“Esta es la dirección que está tomando el mundo en estos momentos. La moraleja que se puede extraer de esta peligrosa situación de pesadilla es simple: no dejes que suceda. Depende de ti”, advierte el escritor George Orwell poco antes de morir en el documental producido en 2003 por la cadena de televisión británica BBC. En la vida real, Orwell nunca concedió una entrevista ni fue filmado y, aun así, la advertencia en boca del actor Chris Langham tienen el mismo efecto que si la hubiera dicho el propio Orwell, gracias en parte a que los productores de la BBC utilizaron fragmentos del libro 1984 y otras de sus obras.
En la semana en la que se cumplen 69 años de la muerte del escritor ingles y dos del inicio del mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, periodo en el que el mandatario ha hecho 8.158 declaraciones falsas o engañosas, lo que equivaldría a un promedio de casi 5,9 mentiras en 2017 y casi 16,5 al día en 2018, según los datos del análisis elaborado por el Fact Checker del diario The Washington Post, esta advertencia resuena más que nunca y lleva a preguntarse: ¿que opinaría George Orwell si supiera que su obra distópica basada en el estalinismo describe muchos años después la realidad del trumpismo?.
Con 1984, Orwell presenta un futuro en el que Oceanía, antiguamente conocido como Reino Unido, es un estado totalitario en perpetua guerra con Eurasia y Asia Oriental. El Partido Ingsoc gobierna Oceanía y ha conseguido transformar a la población en una masa de gente no pensante sin más objetivos que el triunfo de la nación y de su líder, El Gran Hermano, gracias al control que ejerce la Policial del Pensamiento, la vigilancia continua y los cuatro ministerios: el Ministerio de la Paz, el Ministerio del Amor, el Ministerio de la Abundancia y el Ministerio de la Verdad, donde trabaja Winston Smith, el protagonista de la novela. Smith lleva casi veinte años reescribiendo la historia de Oceanía para alienarla con el pensamiento político del Partido pero una serie de acontecimientos, como embarcarse en una relación prohibida con Julia o descubrir la existencia de un grupo de disidentes llamado la Hermandad, le llevan a cuestionarse la veracidad de los hechos, los patrones que rigen la sociedad en la que vive y hasta la figura misma de El Gran Hermano y su poder.
George Orwell (1903-1950) fue pupilo de Aldous Huxley (autor de Un mundo feliz) en Eton, policía imperial británico en Birmania, lavaplatos en París, librero en Londres, miliciano del Partido Obrero de Unificación Marxista durante la Guerra Civil española, corresponsal de la BBC, editor literario y columnista en la revista Tribune, aunque es más conocido por su producción literaria, entre la que destaca 1984, Rebelión en la granja y Homenaje a Cataluña.
Lo que estás viendo y leyendo no es lo que está pasando
En julio de 2018, pocos días después de la Cumbre de Helsinki entre Trump y Putin en plena campaña de las elecciones legislativas, el presidente de Estados Unidos dio un discurso en la Conferencia de veteranos de la guerra de Vietnam en Kansas en el que pidió a los norteamericanos que no creyeran la “basura” que veían de "esa gente! (los medios de comunicación) pues se trataba de Fake News, y añadió, ”sólo recuerda, lo que estás viendo y leyendo no es lo que está pasando…”. Algo muy similar a aquello de “el Partido te pide que rechaces lo que ven tus ojos y escuchan tus oídos” de Orwell en 1984.
El presidente estadounidense, Donald Trump, junto a su homólogo ruso, Vladimir Putin
Desde ante incluso de tomar posesión del cargo, las evidencias de la intervención de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 han perseguido a Trump y, sin embargo, él se ha mantenido fiel al mandatario ruso. En enero de 2017, los jefes de la CIA, el FBI, la NSA y el Ciber Comando (la unidad de ciberguerra de las Fuerzas Armadas) así como el director nacional de Inteligencia de Estados Unidos se reunieron con el futuro presidente para informarle de la existencia del denominado informe Steele, elaborado por el ex espía británico Christopher Steele, en que se presentaban pruebas de la relación entre el Gobierno de Vladimir Putin y el propio Trump. El informe también hacia referencia a unos vídeos en los que el magnate inmobiliario aparecía con prostitutas realizando la lluvia amarilla y que podrían ser usados como chantaje. La reacción de Donald Trump fue cesar a tres de los cuatro directores de las agencias de inteligencia con los que se reunió.
En julio de 2018, tras la Cumbre de Helsinki, el presidente Trump dijo que Putin le había asegurado que Rusia no había intervenido en el pasado proceso electoral y que no veía "ninguna razón" para no creerle. Pero declarar "lealtad" a su homologo ruso no fue lo más grave pues justo después cuestionó la eficacia del FBI y del Departamento de Justicia en este caso, algo que se entendió como una traición en Estados Unidos y que obligó a Trump a recular y decir que "por supuesto confiaba en los servicios de inteligencia". A pesar de las continuas negaciones y amenazas del presidente, la investigación de la interferencia de Rusia en la elección de 2016, dirigida por el fiscal especial Robert Mueller, continúa y sigue encontrando nuevos elementos que afianzan el caso.
