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El chavismo sin Chávez afronta su penúltima batalla

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Ibon Uría

Las manifestaciones en Venezuela cumplen su segunda semana en un clima de tensión creciente entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición. Este martes, el líder del opositor Voluntad Popular, Leopoldo López, en busca y captura por su presunta responsabilidad en los enfrentamientos que causaron tres muertos en Caracas, se ha entregado a la Guardia Nacional tras participar en una manifestación frente a la sede de la Fiscalía y calificar a la Justicia de "injusta". El presidente del Parlamento, Diosdado Cabello, lo ha llevado en su propio coche a prisión, ha afirmado Maduro.

Poco después de la detención, el ministro de Exteriores, Elías Jaua, se ha felicitado por lo que ha calificado de ejemplo de firmeza y de "voluntad de paz" de toda la población. "La firmeza del Estado venezolano y la voluntad de paz del pueblo obligó al jefe de la violencia a entregarse a la Justicia", ha destacado Jaua. "¡No más impunidad!", ha añadido. A lo largo de la jornada se han sucedido las protestas. El resultado: una persona muerta y varios heridos al este de Caracas fruto, según el Gobierno, de un ataque de "grupos violentos" que ejecutan el "guión golpista" de EEUU.

En las últimas horas, el ejecutivo de Maduro ha cargado contra las críticas del colombiano Santos, quien pidió respeto a los Derechos Humanos y "derecho a manifestarse sin recurrir a la violencia" para "todo el mundo" en Venezuela. "Ya basta de que se metan en los asuntos internos –ha dicho el presidente venezolano–. Yo estoy defendiendo Venezuela de abusos". También organismos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) han denunciado "una estrategia de la derecha internacional" para generar una ruptura del orden constitucional en Venezuela.

Pero, ¿qué hay tras la protesta en Venezuela? ¿Qué errores ha cometido Maduro? ¿Se ha radicalizado la oposición? ¿Cuál es el papel de Estados Unidos? Luis Fernando Medina, investigador senior del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales (CEACS); Juan Carlos Monedero, profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense y exresponsable de Formación del Centro Internacional Miranda de Caracas; y Carlos Malamud, catedrático de Historia de América Latina en la UNED e investigador principal de América Latina del Real Instituto Elcano, responden a las preguntas de infoLibre.

El origen de la protesta

Los expertos consultados refieren factores diversos en el origen de las protestas y se pronuncian acerca de cuestiones como el desabastecimiento de productos básicos, la crisis económica y el clima de inseguridad. Medina y Malamud coinciden al señalar que el fenómeno económico no es nuevo y que tiene su origen en desequilibrios que vienen de antaño. "El desabastecimiento y la inflación tienen que ver con el problema cambiario, que viene de antes de Chávez. En un país con exportaciones concentradas en un sector, el petróleo, se desincentiva la producción del resto de bienes.", sostiene Medina, quien concluye que "todos los gobiernos han fracasado en su intento de diversificar la economía".

Para Carlos Malamud, no existe una "causa única", sino una situación económica muy complicada –"Hay un desabastecimeinto importante de bienes básicos, gran inflación, escasez de divisa", señala– unida a un aumento de la violencia urbana y los secuestros. Todo ello, concluye, "complica mucho la situación", crea un clima de descontento social y, paradójicamente, "hace que los más desfavorecidos sean los sectores que apoyan a Chávez".

"Es una mezcla de cuestiones, y aunque es cierto que la crisis económica también llega a América Latina, no es cierto que el desabastecimiento sea más grave ahora que hace tres meses", apunta por su parte Monedero, que enumera los factores que a su juicio provocan esa situación: "Por una parte, el acaparamiento provocado por el clima de amenaza de los medios de comunicación; por otra, el acaparamiento de quienes quieren jugar con la inflación y enriquecerse; y, finalmente, que las empresas que importan bienes están en su mayoría en manos de la oposición, que tiene así la palanca para generar cuellos de botella cuando quiere".

Los errores de Maduro

Hay más problemas en Venezuela, como la cuestión de la inseguridad en las calles. "Es algo delicado", dice Medina. "El Gobierno creía que una política social proactiva en las zonas marginales reduciría el problema, pero por razones que no se entienden ocurrió lo contrario: las buenas intenciones del Gobierno no han sido suficientes", zanja.

También preocupa a Medina la corrupción, motivada por un sistema de cambio monetario controlado que, sobre el papel, debería "desincentivar la compra de artículos que no sean prioritarios" aunque en la práctica, asegura, "hace aguas, genera oportunidades de corrupción, no impide la entrada de consumo prescindible y tampoco impide la fuga de capitales". "El estado de corrupción policial es además muy grade y de vieja data", añade.

Monedero coincide en que hay cuestiones de la gestión de Maduro que deberían revisarse para mejorar la situación a medio y largo plazo: "Hay dos problemas que son responsabilidad del Gobierno, aunque sean cuestiones estructurales propias de Venezuela como país petrolero y rentista: la corrupción y la necesidad de importaciones".

Desde el punto de vista político, añade Malamud, "el acoso a la oposición, la descalificación, la falta de canales de diálogo, la polarización y la crispación" ejercida por el Gobierno no ayudan a que la situación se calme. "No hay participación equitativa de la oposición en la lucha electoral y, como la oposición es sumamente heterogénea, no hay coincidencia en cómo oponerse al régimen".

