Por un lado, la imagen en blanco y negro de Marilyn Monroe, con su ajustado vestido de seda, cantando con voz sensual su Happy Birthday, Mr. President a un JFK fuera de cámara; por otro, los colores cálidos de las cisternas en llamas y la calzada precipitándose al mar. El vídeo que combina estas dos secuencias, publicado en las redes sociales por Oleksiy Danilov, jefe del Consejo de Seguridad de Ucrania, se hizo viral en las horas posteriores a la explosión de un camión bomba en el puente de Crimea el sábado. Todo el mundo captó la evidente ironía en referencia al 70º cumpleaños de Vladímir Putin, celebrado el día anterior, el 7 de octubre.
Se trata de un nuevo golpe para el dictador ruso, y pone fin a una semana que debía celebrar la anexión de los territorios ocupados en Ucrania y que ha visto una mala noticia tras otra.
Viernes 30 de septiembre
En la televisión rusa se reitera machaconamente todo el día: vamos a vivir un "acontecimiento histórico". Por la tarde, Putin firma los decretos de anexión oficial de cuatro regiones ucranianas solo parcialmente ocupadas por el ejército ruso. "El pueblo ha tomado su decisión. Una elección inequívoca... Es la voluntad de millones de personas", declaró, refiriéndose a los simulacros de referendos celebrados en los oblasts (regiones) de Donetsk, Jersón, Lugansk y Zaporiyia, añadiendo que formarían parte de Rusia "para siempre". En realidad, las derrotas militares impulsaron al Kremlin a cambiar su agenda para celebrar estos referendos apresurados y aprovechar para anunciar las anexiones oficiales de las tierras ocupadas. Pero no importa, si no es la victoria, la ceremonia del día debe dar la ilusión de victoria.
Durante un discurso pronunciado bajo los ornamentos de oro del Salón de San Jorge del Kremlin, el presidente ruso abrevió su tradicional lección de historia paranoica para designar mejor al enemigo. Ya no se trata tanto de una supuesta Ucrania neonazi sino de un Occidente "totalitario", impulsado por una religión –"satanismo puro y duro"– y animado por una "rusofobia multisecular". Un Occidente contra el que hay que librar una "guerra de civilización".
Un discurso que despierte a los ultranacionalistas, ese era sin duda el objetivo. Le Monde señala lo que el periodista Vladlen Tatarskiï publica en redes sociales desde la sala Saint-Georges: "Vamos a derrotar a todo el mundo, vamos a matar a todo el mundo, vamos a robar... todo lo que nos guste". Y, siempre según Le Monde, el actor Ivan Okhlobystine se entusiasmó en el escenario de la Plaza Roja con la próxima conquista de Jarkov, Odessa y otras "ciudades rusas", gritando ante los vítores del público: "¡Hermanos y hermanas, esto es una guerra santa!" .
Había imágenes fuertes, palabras violentas, pero las acciones eran más inciertas. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, preguntado por la prensa presente en el acto, no pudo definir las fronteras de los territorios anexionados. Y con razón.
Mientras los rusos se ven obligados a asistir a los festejos en la Plaza Roja, el ejército ruso se encuentra en una posición difícil en el campo de batalla. Acorralado desde hace varios días, el nudo ferroviario de Limán, en la provincia de Donetsk, supuestamente anexionado y controlado, está siendo rodeado por las tropas ucranianas. Según diversas estimaciones, entre 4.000 y 5.000 combatientes rusos podrían estar atrincherados en los alrededores de Limán, incluidos hombres de las milicias de la autoproclamada "República Popular de Lugansk", soldados de unidades de reserva y elementos del 752º Regimiento de Fusileros del 20º Ejército. La situación tiene mala pinta. En una semana puede que sea peor.
Sábado 1 de octubre
Ramzan Kadyrov, líder de la República Rusa de Chechenia, es un personaje pintoresco y un bocazas acostumbrado a dar la nota. Sin embargo, el hombre que envió a sus milicias a invadir Ucrania ha atacado con una vehemencia poco común (incluso para sus propios estándares) al coronel general Alexander Lapin, jefe de operaciones en la ciudad de Limán, cuya caída parece inminente.
