Turquía arde, también, en las pantallas de los smartphones. Como método más directo para encontrar información podemos introducir en el buscador de Twitter términos como "Turquía", "Gezy" –la plaza en la que surgieron las protestas–, o "Erdogan" o las etiquetas insignias de las manifestaciones: "#occupygezi", "#occupyturkiye", "#direngeziparki", "#bubirsivildirenis". Pero ante la multitud de voces que expresan su opinión a través de estas clasificaciones, existe la posibilidad de conocer al instante los sucesos mediante las listas de personas especializadas en el seguimiento de la crisi turca.
El periodista griego Asteris Masourasha facilitado la tarea de búsqueda gracias a que ha agregado en un mismo espacio a reporteros que están cubriendo a pie de calle las manifestaciones que muestran cada rincón del país otomano y a personas experimentadas en hacer este tipo de coberturas y que se dedican a enlazar las últimas informaciones publicadas en medios internacionales. La lista de Twitter de Mosoras se puede seguir aquí (en inglés).
Más allá de periodistas extranjeros, también se pueden seguir las protestas a través de reporteros turcos que cuentan con más detalle los sucesos. En otros casos simplemente se trata de ciudadanos que creen que su deber es dar difusión a lo que están viendo. Desde luego, no ofrecen la contextualización y el rigor de los grandes medios de comunicación, que mediente sus corresponsales, ofrecen unas horas después crónicas contando los aspectos más relevantes, pero sí pueden ser útiles para hacerse una idea general de los hechos. La periodista de Al Jazzera Nigâr Hacızade ha creado una lista que recopila una veintena de twitteros turcos influyentes. A través de estos blogueros se puede llegar a contenidos tan interesantes como la selección de vídeocrónicas que aparecen a continuación.
Las redes sociales ya han demostrado, una vez más, que son una herramienta que puede convocar a miles de personas en tan solo unas horas. De hecho, las manifestaciones comenzaron, en gran parte, por una convocatoria realizada a través de una página de Facebook. Pero más allá de estas nuevas herramientas virales, algunas webs incluso están retransmitiendo con imágenes en directo los sucesos. En concreto, hay tres televisiones online que están realizando constantes conexiones con los puntos más calientes de esta revolución: Russia Today, Halk TV Canli, Hayat TV Canli.
A todo ello hay que sumar una página web elaborada por los manifestantes en la que se reunen un centenar de vínculos a páginas web de todo el mundo para poder informarse en profundidad. Hay noticias de las grandes agencias de información (AFP, AP o Reuters), diarios estadounidenses y europeos (New York TimesNew York Times, Wall Street Journal, The Telegraph, The Economist, Le Monde, La Repubblica, The Guardian...) e incluso organizaciones en favor de los derechos humanos como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.
Esta instantaneidad que permite a los ciudadanos enterarse de cada pequeño detalle al momento no gusta a los miembros del Gobierno turco. "Esa cosa que llaman redes sociales no es más que una fuente de problemas para la sociedad actual", afirmó el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, el domingo en un discurso televisado. A su juicio, Twitter es un gran problema porque "allí se difunden mentiras absolutas". A pesar de ello, el primer ministro también es usuario de esta red social y su cuenta es una referencia, puesto que tiene más de dos millones y medio de seguidores.
Graves limitaciones de la libertad de expresión
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Los islamistas moderados turcos se han vuelto más radicales desde que el partido AK del primer ministro Tayip Erdogan llegó al poder y han provocado temores de que la tradición laica del país esté siendo socavada paulatinamente. Artistas e intelectuales han sido repetidamente blanco del Gobierno por expresar sus opiniones.
En un informe publicado a finales de marzo, Amnistía Internacional manifestó cómo este país tiene “graves problemas con los derechos humanos más arraigados”. El propio Erdogan fue encarcelado en 1998 por “incitar al odio religioso”, tras recitar un poema del escritor otomano Ziya Gökalp, uno de los ideólogos del panturquismo (movimiento político cuyo objetivo fundamental es la unidad de los diversos pueblos turcos en un estado moderno).
Según señala Amnistía Internacional, Turquía es uno de los países que mantienen en vigor un número mayor de normas que restringen el derecho a la libertad de expresión. La organización ve con suma preocupación el uso frecuente del artículo 301 del Código Penal turco, que versa sobre el agravio a la identidad nacional turca, a la república y a los fundamentos e instituciones del Estado. La redacción amplia y poco precisa de la norma supone que se puede aplicar arbitrariamente para darle carácter delictivo a una enorme gama de opiniones críticas. Desde los tribunales se ha acudido a esta norma con el fin de procesar a periodistas, defensores de los derechos humanos y otros miembros de la sociedad civil que expresan en forma pacífica sus opiniones discrepantes.
Turquía arde, también, en las pantallas de los smartphones. Como método más directo para encontrar información podemos introducir en el buscador de Twitter términos como "Turquía", "Gezy" –la plaza en la que surgieron las protestas–, o "Erdogan" o las etiquetas insignias de las manifestaciones: "#occupygezi", "#occupyturkiye", "#direngeziparki", "#bubirsivildirenis". Pero ante la multitud de voces que expresan su opinión a través de estas clasificaciones, existe la posibilidad de conocer al instante los sucesos mediante las listas de personas especializadas en el seguimiento de la crisi turca.