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Viaje al oscuro laboratorio donde los 'natcons' diseñan el mapa con el que Trump regresará a la Casa Blanca

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Maya Kandel (Mediapart)

Washington (Estados Unidos) —

El ambiente era entusiasta, casi eufórico, y eso que aún no se había producido el atentado contra Donald Trump del sábado 13 de julio, acontecimiento que dio al candidato un estatus casi místico y cerró aún más las filas del partido. Durante tres días, del 8 al 10 de julio, en el hotel Capital Hilton de Washington, se reunieron los nacional-conservadores americanos, los natcons, para preparar una futura administración republicana.

En el menú figuraba la versión Trump 2 de la fortaleza América: obsesión por la inmigración, nacionalismo, proteccionismo y no intervencionismo en política exterior. Eran unas ideas omnipresentes en torno a una certeza repetida por todos: "La derecha, somos nosotros". "Bienvenidos a la corriente dominante", declaró Chris DeMuth en la inauguración,  ex director del think-tank reaganiano American Enterprise, ejemplo de la transformación ideológica de la derecha americana desde la elección de Trump en 2016.

Excepto Steve Bannon, en prisión desde el 1 de julio, allí estaban todos: intelectuales y conversos políticos desde el principio, parlamentarios republicanos que se han unido al trumpismo ahora dominante en el Partido Republicano, exmiembros de la administración Trump 1, activistas políticos, influencers y miembros de influyentes think tanks, economistas, politólogos e historiadores. Entre ellos se encontraba el nuevo compañero de candidatura de Donald Trump, el senador J. D. Vance.

Todos ellos esperan ocupar puestos influyentes y utilizar el poder del gobierno federal para poner en práctica sus ideas y castigar a sus adversarios, que aquí describen a veces como enemigos. El público, varios cientos de personas, era predominantemente masculino y más joven que en actos anteriores.

"Organizar la mayor deportación de la historia de Estados Unidos"

Entre las "estrellas" de la convención de este año, una de las más aplaudidas fue Stephen Miller, el hombre que escribió los discursos más virulentos y nacionalistas de Trump y que ostenta el récord de estancia en la Casa Blanca cuando allí reinaba su valedor. Podría volver como "míster Inmigración" si gana en noviembre.

En medio de oportunistas y aliados de primera o última hora, Miller pronunció un discurso de auténtico fascista: lo más preocupante es que parecía sincero en sus convicciones. Para él, las elecciones de noviembre serán "un punto de inflexión para el mundo occidental".

Sus palabras se hicieron eco de los dos primeros puntos de la plataforma del partido desvelada justo antes de la convención republicana de Milwaukee (Wisconsin), que comenzó el lunes 15 de julio: cerrar la frontera y organizar la mayor deportación de la historia de Estados Unidos. La obsesión por la inmigración fue sin duda el tema dominante de esos tres días.

Otra estrella esperada, el senador J. D. Vance, cerró la convención hablando de Ucrania y de su postura anti-intervencionista, "orgulloso de haber ganado ya este combate entre los republicanos". Sin rechazar del todo las alianzas ni la OTAN, cuya cumbre se celebraba al mismo tiempo a pocas calles de distancia, Vance expresó una posición común a otros posibles miembros de una futura administración Trump: la prioridad es China; los europeos deben gastar más en el ejército y defenderse solos; los aliados débiles no sirven para nada, son "protectorados".

Esa gente no debe estar en el Congreso

Pero lo que Vance puso sobre todo en el centro de sus discurso fue el nacionalismo, un nacionalismo basado "en la patria, no en las ideas". Para él, como para Miller, el mayor peligro que amenaza a Estados Unidos es la inmigración "querida por las élites que prefieren mano de obra barata". Hay que recordar que esta posición había sido expresada anteriormente por varios sindicatos americanos y una parte de la izquierda demócrata. Una de las principales novedades de esta campaña ha sido la presencia en la convención republicana del jefe del sindicato de los Teamsters, que defiende a los camioneros, una primicia histórica.

Entre unas intervenciones y otras te encontrabas con un número récord de parlamentarios en comparación con ediciones anteriores, con la excepción del senador por Florida y candidato fallido a la vicepresidencia, Marco Rubio, que canceló su asistencia a última hora. Varios senadores republicanos vinieron "no a unirse al club, sino a la batalla", como Mike Lee, Ron Johnson y Rick Scott, para quienes "no hay consenso posible con los demócratas, así que tenemos que ganarles". Miller fue aún más amenazador: "Esa gente no debería estar en el Congreso".

Por último, hubo sacerdotes, pastores y rabinos en esta convención, en la que la cena de la primera noche y todas las mañanas comenzó con una oración. El senador Josh Hawley no olvidó señalar que "Estados Unidos es una nación cristiana" y que él mismo es un "nacionalista cristiano".

Conspiraciones y planes de venganza

Muchos participantes retomaron la mentira de que Biden robó las elecciones en 2020 y desarrollaron teorías conspirativas más o menos enrevesadas sobre "quién tiene realmente el control" de un Biden "que lleva varios años en estado vegetativo". Según los oradores, podría ser Kamala Harris, el "Estado profundo" o "el Partido Comunista Chino".

