La 'fachosfera' francesa abandona a Marine Le Pen y se echa en brazos del polemista Zemmour

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Lucie Delaporte (Mediapart)

Llevaban años esperándole. Decepcionados por la Agrupación Nacional (AN), todo un sector de la ultraderecha recibe en estos momentos como una bendición la futura candidatura de Éric Zemmour. Una oportunidad, piensa esta nebulosa social, de ver sus ideas llegar al poder. Aunque el partido de extrema derecha lleva diez años intentando limpiar su imagen eliminando los elementos más vergonzosos, el rencor de los que arrinconados se vuelve en su contra como un bumerán.

Neonazis, identitarios, realistas y católicos integristas, a los que se les pedía que pasaran desapercibidos, han encontrado en Éric Zemmour un candidato que les recibe con los brazos abiertos, asumiendo incluso que “no les importa la demonización”. Gracias a él, pero también a su increíble exposición mediática, esta “disidencia”, como a menudo les gusta llamarse a sí mismos, que se quedaron mucho tiempo al margen, está levantando la cabeza, pensando que ha llegado su hora.

La reciente velada del nuevo medio de comunicación Livre noir, lanzado por dos personas cercanas a Marion Maréchal para acompañar la candidatura del polemista de extrema derecha, da una buena idea de lo que sus partidarios llaman “la unión de la derecha”. Un conglomerado heterogéneo de todos los grupos radicales que la AN ha excluido o a los que ya no atrae. Son lo que califican al partido de Marine Le Pen de demasiado “republicano”. O los que lo consideran demasiado complejo en materia de racismo.

Todas las figuras de la fachosfera –incluidos los youtubers Papacito, Julien Rochedy, Baptiste Marchais– acudieron a brindar el 6 de octubre, a una barcaza en del distrito XV de París, con Marion Maréchal y la exportavoz de Generación Identitaria (GI), Thaïs d'Escufon, cuya organización fue disuelta el pasado mes de marzo por sus actividades facciosas y su “ideología xenófoba”.

“Para mí, Éric Zemmour es la panacea, es lo que va a curar a Francia”, proclamó Papacito en la entrevista concedida esa noche a Livre noir. Repasando su mítico relato de la historia de Francia, desde Du Guesclin hasta Charles Martel, pasando por el caballero cruzado Godofredo de Bouillon, el youtuber, cuyos vídeos han alcanzado el millón de visitas, continuó:

“Estos tipos defendieron algo: Francia. [...] Por eso soy muy receptivo a los discursos de Éric Zemmour, porque siento que él también tiene ese peso. Tengo la impresión de que también ha heredado, de manera diferente, toda esa tensión francesa, esa sed de renacer, de volver a ser brillante. Puedo sentir este proyecto en él y hay mucha gente que siente este proyecto en él [...]. Esta dinámica significa que tenemos una cita con la historia en 2022. Los franceses no deben equivocarse. Éric Zemmour puede ser el vector del retorno de Francia”.

Al margen de estas nuevas figuras, que gozan de gran popularidad entre un público joven, la candidatura del excolumnista de CNews y LeFigaro reúne también a los miembros históricos de la extrema derecha nacional y xenófoba. En el plano intelectual, Renaud Camus, cuya retórica racista del “gran reemplazo” ha invadido los platós de las cadenas de noticias, apoya ahora totalmente la candidatura de Éric Zemmour. Al igual que Jean-Yves Le Gallou, otra figura de esta nebulosa.

“A fuerza de echar agua en la tinta, Marine Le Pen ya no imprime”, explica en la web de extrema derecha Breizh-info. “La estrategia de desdemonización ha fracasado por partida triple: Marine Le Pen ha conseguido desmovilizar a sus votantes sin tranquilizar a la opinión pública ni resultar creíble. Ha vaciado las ideas, ha vaciado los miembros de la ejecutiva, ha vaciado las arcas y ahora las urnas. [...] Al escindirse, Zemmour moviliza (como lo hizo Sarkozy en 2007) y logra consenso”.

En junio, Jean-Yves Le Gallou ya esbozó en Twitter los ingredientes de una posible victoria electoral de Éric Zemmour, que ocupa, según él, un “triple espacio”. “Los Republicanos, despreciados por su aparato y los medios de comunicación, los identitarios despreciados y abandonados por el aparato marinista, muchos abstencionistas insatisfechos con la oferta política”.

Otra figura influyente en la fachosfera, Daniel Conversano, que se define como “etnodiferencialista” o supremacista blanco, también mostró su apoyo a Éric Zemmour en una reciente emisión en directo. “Éric Zemmour lleva años diciendo lo que hemos dicho en internet los nacionalistas... Por fin lo ha dicho en televisión. [...] Cuando Z habla, estoy de acuerdo con él al 100%... [...] Es una delicia. Es brillante”, afirmó el hombre que editó las obras del teórico de la extrema derecha Guillaume Faye y que planeaba hacer lo mismo con el negacionista del Holocausto Robert Faurisson antes de su muerte.

