Revolución literaria en Argelia: las editoriales independientes renuevan libros y desempolvan archivos

Kenza Merzoug (Orient XXI)

“Si hubiera logrado crear o unirme a una asociación cultural, no habría creado una editorial”, recuerda Maya Ouabadi, fundadora de Motifs, una editorial lanzada en Argel en 2018. Esta exasistente editorial en la independiente Barzakh acaba de dejar su puesto de trabajo, que ocupaba desde hace seis años. Ahora intenta relanzar Chrysalide, una asociación cultural que vio la luz en el año 2000 y era frecuentada principalmente por escritores y cineastas. Ella misma se sumó al equipo de la asociación en 2014, pero los bloqueos administrativos habían frenado la iniciativa. La intención de Ouabadi dentro del marco de la asociación es publicar una revista de crítica literaria. “Durante mi experiencia en Barzakh, me di cuenta de que cuando se publican libros, no suelen encontrar mucha repercusión. Había que lograr, en cierto modo, que los lectores se encontraran con los libros”.

Animada por el deseo de participar en la efervescencia literaria que se vivía en ese momento en Argelia, y deseosa sobre todo de documentarla, superó sus propias reticencias de emprendedora y fundó la revista de crítica literaria Fassl. Cada número se presenta como un verdadero “objeto” y reúne, en un estuche cosido a mano, críticas de fondo, entrevistas y retratos de autores argelinos y extranjeros, así como largos fragmentos inéditos de novelas que serán publicadas, todo en lengua árabe y en francés. “El bilingüismo siempre fue una apuesta nuestra porque una revista sobre la literatura argelina contemporánea no puede estar completa de otra manera. El porcentaje de lectores en árabe y en francés es casi equivalente, aunque observamos que el árabe gana terreno”, afirma la editora. “También observo que el inglés está muy presente entre las jóvenes generaciones que lo utilizan a diario, incluso fuera de la capital. Así que una opción para el futuro podría ser traducir Fassl al inglés”.

Además de la revista Fassl, cuyo quinto número, un especial dedicado a Assia Djebbar, será publicado en enero de 2023, la editorial Motifs acaba de publicar el número 0 de Place, una revista feminista, fruto de la colaboración entre Maya Ouabadi y Saadia Gacem, doctoranda en antropología del Derecho. Las mujeres tuvieron la idea de lanzar el proyecto luego de intercambiar ideas sobre temas de preocupación común. La revista se inscribe en la línea del combate de las mujeres argelinas, del cual ellas son herederas, y se apoya en el trabajo de recopilación del Archivo de Luchas de las Mujeres en Argelia.

Arqueólogas del movimiento feminista argelino

En marzo de 2019, el Hirak, el movimiento de protesta popular contra el sistema instalado en el poder, estaba en auge. Con motivo del Día de la Mujer, las marchas feministas se sumaron al movimiento. La investigadora Awel Haouati creó entonces una página en Facebook titulada Archivo de Luchas de las Mujeres en Argelia. La idea consiste en recopilar, digitalizar y compartir documentos producidos por colectivos y asociaciones militantes feministas y difundirlos en una plataforma. “Había encontrado los primeros rastros del archivo en mi casa, antes del Hirak. Mujeres militantes de mi familia habían guardado preciosamente documentos como el abecedario de las luchas de las mujeres en Argelia de 1990 a 1992”. Así que el proyecto, que ella tenía en mente desde hacía mucho tiempo, vio la luz durante el Hirak. “Fue un verdadero catalizador, recuerda la investigadora. El hecho de manifestarnos hizo que volviéramos a buscar lo que ya existía en los años 1980 y 1990”. Junto con Saadia Gacem, plantearon las bases del proyecto, y luego contactaron a su red de militantes feministas. El resultado superó sus expectativas. “Nos sorprendió la cantidad y la diversidad de los documentos que conseguimos.

Algunos temas abordados eran osados para la época. Y la calidad gráfica también era buena. Ambas mujeres cuestionaron el discurso instalado según el cual desde 1962 no hay archivos de la Argelia contemporánea: “Nos preguntamos de dónde venía esa idea y por qué estaba tan arraigada”. Con la fotógrafa y archivista Lydia Saïdi obtuvieron y digitalizaron en efecto unos 8.000 documentos: declaraciones públicas, pasquines, afiches, revistas y dibujos, en Argel, en Cabilia, en Constantina y hasta en Orán. La mayor parte de los archivos datan del período que va de 1989 a 1991, durante la “brecha” democrática que permitió la movilización de las mujeres. “Como manifestantes, hemos comprobado que las consignas de los años 1980 y 1990 resurgieron en el movimiento feminista de 2019. Esto demuestra que hay una memoria de las luchas, de los cuerpos, de los cantos, pese a que todavía no hay archivos que den testimonio de ello”. Durante los años 1990, la producción de los grupos feministas se lentificó sensiblemente y luego se detuvo por completo. La “década negra” frenó ese impulso. “Ese quiebre merece ser explorado, pero todavía sigue siendo un tema delicado para abordar con las militantes, porque para ellas es una herida. Están felices de que mostremos interés por esos documentos, pero les resulta muy difícil volver a ese pasado tan doloroso.”