Esta semana, el mandatario intentó de nuevo hacer creer a los norteamericanos que “lo que ven no es lo que esta pasando” cuando salió en defensa del grupo de estudiantes de una escuela católica de secundaria en el norte de Kentucky que fue grabado mientras se burlaba de los participantes en la Marcha de los pueblos indígenas en Washington el 18 de enero. Según Donald Trump, los alumnos, quienes llevaban gorras proTrump, no se estaban riéndose de los nativos americanos sino que los medios hablan tergiversado las imágenes y, por ello, estos jóvenes "se han convertido en símbolos de las Fake News y cuán malvadas pueden ser”.
Los medios son el enemigo
Al igual que Oceanía con Eurasia o Asia Oriental en 1984, el presidente de Estados Unidos necesita estar en guerra permanentemente para así distraer a la ciudadania de otros asuntos y, aunque tiene un amplio repertorio de enemigos, los medios de comunicación han sido el objetivo principal de sus ataques:
-Durante la campaña presidencial, Donald Trump acusó de forma continuada a los medios de comunicación de ser su enemigo pero, en febrero de 2017, el mandatario fue un paso más lejos y dijo directamente que los medios eran el enemigo de los ciudadanos.
–Tras un año de ataques indiscriminados por parte del mandatario, más de 300 periódicos de Estados Unidos se unieron a una iniciativa promovida por el diario The Boston Globe y publicaron en abril de 2018 editoriales en los que defendían la libertad de prensa y respondían a sus reproches contra los medios. Por su parte, el presidente Trump acusó a los medios de las Fake News de ser “el partido de oposición” y añadió, ”es muy malo para nuestro gran país... pero estamos ganando”.
–Uno de los ataques más sonados de Trump a la prensa tuvo lugar el 7 de noviembre de 2018, un día después de que el Partido Demócrata recuperase el control de la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas y en plena “crisis” de las caravanas de migrantes procedentes de Centroamérica, cuando mantuvo una tensa conversación con el corresponsal de la CNN, Jim Acosta, en la que le tachó de "maleducado, una persona terrible; no deberías trabajar para la CNN”. Ese mismo día, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, anunció que habían vetado la entrada al periodista, aunque poco después tuvo que rectificar y devolverle la credencial cuando un juez dictaminó que si no lo hacia, la Casa Blanca incurriría en la violación a la libertad de prensa.
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Hechos alternativos
Los dos años de Trump en el poder se han caracterizado por sus declaraciones plagadas de “hechos alternativos”, algo que ya expuso Orwell con el doblepensar del Ingsoc.
En 1984, el autor describe cómo el Partido trabaja sin descanso en el perfeccionamiento de la neolengua, cuya intención “no era solamente de proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales propios de los devotos del Ingsoc, sino también imposibilitar otras formas de pensamiento”. Para ello, es fundamental el doblepensar o engaño consciente, una disciplina que consiste en “decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido sólo por el tiempo que convenga, negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega…”. Es decir, que sin saberlo, Trump ha puesto en práctica este recurso orwelliano más de 8.000 veces en los dos últimos años y este fue el doblepensar que puso en marcha el contador: los datos falsos son “hechos alternativos”.
La primera investidura de Obama vs la investidura de Trump.
En enero de 2017, continuando con la linea editorial que había definido su campaña electoral, Donald Trump inauguró su mandato asegurando que a los actos de su investidura asistieron “entre un millón y 1,5 millones de personas”. Aunque no existen datos oficiales sobre el número de personas que se reunieron en Washington con motivo de este acontecimiento, basta con buscar en internet la comparativa entre el día de la investidura de Trump y la primera de Obama para comprobar que esa afirmación es falsa.
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Sin embargo, el portavoz de la Casa Blanca Sean Spicer, insistió en que la investidura del nuevo presidente atrajo "la mayor audiencia que jamás haya presenciado una inauguración, y punto, tanto en persona como en todo el mundo” y, además, despreció los “vergonzosos y erróneos intentos” de los medios de “disminuir el entusiasmo por la investidura”.
El toque orwelliano definitivo lo puso la consejera del presidente en la Casa Blanca, Kellyanne Conway, cuando un periodista de la NBC le preguntó por las declaraciones de Spicer y ella respondió “no seas tan extremadamente dramático con esto. Lo que estás diciendo es falso. Nuestro jefe de prensa dio hechos alternativos sobre esto”.
“Esta es la dirección que está tomando el mundo en estos momentos. La moraleja que se puede extraer de esta peligrosa situación de pesadilla es simple: no dejes que suceda. Depende de ti”, advierte el escritor George Orwell poco antes de morir en el documental producido en 2003 por la cadena de televisión británica BBC. En la vida real, Orwell nunca concedió una entrevista ni fue filmado y, aun así, la advertencia en boca del actor Chris Langham tienen el mismo efecto que si la hubiera dicho el propio Orwell, gracias en parte a que los productores de la BBC utilizaron fragmentos del libro 1984 y otras de sus obras.