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Luces y sombras de la iniciativa sobre conciliación que propone la Comisión Europea

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La conciliación se presenta como uno de los principales obstáculos a los que deben enfrentarse las mujeres en el ámbito laboral. La situación real de las trabajadoras requiere de una política de igualdad efectiva que mejore las condiciones de corresponsabilidad, una reivindicación que llevan realizando desde hace años sindicatos y organizaciones feministas. Según el barómetro de mayo elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que en aquel mes incluyó una parte sobre parejas y conciliación, las mujeres españolas son quienes se encargan del cuidado de sus hijos de forma mayoritaria en los tres primeros años de vida: el 87,7% frente al 5,6% de los varones. A nivel europeo, la tasa media de empleo de las mujeres con un hijo menor de seis años se situó en el año 2015 un 9% por debajo de la correspondiente a las mujeres sin hijos de corta edad, llegando la diferencia a superar el 30% en algunos países. Además, hay muchas más probabilidades de que las mujeres asuman el papel de cuidadoras informales de familiares mayores o dependientes que los hombres, según un informe de la OCDE fechado en 2013.

Con el fin de lograr un acuerdo de mínimos que establezca los requisitos fundamentales para la conciliación, la Comisión Europea ha elaborado una propuesta de directiva sobre la que trabaja el Parlamento Europeo y que se encuentra actualmente en fase de enmiendas. El informe que resulte de la evaluación de la Eurocámara será votado en la Comisión de Empleo antes del verano del próximo año y llegará al pleno en el último cuatrimestre de 2018.

La directiva "establece requisitos mínimos destinados a lograr la igualdad entre hombres y mujeres por lo que respecta a las oportunidades del mercado laboral y al trato en el trabajo", según señala el propio documento, con el objetivo de "facilitar a los progenitores y los cuidadores la conciliación de la vida familiar y profesional". La propuesta se centra en los permisos parentales, de paternidad y cuidados, desligando por tanto la maternidad, que se encuentra abordada en una directiva previa.

Conciliación y cuidados

La Comisión contempla, respecto a los padres –hombres–, un permiso de paternidad de al menos diez días laborables con ocasión del nacimiento de un hijo. A fin de evitar cualquier tipo de discriminación entre parejas casadas y no casadas, así como entre parejas heterosexuales y homosexuales, la directiva señala que el derecho al permiso de paternidad debe concederse con independencia del estado civil o familiar.

Plantea, asimismo, que todo trabajador tenga el derecho individual a disfrutar de un permiso parental de al menos cuatro meses antes de que el hijo alcance la edad de doce años. Estos cuatro meses, además, serán intransferibles y los trabajadores también podrán solicitar el permiso a tiempo parcial. La diferencia entre el permiso de paternidad y el parental es que el primero se produce tras el nacimiento, mientras que el segundo está relacionado con el cuidado de los hijos, en este caso hasta los doce años.

La directiva añade la figura del cuidador, es decir, todo trabajador que dispensa cuidados o presta ayuda en caso de enfermedad grave o dependencia de un familiar. En este caso, establece la adopción de un permiso de al menos cinco días laborables al año por trabajador.

Los países permitirán, además, que los trabajadores con hijos de hasta doce años y los cuidadores puedan solicitar fórmulas de trabajo flexible cuya duración quedará supeditada a un "límite razonable". La remuneración que se prevé para los casos que se plantean será la equivalente al menos a la que recibirían los trabajadores en caso de baja por enfermedad común.

En España, el periodo establecido por ley es de 16 semanas –cuatro meses– para las madres, de las cuales seis deben ser posteriores al parto. Los padres cuentan con cuatro semanas que a partir de 2018 se convertirán en cinco. El subsidio se corresponde con el 100% de su sueldo, de modo que este no se ve perjudicado. En cuanto al cuidado del hijo, los progenitores pueden demandar una excedencia por un período máximo de tres años. El modelo español, por tanto, supera al que propone ahora la Comisión Europea.

Luces y sombras

Aunque por lo general la iniciativa ha sido bien acogida por los grupos del Parlamento Europeo, no faltan tampoco las críticas. La eurodiputada Tania González, ponente del informe en el grupo de la Izquierda Unitaria Europea, al que pertenece Podemos, censura en conversación con infoLibre que contribuye a generar "mayor desigualdad en lugar de reducirla". De este modo, recuerda que existe ya una directiva de maternidad en la Unión Europea y entiende que "sería más adecuado, para conseguir igualdad, trabajar sobre esa directiva y reformarla".

