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Werner Kogler, el artífice (inesperado) de la victoria de Los Verdes en Austria
Werner Kogler suele preferir la chaqueta de cuero al traje tradicional. Pero para su toma de posesión como vicecanciller, el líder de Los Verdes (Die Grünen) cedió al protocolo. Excepto por un detalle: se presentó ante el presidente de la República sin corbata. La reacción indignada de los analistas no tardó en llegar y así quedó recogido en las columnas de opinión de los periódicos. Aunque la controversia puede hacer sonreír, no es del todo baladí, ya que el estilo de Werner Kogler es una de las razones de su popularidad entre los votantes ecologistas.
De su infancia en un pequeño pueblo de Estiria, una zona rural del sur del país, conserva el acento y una afectación al hablar que lo hacen único: “En comparación con otros políticos importantes, habla mucho en dialecto”, señala Matthias Kaltenegger, politólogo de la Universidad de Viena. “Hay una tendencia entre los políticos a ensayardemasiado sus intervenciones públicas, lo que puede resultar algo artificial. No suele ser el caso de Kogler. Como se expresa con libertad, sus frases son a veces difíciles de entender, habla muy rápido. Un experto en comunicación lo encontraría poco ideal, pero tiene la ventaja de que le da un aire más auténtico”.
Poco antes de su investidura, confesó a los periodistas que su nuevo título de vicecanciller le seguía pareciendo “muy extraño”. Werner Kogler trabajó entre bastidores durante mucho tiempo. Y en su juventud no parecía interesado en hacer carrera política: “Era básicamente rebelde, no estaba realmente interesado en la política. Para mí todo era fútbol y fiestas”, le confesó a los medios de comunicación austriacos. Incluso entrenó durante un tiempo al equipo juvenil de Graz, la capital regional de Estiria, pero a los 21 años, un grave accidente de moto, en el que casi pierde la vida, puso fin a sus ambiciones deportivas. Este hecho lo convirtió, explica, en alguien “más tranquilo y determinado”. “¿Qué es lo realmente importante?”, se preguntó.
Encontró la respuesta en la ecología. En la universidad, donde estudió economía, ayudó a sacar adelante una iniciativa ciudadana contra la energía atómica, que se materializó en una lista electoral. En las elecciones municipales de Graz en 1983, obtuvo el 7% de los votos. Werner Kogler se convirtió en concejal de la ciudad a la edad de 24 años. “Desde el principio, fue parte del movimiento ecologista austriaco incluso antes de que Los Verdes existieran como hoy los conocemos”, explica Matthias Kaltenegger. El partido fue fundado en 1986.
Werner Kogler se convirtió en diputado en 1999. Rápidamente hizo de la economía su especialidad y, en el seno de su formación, fue reconocido por su conocimiento de los asuntos relacionados en la materia. En la oposición, se hizo famoso por denunciar los escándalos financieros que sacudían la política austriaca. Uno de sus momentos más destacados fue un discurso en el Parlamento en 2010 donde, para protestar contra los planes presupuestarios del gobierno de la época, habló durante 12 horas y 42 minutos antes de terminar con estas palabras: “Eso es todo lo que quería decir”.
Sin embargo, el político ecologista siguió en la sombra: “Soy un número dos clásico, útil pero no muy indicado para ocupar el primer lugar”, dijo hace 10 años. “Creo que se sentía muy bien como número dos... y siempre supo lo que significaba ser el número uno; supone llevar una vida y una responsabilidad totalmente diferente. Así que no se impuso a cualquier precio. Pero yo diría que los mejores políticos son a menudo los que no siempre se imponen”, opina Lukas Hammer, eurodiputado ecologista que conoce a Werner Kogler desde hace más de una década.
Las elecciones parlamentarias de 2017 marcan un punto de inflexión radical para el partido y para el destino político de Werner Kogler; tras las grandes divisiones internas y una campaña centrada en la inmigración en la que Los Verdes luchan por hacer oír sus propuestas, la lista encabezada por Ulrike Lunacek, actual secretaria de Estado de Cultura, obtiene el 3,8% de los votos. Una debacle. Los Verdes se quedan sin diputados. Werner Kogler se ve propulsado a la cabeza de un partido exangüe. “Necesitábamos a alguien que conociera bien el partido, que supiera cómo dirigirlo y que pudiera resolver los muchos problemas rápidamente”, explica Matthias Kaltenegger. Su dominio de los asuntos financieros también es esencial cuando Los Verdes se quedan sin dinero.
