El acuerdo con EEUU para explotar las tierras raras de Ucrania salta por los aires

Ucrania había recibido en los últimas días con cierta satisfacción el acuerdo con Estados Unidos sobre la explotación de sus recursos mineros. Este acuerdo marco iba a ser firmado este 28 de febrero en Washington por Volodímir Zelensky, en su primera visita desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Una reunión en la que, lejos de rebajarse la tensión de las últimas semanas, se ha acrecentado con una discusión televisada en directo entre el magnate y su homólogo. "Estás jugando a la Tercera Guerra Mundial", ha dicho Trump a Zelensky en medio del cruce de acusaciones, que había comenzado con un tenso debate entre el ucraniano y el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, donde calificaba de "falta de respeto" la actitud de Zelensky en el Despacho Oval, reprochándole que debería estar agradecido a EEUU.
"No estás en posición de dictarnos lo que vamos a sentir. Nos sentimos muy bien. Nos sentimos muy fuertes. Ahora mismo, tú no estás en una buena posición. Te has permitido estar en una mala posición", ha continuado Trump contra Zelensky, que intentaba contrarrestar los argumentos en medio de la humillación a la que le estaba sometiendo el presidente estadounidense tratando de rebajar la tensión y dando gracias de nuevo. Tras el desastre de la reunión, Trump escribió un comunicado en su red social, Truth Social, donde recriminaba a Zelensky haber faltado al respeto a EEUU e invitándole a volver "cuando estuviera listo para la paz".
Fuentes de la Casa Blanca aseguraron este viernes que el acuerdo sobre explotación conjunta de recursos minerales ucranianos no se había rubricado finalmente. Una versión del compromiso había sido publicada por varios medios de comunicación, y se consideraba muy satisfactoria en Kiev. Mustafa Nayyem, periodista y activista anticorrupción que puso en marcha el movimiento del Maidán en 2013, antes de iniciar una carrera política que lo llevó a la cabeza de la Agencia Estatal para la Reconstrucción de Ucrania, lo había calificado de “más equilibrado, más beneficioso para Ucrania, teniendo en cuenta sus intereses estratégicos a largo plazo”.
El ex ministro de Economía y presidente de la Escuela de Economía de Kiev, Tymofiy Mylovanov, lo consideraba un “muy buen acuerdo en comparación con las versiones anteriores”. “¿Es beneficioso para Ucrania el acuerdo?”, se preguntaba el redactor jefe del periódico European Pravda, Sergiy Sydorenko, en una investigación sobre el tema. “La respuesta corta es sí, sin duda alguna”.
Esta salida parecía pues la menos mala, cuando el asunto se ponía muy feo para Ucrania, que lleva 1.101 días resistiendo a la agresión rusa. Durante su campaña y desde su regreso al poder, Donald Trump ha jurado poner fin al conflicto lo antes posible, deteniendo la ayuda a Kiev si fuera necesario. Para evitar ese aciago escenario, el equipo de Zelensky había puesto sobre la mesa, desde este otoño, la cuestión de sus recursos naturales.
El país, que es el más grande de Europa por su extensión, tiene importantes reservas de minerales. Además del carbón, que permitió el desarrollo de las regiones del Este en el siglo pasado, en sus subsuelos se encuentran una gran cantidad de minerales llamados estratégicos: grafito y litio, que se utilizan en la composición de las baterías eléctricas; titanio, utilizado en la construcción, la aeronáutica, la medicina...; así como tierras raras, necesarias para la industria armamentística.
La mayoría de estos yacimientos no están explotados, y las cantidades (el 20% de las reservas mundiales de grafito, por ejemplo) son solo estimaciones. Su explotación requeriría enormes inversiones para la exploración, incluso antes de considerar su extracción. Además, una parte significativa se encuentra en los territorios ocupados por Rusia, en el Sur y el Este de Ucrania, o incluso cerca de la frontera. La explotación es imposible a corto plazo, mientras no callen las armas.
Creación de un fondo de inversión conjunto
A pesar de todos esos obstáculos, Zelensky puso sobre la mesa estos recursos naturales en su “plan de victoria”, presentado en otoño. En el espíritu de este documento, debían constituir una contrapartida a la futura ayuda, en particular por parte de los Estados Unidos de Trump, cuya inclinación por la diplomacia transaccional era bien conocida. Según European Pravda, la idea fue sugerida a Bankova, el palacio presidencial ucraniano, por un senador republicano pro-Kiev.
