IGUALDAD

El Gobierno modificará los códigos de las bajas por regla dolorosa para proteger la intimidad de las mujeres

Imagen de una mujer con dolores menstruales.

Cuando la anterior ministra de Igualdad, Irene Montero, deslizó la posibilidad de crear un nuevo permiso específico para reglas dolorosas, sembró sin saberlo la discordia. Los socios del Gobierno no tenían claro la viabilidad de las nuevas bajas y ni siquiera los sindicatos se ponían de acuerdo. Más de un año después de que la reforma de la Ley del aborto saliera adelante, la baja menstrual sigue suscitando debate. Esta vez, a cuenta del derecho a la intimidad de las mujeres.

Por partes. ¿Qué dice la ley? "A fin de conciliar el derecho a la salud con el empleo, se reconoce a las mujeres con menstruaciones incapacitantes secundarias el derecho a una situación especial de incapacidad temporal en los términos establecidos por el texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre". La legislación indica que ni la empresa tendrá que asumir el coste de la baja, ni la mujer deberá contar con un mínimo de tiempo cotizado. "El subsidio se abonará a cargo de la Seguridad Social desde el día de la baja en el trabajo", señala la Ley General de la Seguridad Social.

Las trabajadoras que sufren de menstruaciones incapacitantes podrán acogerse a este permiso sin un límite de tiempo definido: cada mujer, bajo prescripción médica, puede ausentarse de su puesto de trabajo los días que precise cada mes, en función de lo que dure el dolor incapacitante.

Vulneración del derecho a la intimidad

En diciembre del año pasado, una trabajadora afiliada a la Confederación Intersindical Galega (CIG) se percató, por casualidad, de que su empresa conocía el motivo de su baja. Y es que el permiso lleva asociado un código específico que deja en evidencia la naturaleza de la baja. Así lo reseñó en diciembre el sindicato gallego, quien denunció a la Seguridad Social ante la Agencia de Protección de Datos y ante los organismos de representación del INSS, por "vulneración de protección de datos" de las mujeres.

Y así lo ha puesto de relieve el BNG a través de una pregunta registrada el pasado mes de marzo en el Senado. El problema no afecta únicamente a las bajas por reglas dolorosas, sino a todas las incapacidades temporales de características especiales. Son cuatro, con sus cuatro códigos: 01, para las bajas por menstruaciones incapacitantes; 02, para las interrupciones de embarazo (voluntarias o no), 03 para las gestaciones a partir de la semana trigésimo novena de embarazo y 04 para las situaciones de covid que no sean consideradas accidente de trabajo. El INSS emitió en mayo de 2023 una instrucción en relación al sistema de comunicación de contingencias a las empresas, donde se recogían estas nuevas situaciones especiales marcadas cada una por un código propio.

Desde que se aplica la instrucción, "llega a las empresas un parte de la Seguridad Social a través del Fichero FIE con el código correspondiente que delata la situación especial de las mujeres que atraviesan por algunas de estas situaciones, vulnerando sus derechos a la protección de datos al revelar datos de salud sensibles. Las cuestiones de salud están protegidas y las empresas no pueden tener conocimiento de los diagnósticos en los partes de incapacidad temporal", recalca el partido nacionalista en su pregunta.

En la respuesta, el Gobierno reconoce –con matices– el problema. En primer lugar, recalca que "en ningún momento se indica de forma literal la situación especial que se corresponde con cada código" y destaca que la referencia a las peculiaridades de cada baja es condición necesaria para que "las empresas puedan identificarlas a efectos de realizar correctamente el pago". En caso de "no ser conocido por la empresa, no podría otorgarse al trabajador la mayor protección que se ha pretendido garantizar por la norma, que implica una regla de pago diferente al resto de afiliados del sistema por bajas por contingencias comunes", subraya el Gobierno. 