La eurodiputada apuesta por introducir una serie de cambios en la iniciativa, relativos, en primer lugar, a la remuneración. "Los hombres, cuando no hay remuneración al menos al 80%, no disfrutan de los permisos", de forma que González aboga por que los mismos sean del 100%. Critica, asimismo, que los permisos parentales se extiendan hasta los doce años del niño, lo que considera un período "muy amplio". La idea que defiende ajustaría la edad máxima al momento de la escolarización obligatoria. "Si tenemos permisos de cuatro meses, y eso se extiende a doce años, se puede terminar convirtiendo en diez días al año, perdiendo así el carácter de cuidados", analiza la europarlamentaria.

Sobre los cuatro meses que contempla el permiso parental, González apuesta por una ampliación a ocho meses intransferibles en total, es decir, cuatro meses por progenitor, así como pasar de diez a quince días obligatorios, al menos, respecto al permiso de paternidad. En cuanto a los permisos destinados a los cuidadores, cree necesario introducir un concepto de familia "más flexible". "Las personas que necesitan cuidados también pueden ser amigos o familiares lejanos", reflexiona.

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La belga María Arena es eurodiputada dentro del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas. A su juicio, no es posible "sino acoger con satisfacción la propuesta", aunque coincide en que no tiene en cuenta "las promesas de la Comisión Europea de revisar la directiva sobre el permiso de maternidad". No obstante, recalca, "hay varias propuestas sobre la mesa que constituyen una buena base", tales como la remuneración del permiso parental, la individualización del permiso, que pasa a ser intransferible, y el aumento de la edad del hijo hasta los doce años. "También estoy pensando en la introducción de la licencia de paternidad por un período de diez días, así como la licencia por cuidados de cinco días, ambas remuneradas al nivel de licencia por enfermedad", señala la eurodiputada belga.

Aunque la socialista celebra la iniciativa, matiza que su grupo es más ambicioso: habría preferido que el permiso parental se incrementara a seis meses en lugar de cuatro, que su remuneración se elevara al menos al 60% de la renta nacional de media y 100% para el de paternidad, cuya duración además debería ampliarse a un período de quince días, igual que el de cuidados.

Rosa Estarás, eurodiputada del Grupo Popular Europeo, explica en declaraciones a este diario que en líneas generales encuentra la propuesta "absolutamente positiva, necesaria e imprescindible", dado que existen grandes "disparidades entre los países miembros", con una diferencia que oscila entre "las 70 semanas y las 14 semanas de permiso". En todo caso, matiza, se trata de un acuerdo de mínimos, por lo que "todo aquello que sea ir por encima es bienvenido". Aun con el respaldo general, Estarás explica que ha presentado dos enmiendas al texto. La primera se centra en una mejora de las definiciones, de forma que quede clara la diferencia entre permisos paternales, que tienen que ver con el nacimiento del hijo, y permisos parentales, que se extienden hasta los primeros doce años de edad y no está circunscrito sólo al nacimiento. Finalmente, la conservadora apuesta por que los permisos se amplíen en caso de que los progenitores tengan alguna discapacidad

La conciliación se presenta como uno de los principales obstáculos a los que deben enfrentarse las mujeres en el ámbito laboral. La situación real de las trabajadoras requiere de una política de igualdad efectiva que mejore las condiciones de corresponsabilidad, una reivindicación que llevan realizando desde hace años sindicatos y organizaciones feministas. Según el barómetro de mayo elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que en aquel mes incluyó una parte sobre parejas y conciliación, las mujeres españolas son quienes se encargan del cuidado de sus hijos de forma mayoritaria en los tres primeros años de vida: el 87,7% frente al 5,6% de los varones. A nivel europeo, la tasa media de empleo de las mujeres con un hijo menor de seis años se situó en el año 2015 un 9% por debajo de la correspondiente a las mujeres sin hijos de corta edad, llegando la diferencia a superar el 30% en algunos países. Además, hay muchas más probabilidades de que las mujeres asuman el papel de cuidadoras informales de familiares mayores o dependientes que los hombres, según un informe de la OCDE fechado en 2013.

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