Medio ambiente
#NoEnMiDepósito: la Comisión Europea da el primer paso para calificar de insostenibles los carburantes de aceite de palma
El diésel con aceite de palma es oficialmente “insostenible”. Lo ha anunciado la Comisión Europea, que dejará de considerarlo “verde” en una regulación delegada que modificará la legislación vigente. El siguiente paso es que los ciudadanos europeos, desde el 8 de febrero hasta el 8 de marzo, expresen su opinión respecto a los biocombustibles en una consulta abierta. Más tarde, pasará al Parlamento y al Consejo Europeo, que tienen dos meses para presentar objeciones y que entre en vigor.
La iniciativa del Ejecutivo comunitario, según Ecologistas en Acción, presenta “lagunas” al no proporcionar criterios suficientemente sólidos ni un sistema adecuado de supervisión y cumplimiento que detenga el nivel de producción y continúe con el consumo actual en la UE. Las organizaciones ecologistas consideran que estas carencias no impiden que se siga usando este tipo de carburante, de la misma forma en la que se hace hoy en día.
“Hay dos elementos clave a corregir en la propuesta: en primer lugar, la Comisión comete el grave error de no clasificar como biocombustible con emisiones altas (high ILUC en inglés) al biodiésel de soja y así seguir incentivando de forma pública el uso de este tipo de biocombustible para cumplir con la ley de energía renovable. La misma Comisión reconoce que solo desde el 2008 un 8% de la expansión del cultivo de soja tuvo lugar en tierras ocupadas por bosques, sabanas y otras tierras que son grandes sumideros de carbono. Asimismo, el último estudio Globiom para la Comisión Europea estima que en promedio el biocombustible de aceite de soja es dos veces peor para el clima que el diésel fósil”, explica Nico Muzi, de Transports&Environment. Y añade: “No se entiende, es más, es muy arbitraria la decisión de la Comisión de poner el umbral de lo que se considera biocombustible con elevadas emisiones en un 10% de deforestación directa, que en efecto deja fuera la soja e incluye al aceite de palma.
“El otro problema fundamental es la laguna legal que significa estipular en la ley que plantaciones menores a 5 hectáreas y manejadas de forma 'independiente' quedan exentas de la eliminación gradual de los incentivos para el uso del biodiesel de aceite de palma. Hay dos cuestiones clave al respecto: el tamaño de una plantación no nos dice nada sobre el impacto en la tala indiscriminada de bosques y el secado de pantanos y turberas. En segundo lugar, vemos que las grandes corporaciones de la palma como FELDA/FGV malaya producen la mitad de su aceite con un entramado de pequeños productores/empleados a los que arriendan la tierra en relación de pseudo dependencia. Por tanto, proponemos eliminar cualquier exención basada en el tamaño de la plantación o del título de propiedad de la tierra”, concluye Muzi.
La coalición paneuropea de la campaña #NoEnMiDepósito insta a los consumidores a sumarse a la petición y parar así las políticas de apoyo y subsidio económico de la Comisión al biodiésel proveniente del aceite de palma que tienen como consecuencia la deforestación en países como Colombia o Malasia.
Millones de hectáreas de ecosistemas degradados
El uso de aceite de palma ha pasado de 825.000 toneladas en 2008 a 3,9 millones de toneladas en 2017, como ya publicó infoLibre. El uso conocido de este producto es el de la industria alimentaria, a pesar de que más de la mitad de este aceite se usa para hacer biodiésel: el 82% de los ciudadanos comunitarios desconocen que el diésel comercializado contiene este elemento, mientras que un 67% apoyaría la prohibición de su uso.
¿Por qué la Unión Europea apoyó el uso de carburantes con palma? En 2003 legisló para incentivar los biocombustibles al entender que su origen era más limpio a nivel de cambio climático por surgir a partir de la mezcla de sustancias orgánicas. Pero un análisis más profundo muestra cómo el biodiesel es tres veces peor para la acción climática que el diésel convencional por la alteración del ecosistema que conlleva la plantación de palma. Por ello, Bruselas anunció, en 2016, después de contrastar estas evidencias con los expertos, que impondría restricciones por estas consecuencias tan dañinas.