El objetivo de la propuesta era saciar la sed extractivista del multimillonario, que llegó a la Casa Blanca retomando un eslogan de principios de siglo de su partido, Drill, baby, drill (Perfora, nena, perfora), al tiempo que convencía a Washington de que permaneciera a su lado. “El hecho de que los principales yacimientos de tierras raras se encuentren en los territorios ocupados hizo que el proyecto fuera aún más atractivo”, escribe Sergiy Sydorenko. “Todo parecía lógico: Estados Unidos ayuda a liberar esas tierras y Ucrania permite a Estados Unidos ganar dinero con el subsuelo liberado”.
Pero Donald Trump revisó los términos de ese acuerdo y, en su opinión, los minerales ucranianos deberán servir para reembolsar, e incluso para compensar generosamente, a Estados Unidos por la asistencia prestada desde 2022.
Su secretario del Tesoro, Scott Bessent, llevó a Kiev el 12 de febrero una propuesta de acuerdo en ese sentido. Zelensky rechazó la propuesta durante un tenso encuentro, lo que a su vez provocó la ira de Trump, que multiplicó las declaraciones hostiles hacia él.
A pesar de la escalada verbal, las negociaciones continuaron entre bastidores y esta semana habían dado lugar a un texto muy alejado del diktat inicial.
Bajo el título Acuerdo bilateral que establece los términos y condiciones de un fondo de inversión para la reconstrucción. se crea un instrumento financiero que será propiedad y estará gestionado conjuntamente por Ucrania y Estados Unidos. Los dos Estados serán “socios en igualdad de condiciones, en lugar de un simple inversor y un beneficiario de la ayuda”, celebra Mustafa Nayyem. “En lugar de un control unilateral [por parte de Estados Unidos, como exigían las versiones anteriores del acuerdo, ndr], el fondo se transforma en un mecanismo conjunto que tiene en cuenta las prioridades económicas de ambos países”.
El fondo no puede transferirse a un tercero sin el consentimiento de la otra parte, lo que protege a Kiev contra la toma de control por parte de socios rusos. Se nutrirá de los ingresos obtenidos de la explotación de los recursos. Ucrania se compromete a aportar el 50% de sus ingresos. Solo se incluyen los minerales aún sin explotar, una petición de Ucrania para evitar una sangría en su presupuesto actual, que se basa principalmente en la explotación de sus yacimientos mineros, gasísticos y petrolíferos. El fondo solo invertirá en Ucrania, para contribuir a “la seguridad y la prosperidad” del país.
Lagunas en la seguridad de Ucrania
Deberían especificarse muchos puntos mediante acuerdos específicos, pero este acuerdo marco ha descartado las exigencias más inaceptables para Ucrania, que parecían un intento de extorsión. Ya no aparecía la idea de que el fondo serviría para pagar una deuda, que sí figuraba en las versiones anteriores, según European Pravda. Más allá de las cuestiones relacionadas con la soberanía, el periódico subraya que una disposición de este tipo habría creado un precedente peligroso, que podría haber dado ideas a otros países que apoyan a Ucrania.
“Ucrania sigue siendo propietaria de sus recursos naturales. Las inversiones americanas se orientarán hacia el desarrollo, la extracción y la transformación, más que hacia la propiedad de los recursos”, añadía Mustafa Nayyem en su análisis.
La principal laguna son sin embargo las garantías de seguridad. Kiev y sus aliados las reclaman para evitar una repetición de los acuerdos de Minsk firmados en 2014, que debían poner fin al conflicto en el Donbás, pero que no incluían garantías para Ucrania. Rusia pudo por tanto invadir el país el 24 de febrero de 2022 sin temor a una respuesta militar de sus socios.
Además de su solicitud de adhesión a la OTAN, a la que Trump se opone, el Gobierno ucraniano busca otros instrumentos en los que insertar este tipo de cláusulas. El acuerdo sobre minerales podría haber sido uno de ellos, pero las garantías solo aparecen disimuladamente. El párrafo 11 proclama que el acuerdo constituye una “de las medidas concretas para establecer un paz duradera” y que “el gobierno de los Estados Unidos apoya los esfuerzos de Ucrania para obtener las garantías de seguridad necesarias para el establecimiento de una paz duradera”.
Zelenski encara la reunión con Trump ofreciéndole un acuerdo sobre los recursos naturales ucranianos
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Estas medias tintas están en consonancia con la línea definida por la Casa Blanca. La semana pasada, el asesor de seguridad nacional de Trump, Michael Waltz, propuso una asociación económica con Estados Unidos como la mejor garantía de seguridad. El miércoles 26 de febrero, el presidente de Estados Unidos no quiso comprometerse más. “No voy a ofrecer garantías de seguridad más allá de mucho [sic]”, declaró, mientras que Zelensky prometió, al mismo tiempo, trabajar con su homólogo el viernes 28 para conseguirlas.
Traducción de Miguel López