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Entrevista

La eurodiputada Marie-Christine Vergiat sobre el 'Aquarius': “La UE ha provocado esta situación”

Marie-Christine Vergiat, en el Parlamento Europeo.

¿Quién es el responsable del bloque del Aquarius desde el domingo, a las puertas de Europa? Si bien es cierto que Matteo Salvini, el ministro del Interior italiano, de ultraderecha, ha hecho del rechazo a la acogida de migrantes su marca comercial electoralista, la UE es la principal culpable del drama actual, en palabras de Marie-Christine Vergiat, diputada europea del Frente de Izquierdas, formación integrada en el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde (GUE), en el Parlamento de Estrasburgo.

PREGUNTA: El Aquarius ha estado bloqueado dos días en alta mar, ¿de quién es culpa?

RESPUESTA: La Unión Europea, ante la falta de solidaridad con Italia, ha provocado esta situación. Antes de 2011, y durante años, Malta [a quien se recurrió tras el rechazo de Italia] tuvo que ocuparse sola de gestionar la llegada de migrantes. Por esa razón, esta vez se ha negado a hacerse cargo del Aquarius.

En 2011, año en que los movimientos poblacionales empezaron a ser más importantes, se dejó que Italia  –que se encuentra en la primera línea– se las arreglase solo. A día de hoy recibe cada año entre 100.000 y 150.000 personas en su territorio. Con el Dublín 3, Italia pasó a ocuparse de los rescates en alta mar de toda Europa y se puede decir que lo hizo bien.

Cuando el Gobierno italiano puso en marcha la operación Mare Nostrum de rescate en alta mar, se encontró sola. Matteo Renzi tuvo que encontrar 95 millones de euros, de octubre de 2013 a octubre de 2014, para poder financiar la operación y, en el momento en que pidió ayuda, el Consejo Europeo le dio cinco millones de euros. En cuanto a Grecia, se encontró en primera línea en 2015 y 2016 y acogió a un millón de personas, una vez más, sola.

P: ¿Cómo se explica que nunca haya habido acuerdo en el reparto de migrantes entre los Estados miembros?

R: En 2015, Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, hizo lo que pudo: pidió la deslocalización de 160.000 personas desde Italia y Grecia al resto de países europeos en dos años. Pese a todo, la medida era completamente insuficiente porque en ese periodo llegaron 1,4 millones de personas a Italia y a Grecia. Pero el primer reflejo de los países fue el de rechazar la entrada y cerrar las fronteras. Afortunadamente, en 2015 y 2016, la Alemania de Angela Merkel acogió al 60% de los refugiados (entre ellos, dos tercios de sirios). Pero hay que recordar que el número de refugiados que ha acogido Europa es una gota de agua en el océano, comparado con la situación que vive Oriente Medio.

P: Y, sin embargo, a tenor de los recientes resultados electorales en Italia, sobre todo, el discurso de la ultraderecha en contra de la inmigración parece dar rédito político...

R: Recientemente, la Comisión Europea presentaba un estudio que mostraba que los europeos siguen siendo solidarios con los refugiados en todos los países de Europa, excepto en Italia. Podemos escandalizarnos, pero ese sentimiento antimigrantes no cae del cielo. Resulta fácil hablar cuando en Francia nunca se han abierto las puertas a ayudar a Italia o a Grecia. En realidad, Francia apenas ha vivido el impacto de la crisis migratoria. El número de demandantes de asilo casi no ha aumentado. Entre 2015 y 2016, pasó de 85.000 a 95.000. Y somos uno de los países donde menos demandas de asilo se conceden porcentualmente –entre el 35 y el 40%–, un número por muy por debajo de las cifras de otros países europeos. Cuando vemos lo que ocurre en la frontera franco-italiana, es alucinante: se hacen controles en función del color de la piel, despreciando con ello las leyes nacionales, europeas e internacionales... ¡Hay motivos para avergonzarse de nuestros gobiernos! Además, se parapetan detrás de los acuerdos de Dublín para devolver a los migrantes al país al que pisaron tierra (muy a menudo Italia), pese a que no existe ninguna obligación de dublinage: si bien el país al que llega está obligado a aceptar la devolución de ese migrante, en cambio el otro país europeo no está obligado a devolverlo al país del que procede.

P: ¿En qué punto se encuentra de la reforma de los acuerdos de Dublín?

R: Actualmente hay un pulso entre el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo. En el Parlamento, seis grupos de los ocho existentes, de la derecha a la izquierda europea, están de acuerdo en proponer cierto criterio de reparto. El problema es que el Consejo Europeo no quiere esta solución y pretende endurecer Dublín, obligando a la repatriación al país de llegada. Y al contrario de lo que pudiera creerse, sólo los países del Este lo bloquean. Los gobernantes, salvo los países del sur, afirman que poner en marcha un sistema de cuotas es demasiado complicado para los migrantes y que por eso se niegan. Pero el problema es que no se dan los medios de acogida...

P: Cómo se pueden hacer avanzar las cosas, ya que un bloqueo político parece favorecer el auge de la ultraderecha?

R: El único modo de resistir es, en lugar de correr detrás de la ultraderecha, hacer todo lo contrario: mostrar, por un lado, que no hay “sumersión” migratoria y, por otro, que si la acogida está pensada y organizada, todo puede ir muy bien. De todos modos, levantando muros no se va a impedir le llegada de migrantes.

P: Este episodio tan mediático del Aquarius bloqueado en el mar, ¿puede llevar al Consejo Europeo a replantearse su posicionamiento?Aquarius

R: Cabe esperar que esta historia permita mostrar en el Consejo Europeo lo que sucede. En todo caso, el nuevo presidente español, Pedro Sánchez, ha tenido el valor de aceptar el desembarco en España de las 629 personas bloqueadas –aunque la explicación habría que encontrarla en que la cuestión migratoria parece estar fuera del debate en España–. Ahora hay que trabajar en dos direcciones para la opinión pública europea. En primer lugar, hay que explicar que las migraciones principales no proceden de los países del sur, sino del norte y de Asia (India y China) y que los primeros migrantes en Europa son ucranianos –llegan a Polonia, a trabajar–. En segundo lugar, hay que recordar que la gran mayoría de los migrantes lo hacen de manera regular (inmigración por motivos laborales, para estudiar, reagrupamiento familiar...) y que una de las maneras de evitar las muertes en el Mediterráneo es no hacerle el juego a los traficantes y abrir vías de paso legales. _____________

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Traducción: Mariola Moreno

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