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Así inyecta su odio la ultraderecha europea en las redes sociales tras un atentado islamista
El teletipo de la AFP aún no había salido –se difundirá a las 21:38– pero las cuentas de Telegram y Twitter del ultraderechista Damien Rieu ya estaban repletas de imágenes del atentado de Viena. Algunas, impactantes, muestran el disparo a quemarropa de un transeúnte. Casi al mismo tiempo, el muy mediático Jean Messiha –ya exresponsable de la formación Agrupación Nacional, tras anunciar recientemente su salida del partido de Marine Le Pen– comparte en Twitter vídeos del ataque.
[Se han escuchado varios disparos delante de la #sinagoga situada en #Schwedenplatz, en #Viena, #Austria. Operación policial de gran envergadura en marcha.]
Por la noche, la Policía francesa, haciéndose eco de un mensaje de la Policía austriaca, pedía expresamente no compartir dichas imágenes, ampliamente difundidas en las redes sociales.
El fenómeno no es nuevo y, cada vez que se produce un ataque, la extrema derecha se encuentra presta a la hora de difundir y redistribuir fotos y vídeos, cuya autenticidad se ha comprobado o no.
Jueves 29 de octubre, a primera hora de la tarde. Sólo horas después del ataque perpetrado con un cuchillo que se cobró tres víctimas en Niza, un tal “Wermer Charles” publicaba en Twitter el nombre del presunto autor, Brahim A., a las 13:46, junto con su fecha de nacimiento. Según ha podido saber Mediapart (socio editorial de infoLibre), este tuit, que pasa relativamente desapercibido –en estos momentos solo suma 20 retuits –, es la primera mención que a ese nombre se hace en la red social. Se publica tres horas antes que de la agencia AFP, que no hace mención expresa a ese nombre hasta las 16:47, con un error ortográfico, antes de corregirlo a las 17:18.
Unas horas más tarde, el fiscal de la República pedirá que el nombre no se haga público para no poner en riesgo la investigación.
Parece evidente que este usuario de internet, que tiene como avatar una caricatura de Mahoma publicada por Charlie Hebdo, parece estar bien informado. Es difícil saber más sobre su identidad, excepto que parece tener convicciones arraigadas en la extrema derecha, como lo demuestran sus retuits de Marion Maréchal y Matteo Salvini. Preguntado por Mediapart sobre sus fuentes, finalmente indicó que la información de la identidad del terrorista de Niza se la proporcionó un “periodista” y que la publicó con el objetivo de “informar”. “Cuando me dieron la información, me dijeron que era de 'fiable a muy fiable'. Me sorprende más que las redacciones no fuesen más rápido cuando la información parecía ya haber sido comprobada (al menos eso es lo que me dijeron)”. En cuanto a sus opiniones políticas, explica: “Desgraciadamente, no soy de extrema derecha (o al menos la definición ha cambiado mucho desde que se estudió en mi época). Valores de derechas, ideas sociales y patriotas, como todo francés (el gaullismo, en resumen)”.
Esa misma mañana, también se había publicado en las redes sociales una foto de Brahim A. En ella, aparece tendido en el suelo, con las manos a la espalda, recibiendo atención sanitaria. A las 11:02 de la mañana, la activista del grupo ultra Génération Thaïs d'Escufon fue una de los primeros en compartirlo. En Instagram, la publica, pixelada, para sus 9.000 seguidores, y comenta: “Vuestros impuestos financian la inmigración e incluso la hospitalización de los que os matan”. Otros activistas del mismo movimiento también difunden en minutos la foto, esta vez sin pixelar.
Después de que Samuel Paty fuera asesinado por un hombre de origen checheno, Damien Rieu ya había difundido en su cuenta de Telegram un documento de la Dirección General de la Policía Nacional (DGPN) titulado “La fisionomía de la criminalidad chechena en Francia”. El documento, fechado el 29 de octubre de 2020, obviamente está reservado para uso interno. El activista de extrema derecha es muy consciente de ello y afirma en un comentario: “Documento sobre los chechenos. Lo borraré en 10 minutos”. No hay necesidad, sin duda, de poner en riesgo a sus preciosos informantes.
En septiembre de 2015, después del atentado cometido por Yassine Sahli en nombre de Daesch en la fábrica de Air Products (Isère), la foto de la cabeza del jefe, decapitado, colgada en la puerta de la fábrica incendió la fachosfera. El policía que había admitido estar detrás de la difusión de la siniestra foto finalmente resultó condenado a tres meses de prisión condicional por “violación del secreto profesional”. Un mal menor cuando la Fiscalía había abierto inicialmente una investigación por “apología del terrorismo” y “vulneración del respeto de los fallecidos".
Durante el ataque cometido cerca de la que fuera la redacción de Charlie Hebdo el 25 de septiembre, Damien Rieu, también asesor de AN en el Parlamento Europeo, fue uno de los primeros, entre las 13:30 y las 14:00 horas, en difundir imágenes de videovigilancia en su cuenta de Telegram. La cara del sospechoso estaba entonces muy borrosa. El vídeo desaparece unas horas después de su cuenta.