En su canal de Telegram, Kadyrov condenó al general ruso diciendo: "Degradaría a Lapin al rango de un simple soldado y lo enviaría al frente con un rifle para lavar su vergüenza con sangre.” Y el checheno, que también pide "medidas más radicales, como el uso de una bomba nuclear de baja potencia", critica a los superiores de Lapin, sin nombrarlos, "esos que le cubren en el Estado Mayor".
Parece referirse al Jefe del Estado Mayor, el general Valery Guerasimov, y al Ministro de Defensa, Sergei Shoigu, las mismas personas que desaparecieron de las imágenes propagandísticas cuando se produjeron los primeros reveses rusos al principio del conflicto. Y Kadyrov no es el único que grita.
"¡Bien dicho, Ramzan, guapo! Tenemos que enviar a estos perdedores al frente sólo con una ametralladora", afirma en un comunicado el oligarca ruso Evgeny Prigozhin, fundador del grupo Wagner. Él, cuyos mercenarios luchan en el frente ucraniano, califica públicamente a los jefes militares rusos de "basura"...
Domingo 2 de octubre
"A las 12:30 hora local, la ciudad de Limán está completamente libre de ocupantes rusos", presume el Ministerio de Defensa ucraniano en un tuit. Tras cuatro meses de ocupación rusa, ha sido liberada esta ciudad de 20.000 habitantes, un nudo ferroviario de importancia estratégica. En ese lugar, donde la administración de ocupación rusa acababa de organizar un simulacro de referéndum de anexión, el símbolo es mortal para el jefe del Kremlin. Dos días después del festejo de la anexión, Putin no puede defender los territorios que dice haber ganado para Rusia.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, aprovechó su discurso diario para felicitarse. "¡Rusia orquestó una farsa en el Donbás y ahora ondea allí una bandera ucraniana! Y Zelensky metió el dedo en la llaga aludiendo a las críticas vertidas el día anterior por los aliados y allegados a Putin, Ramzan Kadyrov y Yevgeny Prigozhin. "Ya han empezado a morderse entre ellos: buscan a los culpables, acusan a ciertos generales de los fracasos... Esta es la primera alarma, y debería sonar en todos los niveles del poder ruso. Os irán eliminando uno a uno, os convertirán en chivos expiatorios mientras no resolváis el problema con quien lo empezó todo, con quien inició esta guerra sin sentido de Rusia contra Ucrania.”
En el Este, Limán ha caído, y en el Sur se divisan nubarrones. Hasta ahora, el ejército ruso había mantenido a raya a los ucranianos. Por la noche, los comentaristas pro-Kremlin deploran el hecho de que el enemigo era ahora numéricamente superior en la región de Jersón.
Blanco de las críticas de los ultranacionalistas que le culpan de las derrotas del ejército ruso, el ministro de Defensa ruso encargado de supervisar la invasión, Sergei Shoigu, se congratula de que más de 200.000 reservistas del ejército ruso hayan sido movilizados desde el anuncio el 21 de septiembre de una movilización militar "parcial" en el país para luchar en Ucrania. 200.000 alistados en contraste con los 700.000 que prefirieron huir de su propio país, según estimaciones reveladas el mismo día por la versión rusa de la revista Forbes. La mayoría de ellos se fueron antes de la movilización pero, desde entonces, el movimiento se ha acelerado. Se dice que, sólo desde finales de septiembre, 150.000 rusos se han ido a Georgia y Kazajistán.
Por la noche, el presidente Zelensky confirmó lo que era evidente sobre el terreno: en el Sur, el frente ruso, que había resistido hasta entonces, se estaba resquebrajando. El ejército ucraniano está realizando avances "bastante rápidos y potentes", declaró, aprovechando la ocasión para agradecer a Joe Biden el "continuo apoyo militar y financiero" de Estados Unidos.