Sin embargo, a renglón seguido dice estar "trabajando en la refundición de los códigos en un código único para minimizar el efecto indicado, evitando así que las empresas puedan identificar la situación especial de incapacidad temporal concreta de que se trate dentro de todas las situaciones especiales existentes". infoLibre ha preguntado al Ministerio de Inclusión y Seguridad Social por los detalles de esta tarea, pero al cierre de esta edición no ha obtenido respuesta.

Por qué es perjudicial para las mujeres

"El Ministerio reconoce que hay un problema. Si no afectara exclusivamente a las mujeres, ya estaría resuelto". Habla Carme da Silva, la senadora del BNG que registró el interrogante y quien, en conversación con este diario, se pregunta cómo es posible que se pasara por alto en el momento de su diseño. "Lo que ha sido un avance importante para las mujeres", lamenta, se ha convertido en un nuevo obstáculo "sin resolver un año después".

Desde abril del año pasado, los trabajadores no tienen si quiera que entregar el parte de baja médica a su empresa: las comunicaciones se realizan entre las administraciones y los centros de trabajo. El objetivo, simplificar los trámites y eliminar burocracia. El empleado no tiene que comunicar, en ningún caso, el motivo de la baja y en la notificación que recibe la empresa no debe constar ningún dato que lo desvele.

Este principio se vulnera en el caso de las incapacidades temporales de características especiales, al llevar aparejado un código que a efectos prácticos deja al aire las razones de la baja. ¿Por qué supone un problema para las mujeres? "Se vulnera nuestra intimidad, pero además hay empresas que siguen penalizando este tipo de cuestiones", opina Nicolasa Castro, secretaria Confederal de Mulleres de la CIG. Las razones son evidentes. Si la empresa tiene conocimiento de que una de sus empleadas se acoge a la baja por interrupción del embarazo, puede deducir que está buscando ser madre. O si sabe que una de sus trabajadoras tiene reglas dolorosas, podría concluir que todos los meses se ausentará de su puesto de trabajo. Todo ello, puede suponer un perjuicio para las trabajadoras, asiente la sindicalista.

A Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT, el debate le resulta familiar. Ella fue precisamente una de las voces críticas con la medida desde el primer momento, una opinión que no resultó ser muy popular y que finalmente fue desoída. La polémica quedó finalmente guardada en un cajón y la medida salió adelante sin más trabas. Al menos hasta ahora. "Esto estaba claro", dice al otro lado del teléfono la sindicalista. "Una empresa no puede saber por qué estás de baja", pero las características especiales de este permiso hicieron que su sindicato aconsejara "mucho cuidado" desde que comenzó a dibujarse la propuesta. 

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"Hay que tener especial protección" con la confidencialidad de los datos, mucho más si se trata de "una enfermedad que además es incapacitante". Antoñanzas celebra la posibilidad de trazar un código único para que "la empresa simplemente sepa que se está de baja", pero no los motivos detrás de la ausencia. 

Castro, en cambio, alberga dudas respecto a la fórmula planteada por el Ministerio. "No sé si será suficiente" la refundición en un único paraguas, ya que incluso de esta manera sería muy sencillo para las empresas deducir la causa de la baja. Las opciones son cuatro: menstruación incapacitante, interrupción del embarazo, gestación en la semana trigésimo novena y covid. "El coronavirus ya apenas tiene efecto, el embarazo a término es evidente. Queda el aborto y la menstruación incapacitante, las dos que más nos ponen en riesgo a las mujeres, seguiría siendo muy fácil desvincularlas de las otras", reflexiona.

"Es un problema muy serio", agrega Carme da Silva, "son asuntos que afectan a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres", por lo que el Ministerio de Inclusión deberá "buscar la forma de que este código único se introduzca en los demás, para que se garantice la intimidad de las mujeres". Al final, lamenta, si "consigues ese derecho y para ejercerlo se vulneran otros, entramos en un círculo" que vuelve a poner en jaque a las trabajadoras.

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