Las investigadoras almacenaron el conjunto de los documentos en un disco duro, para elaborar un fondo consultable a pedido, en vista de crear la plataforma. Mientras esperan, el proyecto ya cobró vida bajo la forma de dos exposiciones, una por iniciativa del FRAC (Fondo Regional de Arte Contemporáneo) de Orléans, Francia, y la otra en el marco de Documenta 15 en Kassel, Alemania, la mayor exposición de arte moderno y contemporáneo del mundo. Lo que en un comienzo debía ser el catálogo de la exposición se convirtió en un verdadero libro trilingüe –inglés, árabe, francés– titulado Archivo de luchas de las mujeres en Argelia. Impreso en mil ejemplares, fue difundido en parte en Kassel, en las tiendas de Documenta 15. El equipo del proyecto maneja otra parte del stock en Marsella, lugar donde se imprimió el libro, y realiza la distribución por sí mismo, sobre todo a través de Instagram. Los ejemplares restantes serán distribuidos durante encuentros celebrados en Argelia y en otras partes, y a través de un sitio de internet destinado a la venta a nivel internacional.

Lo colectivo, central en el trabajo de los editores

Las dificultades con las que se topa la editorial Motifs en materia de distribución son siempre las mismas y obligan a buscar una manera de arreglárselas: “Como la distribución en el exterior es difícil, llenamos nuestras valijas, pero no podemos viajar mil veces para transportar libros, así que nuestros amigos y nuestras familias también colaboran. Es nuestro medio de supervivencia y de crecimiento en el contexto de Argelia”, explica Maya Ouabadi. Lo colectivo es central para el desarrollo del proyecto. La joven tomó conciencia de la necesidad de trabajar colectivamente y en varios proyectos a la vez: “Soy asistente en un proyecto de película de un amigo, que a cambio de mi colaboración, me acompañará en otro proyecto. Creo en el hecho de cambiar de posición para ayudarse mutuamente, crear una emulación e incluso sobrevivir cuando, en nuestro contexto tan difícil, la moral y la motivación están en baja”.

Esta forma de abordar la edición por medio de lo colectivo también se encuentra del otro lado del Mediterráneo, en Shed Publishing, una editorial independiente fundada en 2020 por Lydia Amarouche, proveniente de la diáspora argelina y con base en Marsella. La editorial nació luego de un taller organizado por Lydia Amarouche y Anys Merhoum, cofundador de los Ateliers d’Alger, en marzo de 2020 en Aubervilliers, en las afueras de París. El taller estaba dedicado a un método de lectura colectiva difundido por los movimientos de educación popular en la década de 1950 que consiste en seccionar en hojas un texto considerado difícil y repartirlas entre las personas presentes. El colectivo pluridisciplinario, con base en Argel y París, se especializó en la concertación ciudadana y las obras de planificación participativa del espacio público. Su misión es acompañar las iniciativas ciudadanas y locales de usufructo del espacio público. El taller de lectura de marzo de 2020 estuvo dedicado al libro de Samia Henni, Architecture de la contre-révolution (“Arquitectura de la Contrarrevolución”), que trata sobre la utilización, durante la guerra de Argelia, de la arquitectura con fines militares, y ofrece una cartografía de las estrategias implementadas para mantener el control de Argelia. El taller motivó a los participantes a buscar un marco de trabajo para continuar con la reflexión de Samia Henni sobre la arquitectura colonial y su estatus luego de la independencia. “Quería desarrollar las cuestiones coloniales y también las cuestiones Queer y LGBT. La editorial me parecía un buen espacio para explorar estos asuntos, y el papel, un medio accesible”, explica Lydia Amarouche.

