A última hora de la tarde del lunes 10 de junio, sonaban las sirenas de las ambulancias de una colina a otra de Ramala, y todo el mundo sabía que aquello no auguraba nada bueno. Tantos vehículos de emergencia significa inevitablemente una incursión del ejército israelí, heridos y posiblemente muertos. Las preguntas “¿Dónde?” y “¿Cuántos?” tuvieron una rápida respuesta, como de costumbre: el pueblo de Kfar Naima, al noroeste de Ramala, cuatro muertos y varios heridos.
La capital administrativa de facto de la Autoridad Palestina se preparaba así para la huelga general convocada por Fatah, el partido del difunto Yaser Arafat y de Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina.
El martes por la mañana, administraciones, comercios y universidades mantuvieron sus puertas cerradas. Los colegios ya están de vacaciones por la fiesta del Eid al-Kebir (sumisión de Ibrahim-Abraham al mandato de Dios de sacrificar a su hijo, ndt) , que comienza a finales de la semana. Toda la ciudad está como adormecida, salvo las panaderías y farmacias, que están abiertas.
“Somos parte de los servicios esenciales que se prestan a la población y cumplimos con nuestro deber", declaró a Mediapart Sally al-Khoutoul, farmacéutica de 23 años. “Lo que no me impide compartir el enfado de mis conciudadanos. Por supuesto que les apoyo". Su farmacia alargada es el único negocio con las persianas levantadas de esta calle normalmente concurrida, a tiro de piedra de la plaza Manara, el corazón de Ramala.
Un poco más allá, bajo un toldo que les protege del sol, decenas de personas sentadas en sillas de plástico sostienen sobre sus rodillas o contra sus piernas fotos de hombres y mujeres. Cada retrato está rodeado por los colores de la bandera palestina y cada nombre va precedido de la frase “Libertad para el heroico detenido”. La concentración, organizada por el Comité para los Asuntos de los Presos y Ex Detenidos, se logró mantener.
Huelga contra las constantes redadas
Porque en esta huelga general se unen las dos cuestiones: las incesantes incursiones del ejército israelí en ciudades y pueblos palestinos de Cisjordania y la de los presos. “Tenemos que decir alto y claro, todos unidos, nuestra determinación y nuestra rabia ante los asesinatos y encarcelamientos", afirma Taysir Zabri, ex dirigente del partido marxista Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) en Jordania, elegido en 2006 como independiente al Consejo Legislativo Palestino (Parlamento), suspendido desde 2007. “El ejército de ocupación ha matado a más de 500 palestinos desde el 7 de octubre. Hay más de 9.500 detenidos. Por no hablar de los mártires de Gaza. Ya basta".
"La huelga general es una tradición muy importante en el movimiento palestino, porque expresa tanto la unidad del pueblo palestino tras la consigna de lucha nacional como la opción por la no violencia. También envía un mensaje al ocupante: no cederemos y estamos unidos frente a sus asesinatos", explica Ghassan Khatib, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Bir Zeit y respetado intelectual. “En el caso actual, la huelga general expresa la solidaridad con el pueblo de Kfar Naima".
¿Qué pasó en Kfar Naima el lunes por la noche? Como suele ocurrir, por no decir siempre, las versiones difieren entre las fuerzas israelíes y los testigos palestinos.
Según un comunicado de la policía israelí citado por Le Monde, el objetivo de la incursión militar era “detener a uno de los terroristas que había venido a cometer un atentado contra judíos y que había incendiado una casa móvil en la granja de Sdé Ephraïm”. "En cuanto la policía llegó al lugar donde se escondían los sospechosos, el terrorista y otros tres intentaron escapar en un vehículo e incluso atropellaron a agentes encubiertos que operaban en la zona. La policía abrió fuego contra el vehículo y neutralizó a los terroristas", añadió la policía.
