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“Si Israel quiere eliminar a un miembro de Hamás, arrasa todo sin piedad”: el diario del horror de un gazatí

Un hombre con una niña en brazos cerca del paso de Rafah, en Gaza.

Celine Martelet (Mediapart)

“Estaba cargando mi teléfono en un lugar donde hay electricidad y apuntaron al edificio que está justo al lado. El miércoles 25 de octubre, Youssef (nombre ficticio para proteger su seguridad) envía toda una serie de mensajes de WhatsApp. Este padre de dos niños está en shock. Acaba de escapar de la muerte. De nuevo. “¡Sigue siendo un milagro!", añaden los habitantes de Gaza.

El viernes 13 de octubre abandonó la Franja tan pronto como el ejército israelí hizo el llamamiento para evacuar la ciudad. Junto a su esposa y sus dos hijos se dirigieron al campo de refugiados de Nuseirat. Estaba convencido de que protegería a su familia. Quería creerlo, aferrarse a esa última esperanza para no volverse loco. “Aquí está todo más tranquilo. No hay agua, pero me quedaré y esperaré a ver cómo evolucionan las cosas”, escribió Youssef el sábado 14 de octubre.

Youseff espera que se abra el paso fronterizo de Rafah hacia Egipto para escapar del “infierno”. Solo piensa en tratar de brindarle una vida mejor a sus hijos. “Hoy nos enteramos que mi esposa está embarazada. Espero que esto sea una señal de un futuro mejor". Un bebé, un impulso de vida para seguir tomando las decisiones correctas. Youssef y su familian viven ahora en un pequeño apartamento en Nuseirat con su madre, su hermano, otros familiares y varios amigos. Todos duermen hacinados en dos grandes habitaciones.

Durante el día hay que buscar algo para comer y beber. Los precios de los alimentos se han disparado, pero él mantiene la esperanza y pregunta periódicamente si tenemos información sobre un “alto el fuego”. Como en todas las guerras, circulan rumores. Algunos anuncian una inminente tregua humanitaria.

Pero nada de esto sucederá.

El sábado 21 de octubre, el ruido de la guerra volvió a invadir a Youssef. Ese día, un ataque aéreo pulverizó un edificio en el mercado de Nuseirat. “Está a 50 metros de donde vivimos. Su objetivo fue un restaurante de falafel y una tienda de electrónica. Me lancé sobre mi esposa y mis hijos para protegerlos con mi cuerpo. Me niego a ver morir de nuevo a nadie de mi gente. Me niego a sobrevivir a ellos".

Esta vez la esperanza se ha ido. “Cuando quieren eliminar a un miembro de Hamás, arrasan todo a su alrededor sin la menor piedad. Esta no es una guerra contra Hamás, es una guerra contra nosotros, los palestinos de Gaza. Quieren que abandonemos esta tierra"

Música para la resistencia

Youssef es un músico palestino muy comprometido. Para él, el arte era una respuesta al bloqueo impuesto por las autoridades israelíes durante quince años. Antes de esta ofensiva israelí, solía decir que sus letras y su música le permitieron asimilar sus traumas. El gazatí había montado un estudio para que otros como él pudieran curar sus heridas invisibles a través de la música. Hoy no sabe qué ha sido de este espacio creativo ubicado en el corazón de la ciudad de Gaza.

Fue desde su “refugio” en Nuseirat donde Youssef vivió casi de primera mano la desaparición de todo su barrio. Un bloque de edificios, un poco alejado del centro de la ciudad de Gaza. Recibió un vídeo de un minuto en su teléfono que mostraba siete edificios de apartamentos pulverizados por un ataque aéreo. Uno tras otro, los edificios van quedando reducidos a pedazos. Youssef lo ha perdido todo. Los recuerdos de toda una vida no son más que polvo. Ese polvo negro que invade el cielo de la Franja de Gaza desde hace tres semanas.

Al igual que Youssef, miles de familias se han resignado a abandonar la ciudad de Gaza para buscar refugio en el sur de la Franja, en Khan Younes y Rafah, muy por debajo de Wadi Gaza, la línea de demarcación citada por el ejército israelí en sus numerosas órdenes de evacuación. Pero desde hace varios días, desde estas dos ciudades llegan numerosos testimonios que denuncian los mismos ataques aéreos contra infraestructuras civiles.

“Ningún lugar es seguro en Gaza", declaró el viernes 27 de octubre el portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Ravina Shamdasani añadió que "a pesar de ordenar repetidamente a los residentes del norte de la Franja de Gaza que se desplazaran hacia el sur, sugiriendo que era seguro, las fuerzas israelíes intensificaron sus ataques contra las dos gobernaciones de la Franja, el sur y el centro durante los últimos días".

Estos ataques afectan a palestinos que habían huido del norte del enclave, como el pasado martes 24 de octubre, cuando una familia entera de la ciudad de Gaza murió en un bombardeo. Hani, el padre, era banquero. Murió a los 35 años con su esposa y sus tres hijos. El más pequeño tenía sólo 3 meses. “Huyó de su casa para morir allí”, escribe su amigo Hassan (este nombre ha sido cambiado). "Nunca olvidaré las veladas que pasábamos juntos en el patio de su casa fumando una pipa de agua".

Hani había dudado durante mucho tiempo antes de abandonar la casa que tanto amaba. Según varias fuentes, muchas familias que se habían ido al sur ahora están intentando regresar a la ciudad de Gaza. “El problema es que desde hace varios días todo el mundo me pregunta: “¿Qué estamos haciendo? ¿Nos vamos? ¿Nos quedamos? Yo les digo: Sólo me hago responsable de mi familia. Y decidí quedarme en casa, en la ciudad de Gaza”, dice Hassan.

En un largo mensaje de audio que nos envía vía WhatsApp, escuchamos reír a su hijo de 3 años y aún el zumbido de los drones israelíes sobrevolando el enclave palestino. En cuanto a Youssef, desde el viernes 27 de octubre no tenemos más noticias suyas. Su teléfono está cortado. En un mensaje final escribió: “No voy a viajar más, no tengo a dónde ir con mi familia. Además, si me muevo, ¿qué cambiará?".

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