Un año después del inicio de la guerra en Ucrania, la Unión Europea (UE) ha conseguido reducir drásticamente sus importaciones de gas ruso por gasoducto. Según las últimas cifras, cayeron un 74% en el tercer trimestre de 2022 en comparación con el mismo periodo de 2021. Antes del conflicto, el 40% del gas consumido en Europa era ruso.
El objetivo era "poner fin a la dependencia de la UE de los combustibles fósiles rusos" y "luchar contra la crisis climática", según la Comisión Europea. El pasado mes de octubre, la Comisión declaraba: "La UE no puede seguir dependiendo de un proveedor que desprecia abiertamente nuestros valores y la paz en Europa.”
Para compensar esa reducción, la Comisión propuso en marzo de 2022 diversificar las fuentes de suministro del "viejo continente", en particular "mediante un aumento de las importaciones de gas natural licuado (...) de proveedores no rusos". El gas natural licuado, o GNL, se refiere al gas fósil que ha sido enfriado a - 160°C para poder ser transportado por barco.
Por ello, los países de la UE firmaron a toda prisa contratos de suministro con Estados Unidos y Catar, los principales productores mundiales de GNL, y anunciaron la construcción de unas 30 terminales de importación de gas licuado.
Pero, paradójicamente, Rusia se convirtió en el segundo mayor proveedor de GNL a los países europeos en 2022, según datos de la Comisión recopilados por la ONG Amigos de la Tierra. Las importaciones rusas de GNL en Europa incluso aumentaron un 46% entre enero y septiembre de 2022 en comparación con el mismo periodo de 2021.
"Un verdadero sinsentido, ya que la carrera hacia el GNL se justificó políticamente por la necesidad de deshacernos de nuestra dependencia de los combustibles fósiles rusos, como reacción a la guerra de Ucrania", denuncia esa ONG ecologista.
Ese absurdo se explica por el hecho de que, aunque existe un embargo sobre el carbón y el petróleo rusos, no hay sanciones sobre las importaciones de gas ruso. Además, la fuerte reducción de las compras de gas ruso importado por gasoducto se ha impuesto de facto tras los problemas de mantenimiento por parte rusa y el sabotaje de los gasoductos Nord Stream en septiembre de 2022.
Francia, adicta al GNL ruso
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Francia ha comprado a Rusia GNL por valor de 3.700 millones de euros, lo que la convierte en el séptimo importador mundial de gas ruso.
El Gobierno francés confía en TotalEnergies para que le suministre GNL ruso. La multinacional energética posee efectivamente activos de ese gas en el sector gasístico.
Aunque TotalEnergies afirma haberse retirado de los yacimientos de petróleo y gas de Kharyaga y Termokarstovoye como reacción a la agresión rusa en Ucrania, el grupo todavía posee el 19,4% del capital del productor ruso de gas Novatek y el 20% del consorcio Yamal LNG, un gigantesco complejo industrial para la producción de GNL situado en Siberia.
En 2022, Yamal LNG registró incluso un récord de producción, con 21 millones de toneladas de GNL exportadas. Según datos de tráfico de buques metaneros recogidos por Bloomberg y analizados por expertos, una cuarta parte de esta producción se exportó directamente a Francia. El segundo mayor importador es China (23%).
Por comparación, según los mismos datos, Gran Bretaña interrumpió todas las entregas de gas de Yamal LNG en cuanto estalló la guerra en Ucrania.
Contactado por Mediapart acerca de esta fiebre francesa por el GNL ruso (ver Caja Negra), el Ministerio de Transición Energética explica que Francia "es un punto de entrada para las entregas de GNL a los países europeos" y que "el consumo de gas ha disminuido fuertemente, ya que el plan de sobriedad energética lanzado por el gobierno ha dado sus frutos en los últimos meses".
Dividendos "manchados de sangre”
Los bancos y oligarcas rusos se han visto afectados por las sanciones desde el inicio del conflicto. Por ejemplo, el multimillonario Gennady Timchenko, estrecho colaborador de Putin que en su día copresidió, junto al director general de TotalEnergies, el consejo económico de la Cámara de Comercio e Industria franco-rusa, se vio obligado a dimitir del consejo de administración de la empresa gasística Novatek en marzo de 2022.
Además, el pasado mes de diciembre, TotalEnergies anunció que retiraría a sus consejeros de Novatek y que había registrado en sus cuentas de 2022 una depreciación de sus activos en la empresa rusa de 3.700 millones de dólares.
Sin embargo, a pesar de las sanciones y la retirada del consejo de Novatek, TotalEnergies consiguió 1.500 millones de dólares en dividendos para el año 2022. Una millonada ganada en plena guerra en Ucrania gracias a las acciones en una empresa rusa y en un polígono industrial considerado una bomba climática.
"Para Kiev, estos dividendos de TotalEnergies están "manchados de sangre" y deberían dedicarse a garantizar la ‘reconstrucción de Ucrania’", recordaba recientemente el economista Maxime Combes. pero "los países europeos no han prohibido a sus empresas recoger dividendos en Rusia".
El GNL es extremadamente nocivo para el clima. Su producción emite enormes volúmenes de metano, un gas de efecto invernadero que tiene un potencial de calentamiento 84 veces mayor que el CO2 en un periodo de 20 años. Y la huella de carbono del GNL es 2,5 veces superior a la del gas transportado por gasoducto.
Contactada por Mediapart, TotalEnergies ha respondido que respetaba "las sanciones europeas y las contrasanciones rusas en el ejercicio de sus actividades en Rusia". La empresa añadió que "recordaba en sus principios de actuación para sus actividades en relación con Rusia su deber de contribuir a asegurar el suministro de gas a Europa desde la planta Yamal LNG en el marco de contratos a largo plazo que debe respetar mientras los gobiernos europeos no impongan sanciones contra el gas ruso".
En efecto, la empresa francesa está comprometida por un contrato de suministro de GNL a largo plazo con Novatek que todavía abarca unos veinte años. El 8 de febrero, el día en que TotalEnergies anunció un beneficio neto récord de 19.100 millones de euros para 2022, Patrick Pouyanné, presidente del grupo, declaró en un encuentro con inversores que el contrato de suministro de GNL a largo plazo era "una fuente de liquidez bastante importante".
Un arma geopolítica contra la UE
En junio de 2022, Patrick Pouyanné confesó en una entrevista concedida a Ouest-France que "las autoridades europeas les pidieron que siguieran abasteciendo a los consumidores europeos porque todavía no pueden prescindir de ello".
Contactados por Mediapart, ni la Comisión Europea ni el Ministerio de Transición Energética quisieron reaccionar a esta declaración del Director General de TotalEnergies.
Anne-Sophie Corbeau, investigadora especializada en los mercados del gas, declaró recientemente que "era muy conveniente para todos hacer la vista gorda con el flujo de GNL ruso" hacia los países europeos. Además, señaló que las importaciones rusas de GNL aumentaba las posibilidades de que "Rusia utilizara el GNL como arma de chantaje geopolítico" contra Europa.
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El pasado 24 de febrero, primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, los Estados miembros de la UE aprobaron una décima serie de sanciones para intentar debilitar a Moscú. Ninguna de ellas afectaba al gas ruso.
Caja negra
El Ministerio de Transición Energética, la Comisión Europea y TotalEnergies fueron contactados por correo electrónico el 24 de febrero.
Traducción de Miguel López