Se acelera la expansión de los asentamientos
Un vídeo grabado de noche por una cámara térmica y publicado en redes sociales muestra a un hombre, con la cabeza cubierta por una capucha, alrededor de una casa móvil colocada en la plataforma de un tráiler, mientras un incendio lo envuelve la todo. Casas móviles de este tipo son utilizadas por los colonos para ampliar el territorio de sus colonias, que son ilegales según el derecho internacional. Suelen instalarse a cierta distancia del asentamiento “madre” y permiten a los colonos apoderarse de las tierras palestinas situadas entre ambos lugares.
El puesto avanzado de Sdé Ephraim se estableció ilegalmente incluso para la legislación israelí, es decir, sin la aprobación oficial de las autoridades, cerca de las aldeas palestinas de Ras Karkar y Kfar Naima. Allí se han producido numerosos enfrentamientos e incidentes entre colonos judíos israelíes y residentes palestinos.
La expansión de los asentamientos se ha acelerado bruscamente desde la llegada al poder de dos representantes de los movimientos de colonos más radicales, supremacistas judíos y extremistas religiosos, Bezalel Smotrich, actual ministro de Finanzas, y de Itamar Ben Gvir, que ocupa la cartera de Seguridad Nacional en el gobierno de Benyamin Netanyahu.
Los colonos tienen carta blanca desde el 7 de octubre de 2023 y la masacre cometida por Hamás y otras facciones palestinas cerca de la Franja de Gaza.
Relatos contradictorios
Según la policía israelí, el hombre del vídeo es Mohamed Jaber, de 42 años, miembro de las brigadas Al Qassam, brazo armado de Hamás, afirmación confirmada por el movimiento pero desmentida por su familia. Las fuerzas especiales israelíes fueron a buscarlo a Kfar Naima el lunes por la noche. Al parecer, mataron a tres cómplices de Yaber que intentaban huir en coche e irrumpieron en la casa donde se alojaba, matándolo a él también a tiros.
Un miembro de la familia de Jaber, con el que Mediapart logró ponerse en contacto en la tarde del martes 11 de junio, cuenta una historia muy diferente.
Al atardecer del lunes, el ejército israelí lanzó una incursión en el pueblo, como “hace cada semana desde octubre de 2023”, explica nuestro testigo, que desea permanecer en el anonimato por razones de seguridad. Mohamed Jaber, que salió de la cárcel en 2021 tras dos décadas encarcelado, estaba en el pequeño supermercado que compró al salir cuando oyó que un joven había resultado herido.
El hombre, cuya esposa va a dar a luz a su primer hijo dentro de unas semanas, acudió a socorrer al herido con dos amigos, pensando que las fuerzas israelíes habían abandonado el pueblo. Cuando se acercaba al herido, su coche fue ametrallado.
Los cadáveres no han sido devueltos a las familias, ha declarado el familiar contactado por Mediapart. Quedarse con los restos mortales es una práctica habitual de las fuerzas israelíes y su recuperación es una reivindicación recurrente de los palestinos, que también fue secundada por la huelga general del martes.
“Lo ocurrido en Kfar Naima no es nada excepcional", comenta Ghassan Khatib. “Según los propios israelíes, desde octubre han matado a más de 500 palestinos. Ayer fueron cuatro en Kfar Naima. La semana anterior, tres en el campo de refugiados de Balata, en Naplusa, y la anterior, cinco en Yenín. Se ha producido un claro aumento de la brutalidad israelí.”
Una resolución de la ONU recibida sin esperanza
En este ambiente de gran tensión, la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU el lunes 10 de junio pasó prácticamente desapercibida en Ramala. Sally, la farmacéutica, no sabía nada. Ella es de Gaza y ha perdido a algunos de sus familiares más queridos, su tía y el marido de su tía. "Los mataron en su coche cuando huían hacia el sur. Dejan huérfanos a diez niños. Si el mundo realmente quisiera que cesara la masacre en Gaza, habría actuado antes", suspira. “Todo esto, esta resolución, es una vez más una cortina de humo".
