trató de poner el acento, además, en la conducta de la víctima tras los hechos narrados. En un contexto de celebración por la victoria femenina en Sídney (Australia), la letrada destacó la actitud despreocupada de la denunciante. Se centró en dos momentos: un directo retransmitido por instagram alrededor de la celebración y otro vídeo en el que la jugadora reacciona a una viñeta sobre el beso. "Ya ha respondido antes, continuemos", cortó el juez enseguida. "Ya lo ha dicho: primaba la celebración de la Copa del Mundo", volvió a señalar más adelante, evitando de esta manera una reiteración que tendría impacto sobre la víctima y su bienestar.

Fue precisamente en ese momento cuando la futbolista quiso añadir una apreciación, buscando el visto bueno del juez: "Me gustaría decir si puedo…", introdujo ella, a lo que el magistrado accedió. "Mi actitud no quita lo que yo siento. No tengo que estar llorando en una habitación ni haberme tirado al suelo para dar a entender que eso no me gustó", zanjó la jugadora.

Pero no es la defensa la única parte a la que el juez se dirigió con actitud beligerante. El mismo proceder lo escenificó con la fiscal de la Audiencia, Marta Durántez. Cuando quiso amarrar el testimonio de Jennifer Hermoso respecto a si hubo o no consentimiento en el momento del beso, el juez decidió inadmitir la pregunta: "Hasta la saciedad ha dicho que no consintió, que no quería y que no le gustaba".

Preguntas "impertinentes"

También con la intención de evitar que la víctima volviera a relatar lo sucedido, el juez puso coto a más preguntas de las partes. El abogado de Jorge Vilda, Jordana de Pozas, trató de preguntarle a la jugadora si "tanto le marcó" lo que en su momento le dijo el exseleccionador. "Le marca y le desilusiona que no se interese por ella, eso es lo que yo he entendido", interviene el juez, librando a la futbolista de la obligación de dar explicaciones.

Fernández-Prieto también interrumpe en varias ocasiones tanto a la Fiscalía como a la defensa, cuando estas se desvían de los hechos, por ejemplo preguntando por la decisión de la seleccionadora Montse Tomé de no convocarla. "Es impertinente, no estamos enjuiciando una venganza. Aunque hubiera sido convocada, si la coacción existía, existía", razonó el juez.

El abogado de Rubén Rivera, exdirector de márketing de la Federación Española, llegó a preguntar si las jugadoras habían consumido alcohol en la víspera de su viaje a Ibiza para celebrar la victoria. "Es impertinente, no tiene nada que ver", cerró, una vez más, el togado.

Contra la "chulería"

Si el juez se mostró cuidadoso con la víctima, durante la segunda sesión del juicio quedó patente que también es capaz de ser inflexible con los testigos.

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"Yo no vengo para hablar de ese tema". Fue la respuesta de Luis de la Fuente, actual seleccionador masculino, a una de las preguntas de la fiscal en torno a su presencia en una reunión extraordinaria, central para determinar la existencia de las supuestas coacciones a Jennifer Hermoso. "Perdón, usted viene a hablar de lo que se le pregunte. Uno no elige de lo que va a hablar. Viene como testigo a responder a lo que se le pregunte (...) con la obligación de decir la verdad", le interrumpió enseguida el juez.

Sin embargo, el momento que más ha destacado de la jornada tiene que ver con la confrontación entre el juez y el exdirector de comunicación de la Federación Española, Pablo García Cuervo. A preguntas de la acusación popular sobre quién y cómo autoriza la difusión de un comunicado posterior a los hechos ocurridos en suelo australiano, el exdirectivo respondió: "Eso usted debería saberlo, si se ha preparado el juicio". El juez intervino de inmediato: "¡Por favor, no! ¡Ya está bien!". García Cuervo, no obstante, no se dio por aludido, ignoró al magistrado y prosiguió con su reproche a la acusación: "Si usted se ha preparado el juicio…". 

El juez se vio obligado a cortarle de nuevo y levantando la voz exclamó: "Perdone, mi paciencia está llegando a un límite. Viene aquí a declarar, basta ya de esas contestaciones. Quiero saber las cosas con claridad, no con chulería".

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