CUMBRE EUROPEA
No es rearme, es seguridad: Sánchez y Meloni consiguen que Bruselas renombre su Plan de Defensa

Pedro Sánchez provocó sonrisas condescendientes en la Cumbre Europea de esta semana cuando afirmó al llegar a la reunión que “a mí el término Rearme no me gusta en absoluto, no comparto ese término”, confirmando que el belicismo asociado a ese concepto le resulta difícil de vender en parte del electorado y de la opinión pública española. Sánchez pedía a la propia presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, artífice del plan RearmEurope “hablar de otra manera, dirigirnos de otra manera a nuestros ciudadanos cuando hablamos de la necesidad de mejorar las capacidades en seguridad y defensa”.
Veinticuatro horas después, dicho y hecho. Bruselas abandona el término y asume el segundo nombre de su estrategia para impulsar las inversiones militares en el continente y mejorar las capacidades de la industria armamentística y las infraestructuras. Readiness 2030 (Preparación 2030), será la marca que emplee la Comisión Europea a partir de ahora para referirse “a todas las medidas que son necesarias en términos de capacidades y que se van a poner en marcha hasta 2030 para fortalecer la industria de defensa y las inversiones en defensa”, explicó Paula Pinho, la portavoz jefe de Von der Leyen.
La fecha de 2030 no es baladí , porque son los cálculos de servicios de Inteligencia de Alemania o Dinamarca o las advertencias de socios bálticos sobre la fecha en la que Rusia estaría de nuevo preparada para lanzar una agresión militar contra un país europeo si obtiene próximamente un acuerdo de paz beneficioso en Ucrania.
El concepto ReArm Europe será eliminado y en su lugar la Comisión empleará SAFE, siglas de Security Action for Europe [Acción de Seguridad para Europa] y, al mismo tiempo, la palabra seguro o segura en inglés, para los instrumentos financieros empleados en su más amplia estrategia de defensa con los que obtener esas capacidades militares. Europa segura y no rearmada, un giro desde la semántica negativa a la positiva, para los 150.000 millones de euros que Bruselas ofrece en forma de préstamos a los Estados Miembros.
Realmente, el mismo miércoles por la mañana, la Comisión ya introdujo el concepto Readiness 2030 al lado de ReArm Europe, la terminología inicial empleada por Von der Leyen, cuando presentó su Libro Blanco de Defensa. Los dos conceptos eran la estrategia global de 800.000 millones de euros para inversiones militares y, por primera vez, hablaba igualmente de SAFE para referirse sólo a los 150.000 millones en préstamos. Tras las protestas de España e Italia, rearme se cae del paquete.
España e Italia, contrarios al concepto de rearme
A los gobiernos de España e Italia les está resultando complicado vender entre su electorado el concepto de un rearme europeo y así se lo transmitieron a la Comisión. Sánchez fue muy explícito delante de la prensa al inicio de la Cumbre, insistiendo que había “algunos matices sobre el marco en el que se desarrolla el discurso del Libro Blanco de Defensa”, es decir, dudas o problemas con la forma, pero no sobre el fondo de las inversiones militares.
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La primera ministra italiana, Giordia Meloni, prefirió no hablar en su llegada a Bruselas, porque ya lo había hecho en Roma. En su Parlamento, Meloni había asegurado que “ReArm Europe es un nombre engañoso para los ciudadanos” porque “fortalecer nuestras capacidades defensivas no significa simplemente comprar armamento”. La dirigente de ultraderecha insistía en que la UE no debía ofrecer una respuesta sencilla a la remilitarización pedida por Bruselas, exigida por Washington y apremiada por la amenaza rusa en Ucrania, “no se trata de comprar el armamento, quizá en el extranjero, sino de producirlos fortaleciendo nuestra competitividad y apoyando las inversiones en nuestras empresas”.
Italia y España, la tercera y la cuarta potencia de la UE, con un gobierno de extrema derecha y un gobierno socialdemócrata, capitales para sostener el apoyo político y parlamentario de la Comisión en la Eurocámara, se han mostrado contrarias a la terminología empleada por Von der Leyen en el proyecto estrella del inicio de legislatura. Un problema delicado, y ante la polémica y el riesgo de entorpecer políticamente un proyecto que considera capital, Bruselas ha tenido el buen ojo dar un rodeo lingüístico para avanzar en sus objetivos. La portavoz Paula Pinho reconoció que son “conscientes del hecho de que el nombre como tal puede generar sensibilidades en algunos Estados Miembros, es algo que hemos notado. Y, si esto hace más difícil transmitir el mensaje a los ciudadanos de la UE de la necesidad de tomar estas medidas, entonces, por supuesto, estamos dispuestos no solo a tomar nota, sino también a reflejarlo en la forma en que lo comunicamos”
Así que Sánchez y Meloni se anotan un tanto político y de cara a la galería, mientras Bruselas sigue adelante con sus planes de rearme, pero renombrados. Inexplicablemente, el Gobierno español evita cualquier valoración sobre este giro dialéctico de la Comisión, aunque se trata de una pequeña victoria cosmética tras varas semanas con el rearme como protagonista de la UE.