Los discursos se dirigían a veces contra los medios de comunicación en virulentos ataques, y en muchos de los debates se presentaron nuevos proyectos contra el sistema judicial. Para esta nueva derecha, que a veces se parece a una secta que repite de las palabras del gran líder Trump, los periodistas siguen siendo los "enemigos del pueblo". Tras las fake news de 2016 y las fake elections de 2020, ahora es la idea de la fake justice la que impulsa el movimiento.

La salvación, según la nueva derecha, debe venir del aumento de la extracción de petróleo y gas

Para ellos, es la izquierda la que es totalitaria, y no dudan en apropiarse de George Orwell, el autor de la ciencia ficción distópica 1984. Esta sigue siendo la estrategia espejo de Steve Bannon: adelantarse a los conceptos, invertirlos, sembrar la confusión y socavar cualquier noción de verdad.

"Tenemos que destituir a esos jueces que han actuado de una manera tan increíblemente partidista", dijo John Eastman, uno de los arquitectos del plan de Trump  para impugnar las elecciones de 2020, un plan que condujo al asalto al Capitolio. El mes pasado, Bannon dijo que el fiscal de Nueva York Alvin Bragg, encargado del juicio de Trump contra Stormy Daniels, "debe ser y será encarcelado".

Prioridad a la economía: la salvación de los combustibles fósiles

Pero lo fundamental del voto americano se mantuvo como mensaje principal. En Estados Unidos, como en Francia y el Reino Unido, las preocupaciones de los electores siguen siendo las dificultades económicas, vinculadas en particular a la inflación, la falta de empleos y servicios en las regiones desindustrializadas, la escasez de viviendas y el coste de la vivienda.

En todos los discursos, los políticos hicieron hincapié en la reindustrialización, en la necesidad de una política industrial decidida "para volver a fabricar productos [en Estados Unidos]", en particular "semiconductores, armas y medicamentos".

Esa ya era, por supuesto, una de las prioridades de la administración Biden, y uno de los aspectos más positivos de su balance: en tres años se han construido un gran número de fábricas, sobre todo en los Estados republicanos, gracias a las grandes ayudas públicas aprobadas por el Congreso en 2021 y 2022 (la "ley del clima", la ley CHIPS sobre semiconductores y la gran ley de infraestructuras). Eso representa un nuevo consenso bipartidista sobre el papel del Estado en la economía, un punto de inflexión importante para los Estados Unidos, un consenso que la mayoría de la gente aquí se negó a reconocer, prefiriendo reclamar la autoría exclusiva.

Según la nueva derecha, la salvación debe venir del aumento de la extracción de petróleo y gas, presentes en grandes cantidades en el subsuelo americano. Un eco directo de la plataforma del partido y de su 4º punto: "¡HACER DE AMÉRICA, DE LEJOS, EL PRODUCTOR DOMINANTE DE ENERGÍA DEL MUNDO!" (se puede ver la mano de Trump en las mayúsculas y los signos de exclamación en el documento original).

La elección de Trump, también en este aspecto, sería devastadora para el resto del mundo. Pero para los natcons, el cambio climático ni siquiera es un problema, y la extracción, en cambio, resolverá todos los males: la inflación, la competitividad, incluso la política exterior, al privar a Rusia de su tesoro de guerra.

Otro hecho notable fue la presencia entre los ponentes y el público de muchos europeos, en particular húngaros, polacos y algunos franceses como Marion Maréchal. "Qué triste...", dijo un participante en el ascensor la primera mañana de la convención, al día siguiente de la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas: ya se imaginaba a Jordan Bardella como primer ministro.

Saurabh Sharma, que se ha hecho cargo de la Fundación Edmund Burke, entidad organizadora de los natcons creados por Yoram Hazony, se mostró tan jovial como escalofriante fue Stephen Miller, pero sus palabras no fueron menos preocupantes. Este joven, que encabeza un movimiento de jóvenes trumpistas, centró todo su discurso en la necesidad de intensificar los vínculos e intercambios de esta "alianza de nacionalistas" en ciernes, con el objetivo de "crear un movimiento internacional de antiglobalistas que la izquierda ha sabido hacer durante un siglo", para intensificar el intercambio de ideas y métodos y aprender unos de otros.

Este nuevo soft power americano ya se manifestó en Brasilia en enero de 2023. Sharma concluyó con estas palabras: "Amigos americanos, tenemos un papel que desempeñar ayudando a otros nacionalistas de todo el mundo".

 

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Maya Kandel asistió a la 4ª conferencia de nacional-conservadores, celebrada en Washington del 8 al 10 de julio de 2024. Kandel es investigadora independiente, asociada a la Universidad Paris 3 Sorbonne-Nouvelle (laboratorio CREW), especializada en Estados Unidos, y trabaja en particular sobre la transformación de la derecha americana.

 

Traducción de Miguel López

El ambiente era entusiasta, casi eufórico, y eso que aún no se había producido el atentado contra Donald Trump del sábado 13 de julio, acontecimiento que dio al candidato un estatus casi místico y cerró aún más las filas del partido. Durante tres días, del 8 al 10 de julio, en el hotel Capital Hilton de Washington, se reunieron los nacional-conservadores americanos, los natcons, para preparar una futura administración republicana.

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