Los planetas se alinearon para la joven editora, que lanzó su emprendimiento editorial. Al poco tiempo se le sumaron dos personas: Laura Boullic, poeta, y Nesma Merhoum, cofundadora de los Atelier d’Alger. Merhoum explica las razones que la llevaron a lanzarse: “Participé en varios registros de la palabra escrita, incluido el periodismo. En el ámbito del libro, se intenta pensar a partir de una ética durable, individual y ecológica. El libro es un objeto de peso en la industria cultural, en un sentido literal y también metafórico. Lo creamos para que se inscribiera de manera durable en la memoria colectiva”. Desde su creación, la editorial lleva publicados tres libros. El último, Habiter l’indépendance, Alger : conditions d’une architecture de l’occupation (Habitar la independencia, Argel: condiciones de una arquitectura de la ocupación) fue publicado en el otoño boreal de 2022. Centrado en Argel, el libro analiza las condiciones de la experimentación urbana y cuestiona el aspecto colonial de la arquitectura. En 1962, cuando Argelia accedió a la independencia, la población heredó un espacio moldeado durante 132 años por la arquitectura del Estado colonial francés y puso en obra, de una forma inédita en su historia, un espacio destinado a excluirlo.

“Despropagandizar” los archivos

Como Saadia Gacem y Awel Haouati del Archivo de Luchas de las Mujeres en Argelia, el colectivo de autores de “Habitar la independencia” desempolva los archivos argelinos y franceses, a veces clasificados, a través de conversaciones con Samia Henni y partiendo de su libro en lo relativo a la utilización de la arquitectura y del urbanismo como medios de imposición de un orden social y político disciplinario. En su texto, Khadija Roul y Anys Mehroum de los Ateliers d’Alger relatan la historia de la remodelación de Argel en ciudad modelo, desentrañando sobre todo la cartografía colonial. Tanto en Francia como en Argelia el acceso a los archivos no siempre es fácil, y cuando se puede acceder a ellos, a veces falta una indexación para simplificar las búsquedas. “Las razones que nos aducen tienen que ver con motivos de seguridad. Pero no me parece que haya un cuestionamiento del Imperio francés como sí sucede con las dos Guerras Mundiales”, se lamenta Lydia Amarouche. Para el colectivo, resulta indispensable acceder a los archivos, y sobre todo, “despropagandizar”. “En arquitectura no he visto muchos textos que adopten un punto de vista crítico hablando de apropiación y de desalojo. Somos una generación que está harta de leer textos escritos desde un punto de vista histórico que no toma distancia ni tiene un espíritu de denuncia”, agrega Anys Merhoum. Desde las primeras líneas de su texto, Anys Merhoum y Khadija Roul denuncian la utilización de la ciudad de Argel como un laboratorio de arquitectura y un terreno de experimentación para los arquitectos europeos entre los años 1930 y 1950 en proyectos a veces desprovistos de sentido.

Más allá del libro

Además de la colección Ensayos, que trata principalmente el período colonial, Shed Publishing edita una colección juvenil para salir de la reflexión política, “reparar y volverse hacia la juventud, que simboliza la esperanza”, explica Lydia Amarouche. El primer libro, Tout est si brillant (Todo es tan brillante), aborda las cuestiones de la herencia cultural y de la confianza que se debe tener en sí mismo. La joven editora deseaba hacer una edición trilingüe del libro, en inglés, árabe y francés, pero por razones económicas, no fue posible. “Nos gustaría colaborar con editoriales extranjeras y hacer coediciones”. La editora sueña con poder presentar sus libros en Argelia. Algo que también comparten Saadia Gacem, Awel Haouati y Lydia Saïdi, quienes además sueñan con realizar una exposición para los argelinos y con volver a lanzar la experiencia con un libro más logrado, que incluya más contribuciones y cubra un período más amplio que 1989-1991.

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Kenza Merzoug es periodista independiente y consultora internacional con base en Marsella y Argel

Traducido del francés por Ignacio Mackinze

Texto en francés aquí.

“Si hubiera logrado crear o unirme a una asociación cultural, no habría creado una editorial”, recuerda Maya Ouabadi, fundadora de Motifs, una editorial lanzada en Argel en 2018. Esta exasistente editorial en la independiente Barzakh acaba de dejar su puesto de trabajo, que ocupaba desde hace seis años. Ahora intenta relanzar Chrysalide, una asociación cultural que vio la luz en el año 2000 y era frecuentada principalmente por escritores y cineastas. Ella misma se sumó al equipo de la asociación en 2014, pero los bloqueos administrativos habían frenado la iniciativa. La intención de Ouabadi dentro del marco de la asociación es publicar una revista de crítica literaria. “Durante mi experiencia en Barzakh, me di cuenta de que cuando se publican libros, no suelen encontrar mucha repercusión. Había que lograr, en cierto modo, que los lectores se encontraran con los libros”.

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