El nuevo líder de Los Verdes reorienta el partido hacia cuestiones medioambientales en un momento en que el tema del calentamiento global está ganando terreno en el debate en Europa. Las manifestaciones juveniles Fridays for future dan nueva visibilidad a las ideas de Los Verdes. Los Verdes comienzan a remontar; obtuvieron el 14% de los votos en las elecciones europeas y el 13,9% en las elecciones parlamentarias de 2019. Un resultado que permite la histórica entrada de los ecologistas en el Gobierno junto a los conservadores.
Esta alianza es sorprendente si se tiene en cuenta que Los Verdes castigaron, durante la campaña, las políticas del anterior gobierno liderado por los conservadores. Pero Werner Kogler, que negoció el pacto de coalición con el ÖVP durante semanas, insiste en los avances logrados; Los Verdes han heredado cuatro carteras, incluyendo un superministerio de Medio Ambiente, que también incluye Transporte, Energía y Tecnología. Y el programa común incluye toda una batería de medidas para combatir el cambio climático: la neutralidad del carbono para 2040, el desarrollo del transporte público con la introducción de un billete de tres euros diarios para su uso en toda Austria y el uso del 100% de la electricidad procedente de fuentes de energía renovables de aquí a 2030. “Los objetivos son extraordinariamente ambiciosos. Con los gobiernos anteriores, siempre se tuvo la sensación de que la protección del medio ambiente era un mal necesario que se abordaba como un tema secundario. [...] Por primera vez, existe la sensación de que un Gobierno austriaco se toma realmente en serio este desafío”, añade Volker Plass de la ONG Greenpeace, pero le preocupa la “falta de claridad” en muchos proyectos, donde la financiación es “todavía incierta”.
Los Verdes han pagado un alto precio por estos avances al aceptar la línea dura de Sebastián Kurz, canciller y líder del Partido Conservador, sobre inmigración e integración. Son compromisos “dolorosos”, admitió Werner Kogler, pero necesarios en su opinión. ¿Cuánto tiempo aceptarán los ambientalistas participar en un gobierno que toma medidas que son la antítesis de los valores que han defendido en las últimas décadas?
Fueron necesarias menos de una semana desde la investidura para que las primeras diferencias surgieran: el Ministro de Asuntos Exteriores Alexander Schallenberg (ÖVP) dijo que Austria seguiría negándose a unirse al pacto de migración de la ONU. Esta declaración no se corresponde con la posición de Los Verdes, respondió Ewa Ernst-Dziedzic, eurodiputada de los Verdes.
¿Cómo se puede mantener la unidad de un partido que atravesó por una profunda crisis hace sólo dos años? Los Verdes se posicionan a la izquierda en cuestiones sociales y de integración, un elemento constitutivo de su ADN, que ahora ha sido socavado por la alianza con los conservadores. Por el momento, el partido cierra filas; en un congreso extraordinario celebrado a principios de enero, los delegados del partido aprobaron en un 93% el pacto de coalición negociado por Werner Kogler. Se trata de un programa neoliberal que no provoca un cambio ecológico y social", según Flora Lebloch de las juventudes de Los Verdes. Una vez que se haya disipado la euforia de esta histórica entrada en el Gobierno, puede ser difícil contener el descontento de la izquierda, que no dejará de manifestarse. Estamos tan cerca de una división como lo está Austria de ganar un Mundial de fútbol”, opina Lukas Hammer. “Hay mucha confianza en las intenciones de Werner Kogler y su equipo”. La capacidad de mediación del líder del Partido Verde será crucial para salvar a su partido de las divisiones, que fueron fatales en 2017.
El nuevo vicecanciller también tendrá que demostrar que este experimento sin precedentes puede dar resultados concretos y ambiciosos: “En primer lugar, en mi opinión, hay un precio o impuesto sobre el CO. Si esto se introduce, de cualquier forma, será un gran éxito apreciado por el electorado ecologista. [...] Pero si nos atenemos a medidas más pequeñas, será muy complicado para el partido”, vaticina Matthias Kaltenegger. Esto es también lo que escrutarán los otros partidos ecologistas europeos, especialmente Los Verdes alemanes y franceses, algunos de cuyos miembros se han distanciado de los Grünen austriacos.
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Traducción: Mariola Moreno
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