La resolución 2735, presentada al Consejo de Seguridad por Estados Unidos el lunes 10 de junio y aprobada por 14 votos a favor y una abstención, la de Rusia, insta a Hamás e Israel a adoptar y cumplir el plan en tres fases propuesto por el presidente Joe Biden el 31 de mayo. La primera fase, de seis semanas de duración, prevé un alto el fuego temporal, la liberación de algunos de los rehenes y prisioneros palestinos, la retirada de las fuerzas israelíes de las zonas pobladas y el acceso de la ayuda humanitaria. Durante la segunda fase, se liberarían los rehenes israelíes restantes, el alto el fuego pasaría a ser permanente y se completaría la retirada del ejército israelí de la Franja de Gaza. La tercera fase se dedicaría a la reconstrucción del enclave palestino.
Esta resolución le viene bien a Biden [...], pero me temo que nunca se aplicará
Obviamente bien acogida por las cancillerías de todo el mundo, esta resolución está siendo llevada en solitario por el Secretario de Estado americano Antony Blinken, en su octava gira por Oriente Próximo desde el 7 de octubre. Blinken califica de “esperanzadora” la declaración de Hamás de estar dispuesta a negociar los detalles del plan y afirma que el primer ministro israelí le había asegurado su compromiso de aceptarlo. Pero este optimismo parece tener más que ver con el “método Coué” (poder de autosugestión, ndt) que con un análisis realista.
Este mismo lunes, la representante de Israel ante las Naciones Unidas, Reut Shapir Ben-Naftaly, reiteraba la postura de su gobierno: “la guerra terminará” cuando los “objetivos” de Israel “se cumplan”. Estos objetivos, la liberación de todos los rehenes y la destrucción de Hamás, parecen poco compatibles con el plan por etapas presentado por Joe Biden.
Como una señal más de que las esperanzas se han desvanecido, el diario israelí Haaretz, en su versión inglesa, sólo dedicó un breve artículo el martes por la mañana a esta aprobación sin precedentes, señalando que el gobierno de Benyamin Netanyahu ya había “declarado públicamente su oposición al marco de la resolución”.
En Ramala, la Autoridad Palestina afirmó, por supuesto, su apoyo. Pero es la única que finge creer en ello. “Ni siquiera merece la pena comentarla”, declaró el martes por la mañana Qaddoura Fares, presidente del Comité de Asuntos de los Presos, en coincidencia con las personas entrevistadas por Mediapart en la concentración de apoyo a los presos.
“Esta resolución está bien, pero no es suficiente", afirma Ghassan Khatib. “Ya se sabe que el diablo está en los detalles. Cuando llegue el momento de negociar los detalles de su aplicación, surgirán posiciones irreconciliables. Por parte de Hamás, no quieren un alto el fuego, sino el fin de la guerra. Los israelíes se niegan y su objetivo es la destrucción de Hamás. Ningún dirigente israelí puede aceptar otra cosa que no sea una victoria a cambio del fin de la guerra. Esta resolución le viene bien a Biden, pues demuestra que está haciendo algo, pero me temo que nunca se aplicará".
Ver másEl Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución que pide un alto el fuego "inmediato" en Gaza
No sería la primera vez. La historia de Israel y Palestina está llena de resoluciones vinculantes de la ONU que han quedado en agua de borrajas.
Traducción de Miguel López
A última hora de la tarde del lunes 10 de junio, sonaban las sirenas de las ambulancias de una colina a otra de Ramala, y todo el mundo sabía que aquello no auguraba nada bueno. Tantos vehículos de emergencia significa inevitablemente una incursión del ejército israelí, heridos y posiblemente muertos. Las preguntas “¿Dónde?” y “¿Cuántos?” tuvieron una rápida respuesta, como de costumbre: el pueblo de Kfar Naima, al noroeste de Ramala, cuatro muertos y varios heridos.