A esa misma hora, como publicaba la web Arrêt sur images, fue el periodista de RT –medio de comunicación pro Putin que tanto gusta a la extrema derecha– Raphaël de Montferrand quien publicó por primera vez las imágenes de las cámaras de seguridas en las que se ve el sospechoso. Eran alrededor de las 13:30. También da a conocer la foto del presunto autor del ataque, con las manos atadas, dentro de la comisaría. El rostro del sospechoso no está pixelado. De Montferrand borrará esos tuits a última hora del día.
Una vez más, la ultraderecha y la prensa de la extrema derecha están en primera línea. Si bien la fachosfera suele deleitarse con noticias que presentan a víctimas “francesas” haciendo frente a la “chusma” y comparten a diestro y siniestro, los ataques islamistas son para ella una oportunidad de oro –voyeurismo macabro– para dejar huellavoyeurismo.
Inmediatamente después del ataque perpetrado en la sala Bataclan de París, Michel Cataneo, concejal del Frente Nacional en Marsella, hizo circular una foto del interior de la sala de conciertos en la que se podían ver varios cadáveres de víctimas tendidas en un suelo cubierto de sangre. Mientras la Policía Nacional solicitaba que no se publicase dicha foto en las redes sociales, el político del Frente Nacional la difundía en Twitter con este comentario: “La foto que la censura no quiere que veas”. Explicaba esa decisión en el Lab D’Europe: había que hacer visible la violencia terrorista. “El sistema no se ofendió por la foto del niño en la playa para dorar la píldora a los migrantes, ahí se ve el resultado. Enseñemos el trabajo del yihadismo”, justificó, refiriéndose a la foto del cuerpo del niño sirio, arrastrado hasta una playa turca.
Una justificación similar a la utilizada por Damien Rieu, que también había difundido la imagen, cuando estaba a cargo de la comunicación, en el ayuntamiento de FN en Beaucaire.
El mismo argumento una vez reaparecía más este viernes. “Difundir el vídeo de George Floyd agonizando y la foto de Aylan varado en la playa: ¡Bravo, genial, hará que la gente se sensibilice de los problemas! Difundir las fotos de las barbaridades islamistas: Vergonzoso, debe ser escondido, recuperación, prohibido!”, escribe Rieu, que se entera de que un hombre de 20 años ha sido detenido en París por “difundir un mensaje violento”. El joven habría publicado en el sitio jeuxvideo.com, muy apreciado por la fachosfera, un enlace que lleva a una página que muestra la foto de una de las mujeres decapitadas en Niza.
La extrema derecha pretende erigirse en supervigilante del terrorismo, y por lo tanto los primeros en ser informados sobre los ataques, pero la difusión de imágenes atroces de los ataques islamistas –incluso sin ser los primeros– sigue siendo un elemento clave de la propaganda, explica el historiador Nicolas Lebourg. Recuerda así que la guerra de Argelia fue un gran momento de propaganda, mediante la difusión de imágenes de las atrocidades cometidas por el FLN. “La federación de estudiantes nacionalistas, salida de la disuelta Jeune Nation, distribuyó folletos con fotos tomadas por soldados en el lugar, fotos atroces que mostraban narices cortadas, labios cortados, explicando ‘el FLN, es eso'”, subraya este especialista en la extrema derecha.
Marine Le Pen y el eurodiputado Gilbert Collard también serán juzgados ante el tribunal de Nanterre por “difundir imágenes de naturaleza violenta” por mostrar imágenes extremadamente violentas de los crímenes de Daesch.
El 16 de diciembre de 2015, el presidente del Frente Nacional difundió tres vídeos del Estado islámico en respuesta a un paralelismo supuestamente establecido por el periodista de BFMTV Jean-Jacques Bourdin entre su partido y Daesch. Uno muestra un soldado sirio aplastado vivo por un tanque; en otro se ve a un piloto jordano siendo quemado vivo mientras está encerrado en una jaula y el tercero incluye imágenes del cuerpo decapitado del periodista americano James Foley. No hay nada como las imágenes heladoras para golpear a los espíritus.
El jueves pasado, mientras que los rumores siguen llevando a pensar que el hombre al que disparó la policía en Aviñón estaba armado con un cuchillo y supuestamente amenazó a los policías al grito de “Allahû Akbar”, el grupo ultraderechista feminista Némesis fue uno de los primeros en difundir una foto de su cuerpo tendido en el suelo en un charco de sangre. La publicación, con un lacónico “acción-reacción”, se borró menos de media hora después. Este hombre, en tratamiento médico por problemas psiquiátricos, en realidad amenazó a un comerciante magrebí con un arma blanca y llevaba una chaqueta con el logotipo “Defender Europa” del grupúsculo ultraderechista Génération.
Este artículo finalmente fue actualizado el 4 de noviembre por la mañana. Charles Wermer respondía finalmente a nuestra llamada, tras la publicación del artículo el martes 3 de noviembre, a las 23:46. Incluimos su respuesta al presente texto.
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Traducción: Mariola Moreno
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