Miércoles 5 de octubre
Dos días antes de su cumpleaños, Putin firma la ley de anexión de las cuatro provincias ucranianas y los decretos de nombramiento formal de los dirigentes que Moscú ya había designado. También aprovechó la ocasión para rubricar un decreto de anexión de la central nuclear ucraniana de Zaporiyia. Y sobre la contraofensiva rusa, el dictador se muestra tranquilizador: "Suponemos que la situación se estabilizará y que podremos desarrollar estas zonas de forma pacífica.” Pero sus palabras ya no bastan para ocultar lo evidente.
Por la tarde, un parlamentario ruso pidió al ejército que "deje de mentir" sobre sus derrotas. "Nuestro pueblo no es tonto, Y ve que no queremos decirles ni siquiera una parte de la verdad. Esto puede llevar a una pérdida de credibilidad", dijo en Telegram Andrei Kartapolov, presidente del comité de defensa de la Duma y antiguo comandante militar.
Jueves 6 de octubre
Como una foto de familia dirigida a Putin, cuarenta y cuatro líderes europeos se reúnen en Praga para subrayar el aislamiento del dictador ruso, siete meses después del inicio de su invasión de Ucrania. Se pone en marcha la Comunidad Política Europea (CPE). Una reunión más grande que la Unión Europea (UE), con diecisiete países invitados además de los 27. “Aquí se reúne todo el continente europeo, con la excepción de dos países: Rusia y Bielorrusia. Esto demuestra lo aislados que están estos dos países", declaró el Primer Ministro belga Alexander De Croo a su llegada.
A principios de año, el líder del Kremlin contaba con la división europea para invadir impunemente Ucrania. Eso ha fracasado oficialmente. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, señala la responsabilidad de un hombre: "Hay que hacerlo sin Rusia, no porque no queramos que Rusia forme parte de Europa, sino porque la Rusia de Putin se ha situado fuera de la comunidad europea.”
Y a 6.000 kilómetros de distancia, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hace ademán de preguntarse en un acto de recaudación de fondos para la campaña demócrata al Senado en Nueva York: "Estamos tratando de averiguar cuál es la puerta de salida de Putin", dice. "¿Cómo puede salir de esto? ¿Cómo puede posicionarse para no perder la cara o una parte importante de su poder en Rusia?"
Viernes 7 de octubre
Este día Vladímir Putin cumple 70 años. También es el día en que se concede el Premio Nobel de la Paz al defensor de los derechos humanos Ales Bialiatski, encarcelado en Bielorrusia, a la organización rusa Memorial, disuelta por el gobierno de Putin, y a la organización ucraniana Centro para las Libertades Civiles. Fue una forma transparente de denunciar la política dictatorial de Putin y de su aliado bielorruso Alexander Lukashenko.
También es el día en que el aborrecido enemigo del dictador ruso, el presidente ucraniano Zelensky, anuncia que su ejército ha reconquistado casi 2.500 kilómetros cuadrados de territorio, controlado desde finales de septiembre por las fuerzas rusas. “Sólo esta semana, nuestros soldados han liberado 776 kilómetros cuadrados de territorio en el Este de nuestro país y veintinueve localidades, seis de ellas en la región de Lugansk. En total, ya se han liberado 2.434 kilómetros cuadrados de nuestro territorio y 96 asentamientos desde el comienzo de esta operación ofensiva."
Pero es sobre todo la fecha de publicación de un artículo en The Washington Post. El diario americano revela que "un miembro del círculo íntimo de Vladimir Putin ha expresado su desacuerdo directamente al presidente ruso en las últimas semanas sobre su gestión de la guerra en Ucrania". Esta información "obtenida por los servicios de inteligencia americanos" se consideró lo suficientemente importante como para incluirla en el briefing diario del presidente Biden.
Al ser preguntado sobre ello, el portavoz Dimitri Peskov lo desmintió, diciendo que la información de los servicios de inteligencia americanos sobre un miembro del círculo íntimo de Putin que desafía directamente al jefe del Kremlin era "absolutamente falsa". Por otro lado, Peskov dijo que "hay opiniones sobre la economía, sobre la conducción de la operación militar, sobre el sistema educativo. Esto forma parte del proceso normal de trabajo y no es un signo de ruptura.”