Daniel Conversano dice que votó a Marine Le Pen durante mucho tiempo, pero que no pudo digerir sus declaraciones sobre un islam “compatible con la República”. En su opinión, una traición. Dentro de esta ultraderecha, habitada por el antisemitismo, el judaísmo de Éric Zemmour es obviamente un obstáculo que hay que superar. “La razón por la que le votaré a él y no a Marine Le Pen... ¡Para que gane!”, continúa. “Si hablamos de raza [...] preferiría que Marine Le Pen tuviera el talento de Éric Zemmour porque Marine Le Pen es realmente francesa [...]. Ya conoces mis ideas... Ya sabes lo que pienso sobre el tema tabú con R mayúscula... Preferiría que Marine Le Pen tuviera éxito”.

Las transgresiones racistas y xenófobas del antiguo columnista de CNews y de Le Figaro son una increíble oportunidad que hay que aprovechar, prosigue Daniel Conversano: “Tenemos a Zemmour que asume la herencia de Pétain, almuerza con la hija de Ribbentrop [ministro de Asuntos Exteriores del Tercer Reich, ahorcado en Nuremberg], son vientos de libertad”.

Antisemitas con Zemmour

El multicondenado Hervé Ryssen, figura junto con Alain Soral del antisemitismo más virulento en Francia, recién salido de la cárcel, también apuesta por el polemista de extrema derecha. Tras una nueva condena el pasado mes de mayo por impugnación de un delito de lesa humanidad e injurias antisemitas, se lanzó a un largo y tortuoso desarrollo en el último número de la revista Civitas, titulado “Zemmour, ¿salvación o estafa?”, para explicar, en esencia, cómo él, el antisemita, puede apostar por un judío...

“Hay un pequeño puñado de puristas que siempre considerarán a Zemmour un enemigo por sus orígenes judíos sefardíes, diga lo que diga, haga lo que haga. No ignoro la capacidad de ciertos miembros del ‘pueblo elegido’ de transformarse en cualquier cosa para absorber la oposición política, burlar a sus adversarios y atraer a los más reticentes. [...] Pero también sé que en la historia, muchos judíos han dejado el judaísmo; y algunos se han convertido sinceramente al cristianismo. ¡Me dirán que Zemmour no se convirtió! Pero no por escupirle en la cara a dar el paso hacia nosotros”.

Gregory Roose, columnista del semanario de extrema derecha Valeurs actuelles y autor de varios panfletos sobre la inmigración y el Islam, también apoya al polemista. Este antiguo secretario departamental del FN en los Alpes de Alta Provenza, que abandonó el partido en 2018, ha publicado recientemente Journal d'un remplacé, à l'usage des esclaves des grands et petits remplacements. En él escribe, entre otras cosas, que “Francia tiene el derecho y el deber de recuperar su unidad, su homogeneidad étnica”.

El 23 de agosto, en Valeurs actuelles, escribió: “En 2022, Marine le Pen podría tener dos opciones: perder en el deshonor o sacrificarse por Francia”.

En la galaxia de la extrema derecha que se ha alineado con Éric Zemmour, encontramos también a Thomas Joly, presidente del Partido de Francia, un micropartido creado por el exeurodiputado frentista Carl Lang en 2009. Anunció su apoyo en su “fiesta del cerdo a la parrilla”, en consonancia con las camisetas que le gusta llevar en honor del mariscal Pétain. Otro ejemplo es Thomas Ferrier, líder del Partido de los Europeos, un grupo identitario racista que reivindica “el politeísmo ario de nuestros antepasados”.

En Twitter, Thomas Ferrier dijo recientemente que “Le Pen [era] poco interesante”. “Va a recibir una paliza electoral memorable”, escribió. “Y todos aplaudiremos. Zemmour señala y nombra el verdadero peligro. Toda Europa debe unirse para hacerle frente. Una Europa unida es nuestra fortaleza”. En su programa, Thomas Ferrier propone una ciudadanía europea definida por la sangre y el “principio de descendencia patrilineal y matrilineal”.

Autor, con seudónimo, de un folleto titulado Fascismo, fascismos, nacionalsocialismo, en el que propone nada menos que la rehabilitación de esta ideología “en lo que respecta a sus valores si no puede ser su nombre”, Thomas Ferrier ha ofrecido sus servicios a Éric Zemmour para ser candidato a las elecciones legislativas de 2022. Sin una estructura de partido, el polemista de extrema derecha puede contar con esta nebulosa para hacerse con una buena cantera.

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Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

Llevaban años esperándole. Decepcionados por la Agrupación Nacional (AN), todo un sector de la ultraderecha recibe en estos momentos como una bendición la futura candidatura de Éric Zemmour. Una oportunidad, piensa esta nebulosa social, de ver sus ideas llegar al poder. Aunque el partido de extrema derecha lleva diez años intentando limpiar su imagen eliminando los elementos más vergonzosos, el rencor de los que arrinconados se vuelve en su contra como un bumerán.

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