"Chávez –añade– tenía un control de la situación política muy intenso, y con todas las críticas que se le podían hacer era muy hábil, sabía cuándo avanzar y cuándo retroceder, con quién meterse y con quién no". Malamud subraya que la actitud de Maduro es bien diferente: "Va cual apisonadora", lo que a juicio del investigador no hace sino complicar la situación de tensión social.

La oposición... ¿y EEUU?

Pero para Monedero, el desencadenante de las protestas no es la cuestión económica ni el acoso al que se refiere Malamud. "La oposición no asume que pierde las elecciones y aprovecha el malestar de, sobre todo, las clases medias y altas para llevar Venezuela a posiciones contrarias a las propuestas socialistas", apunta.

El papel de la oposición es, por tanto, otro elemento clave, coinciden los analistas preguntados por este medio. Luis Fernando Medina cree que "va a usar cualquier decisión económica que tome Maduro para tumar al Ejecutivo", lo que "genera un clima tóxico que impide tomar decisiones razonables" encaminadas a resolver "los desequilibrios macroeconómicos que venían de atrás". Medina califica así de "preocupante" el movimiento de la oposición, cada vez más radicalizada. "Me preocupa que se repita en Venezuela la historia de la caída de Perón en Argentina, que desembocó en una crisis de gobernabilidad de 30 años", dice.

Igualmente, señala como "fatal" la hipotética caída del Gobierno de Maduro. "Se desataría la violencia y la ingobernabilidad, porque el chavismo ha dado voz a muchos sectores que no la tenían". "En condiciones normales –asegura– todos los problemas de Venezuela son manejables: la inflación es muy alta pero no destructiva, y la inseguridad no tiene por qué tumbar a un Gobierno". "Hay que apelar al diálogo", recomienda: "El Gobierno tiene que entender que hay que introducir ciertos criterios de estabilidad macroeconómica y la oposición tienen que entender que eso no se puede alcanzar entre continuas manifestaciones".

Malamud no comparte ese análisis, y estima que el problema radica en la imposibilidad de la oposición de participar "en pie de igualdad" en las contiendas electorales por su dificultad para acceder a los medios de comunicación, porque "económicamente es imposible competir con el oficialismo" y por la "persecución a algunos líderes". 

"La Mesa de la Unidad Democrática –dice Monedero– estaba muy tensionada entre socialdemócratas, derecha y ultraderecha: sólo les unía estar contra Chávez. Cuando Capriles fue derrotado por tercera vez un sector decidió optar por el escenario golpista y de desestabilización de 2002". "Ahora tienen que optar entre una vía electoral que tenga oportunidades –Maduro, de hecho ganó por poco a Capriles– y otra cosa", dice. "Buscan un golpe blando que cause muertos y la protesta internacional para derrocar al Gobierno", agrega.

Sobre el papel de EEUU, Medina cree que está actuando de forma "contraproducente". En vez de "ayudar al diálogo" y "decirle a todo el mundo que hay que rebajar la tensión", explica, "permite al Gobierno de Maduro presentarse como un paradigma nacionalista que apela a los sentimiento descontrolados de la opinión pública". "El Departamento de Estado, con sus viejos hábitos, hace que los problemas sean aún más inmanejables", explica.

Monedero se muestra más contundente a la hora de defender la existencia de injerencias de EEUU en Venezuela: "Como dijo Kerry [secretario de Estado estadounidense], América Latina es el patio trasero de Estados Unidos, país acostumbrado a opinar a quién hay que votar, a amenazar y a reunirse con todos los sectores en los que hay desafecto para generar desestabilización, es lo único que le queda para recuperar el control que tenía".

"Esas acusaciones son ridículas", responde Malamud. "Estados Unidos tiene una capacidad mínima de influir en Venezuela y su influencia en la zona es bastante escasa". La oposición, estima, tampoco tiene capacidad para provocar un hipotético golpe de Estado. 

Un futuro incierto

Medina, de igual modo, ve poco probable que el Gobierno chavista caiga. "Tiene al Ejército", recuerda, y lo que ahora sucede, dice, no es sino "una repetición de lo que hemos visto antes". "Habrá efervescencia durante unos pocos días, los manifestantes volverán a sus casas y todo volverá a su cauce, aunque el cauce no es bueno: hay problemas económicos de fondo por resolver, que requieren de evitar la escalada de tensiones para poder ser abordados", dice.

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A largo plazo, el experto espera que Maduro "cuando paren las protestas, aproveche la legitimidad de su victoria en las municipales de diciembre para llwgar a consensos con la oposición y evitar así un enfrentamiento constante".

Monedero concluye, sobre la posibilidad de un golpe de Estado: "América Latina ha aprendido la lección para que eso no sea posible. En Venezuela hay un Estado de Derecho que funciona, un Ejército y una Policía comprometidos con la Constitución...". "Se acabarán frenando los muertos, los disturbios y el Gobierno seguirá construyendo su programa de Gobierno", sentencia.

"La situación es preocupante", apunta por su parte Malamud, quien estima que "Maduro, pese a sus errores, tiene recorrido". "Empieza, eso sí, a haber importantes sectores descontentos con su gestión –añade–. Algunos ven cómo la situación se le está yendo de las manos, lo que podría generar polarización y enfrentamientos. Va a haber tendencias centrífugas importantes en el oficialismo, aunque el poder es un cemento muy poderoso".

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