La revelación de la contestación interna dentro de su círculo próximo, por mucho que sea una dura realidad, no es una sorpresa para Putin. Lo que probablemente le haya hecho ponerse furioso es que proviene de información "obtenida por los servicios de inteligencia americanos". Tras las dificultades iniciales encontradas al principio de la invasión, el dictador había lanzado una caza de topos acusados de haberle informado mal, pero también de haber informado probablemente a Estados Unidos. Así que el artículo de The Washington Post sólo puede reavivar su paranoia sobre su guardia cercana, que consiste en un pequeño número de colegas de sus días como oficial de la KGB y los que conoció cuando era teniente de alcalde de San Petersburgo en la década de 1990 tras el colapso de la Unión Soviética.
Sábado 8 de octubre
A las 06:07 horas, un camión bomba explota en la zona viaria del puente de Crimea, provocando que siete cisternas -llenas de combustible- que se dirigían a la península por la vía férrea de la parte superior, estallaran en llamas. Con la fuerza de la explosión, parte del puente de hormigón armado se desprendió y se hundió en el mar. El puente es una arteria clave para el ejército ruso, pues Crimea ha sido utilizada como base logística de retaguardia desde el comienzo de la invasión.
La carga simbólica de la destrucción parcial del puente es igualmente devastadora para Putin. El puente más largo de Europa –19 kilómetros– y construido con un gran gasto –7.000 millones de dólares (según el New York Times)– fue la gran obra del dictador, que lo inauguró en 2018 y lo consideró el vínculo físico entre la madre patria y la provincia anexionada, que definió como "lugar sagrado" y "tierra santa" de Rusia.
Por la tarde, y sin relación aparente con el ataque al puente, el ejército ruso anunció el nombramiento de un nuevo comandante de su "operación militar especial" en Ucrania. El general Sergei Surovikin, de 55 años, veterano de la guerra civil de Tayikistán en la década de 1990, de la segunda guerra de Chechenia en la década de 2000 y de la intervención rusa en Siria en 2015, había dirigido anteriormente la agrupación "Fuerzas del Sur" en Ucrania.
Su predecesor, el general Alexander Dvornikov, también veterano de la segunda guerra de Chechenia y comandante de las fuerzas rusas en Siria entre 2015 y 2016, ya había sido nombrado para poner fin a las derrotas de la primavera. Otros generales, en puestos menores, también han sido sustituidos desde el inicio del conflicto. Para Putin, mientras los generales bailan, las derrotas continúan. Y el descontento crece entre los principales partidarios del dictador.
En las horas siguientes a la explosión en el puente de Crimea, The Guardian señala que este atentado se produce en un contexto de "crecientes críticas en Rusia a la conducción de su guerra contra Ucrania". Y Le Monde cita el boletín del Ministerio de Defensa británico del sábado por la mañana, en el que se informa de que "un creciente abanico de actores dentro del sistema ruso" se pronuncian para criticar la actuación del Ministerio de Defensa, que ha sufrido "continuos reveses en el campo de batalla durante las dos últimas semanas". Entre esas voces disidentes hay "presentadores de televisión aprobados por el Estado, estrellas del pop y una comunidad de bloggers militares ultranacionalistas"...
Domingo 9 de octubre
Cada día más cerca la retirada de las tropas rusas de Ucrania
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Durante la noche, un nuevo bombardeo ruso sobre la ciudad de Zaporiyia provoca la muerte de al menos diecisiete personas. El jueves, la ciudad ya había sido objeto de siete misiles a primera hora de la mañana, que también mataron a diecisiete personas. El presidente Zelensky reaccionó inmediatamente, denunciando el bombardeo de viviendas civiles: "No tiene sentido. Es una maldad absoluta. Terroristas y salvajes. Desde el que dio la orden hasta el que la ejecutó.” Los ataques del domingo se producen un día después de la explosión del camión bomba en el puente de Crimea. La respuesta de un dictador al final de una semana de desilusión.
El Kremlin anunció que el lunes 10 de octubre Putin presidirá un consejo de seguridad, sin publicar un orden del día, que reúne a los principales ministros y dirigentes políticos y a representantes de los servicios de seguridad y del ejército.
Traducción de Miguel López.