El combustible llega a Semana Santa a 1,60 euros el litro en plena guerra entre gasolineras

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Las petroleras españolas aprovechan la Semana Santa para recortar las famosas promociones en el litro de combustible, una guerra de precios que ha durado un año y ha costado cientos de millones de euros a las principales compañías a cambio de ganar cuota de mercado. La gasolina llega a la operación salida a 1,62 euros el litro de media, y el gasoil a 1,53 euros. A estos precios pueden añadirse descuentos de entre 3 y 20 céntimos, pero que requieren una gran fidelización del cliente para aplicarse. 

Repsol, la primera en comunicar la actualización de sus ofertas, sustituyó este sábado el descuento de 10 céntimos por litro por uno de 5 céntimos para los clientes que paguen con su aplicación Waylet, y que se rebajarán en el siguiente repostaje. Cepsa pasará de 10 céntimos a 6 durante las próximas dos semanas. Galp reducirá de los 10 céntimos por litro a los 5 para los abonados a Mundo Galp, y los nuevos usuarios de esta app tendrán 10 céntimos, frente a los 25 que tenían hasta ahora. BP, por su parte, mantiene hasta el domingo su descuento general de 10 céntimos para clientes Mi BP, pero a partir del lunes se rebajará a 3 céntimos por litro.

Suscribirse a una tarjeta de fidelización no es nuevo, pero Repsol y Galp han anunciado dos estrategias más agresivas para estas fiestas que consisten en atar al comprador más allá del combustible. Los clientes de Repsol que tengan contratada la luz se llevan otros 5 céntimos por litro, 5 céntimos más por la calefacción de la casa y otros 5 quien tenga paneles solares con esta compañía, hasta un máximo de 20 céntimos de descuento. Galp sigue esta senda, como anunció este jueves, y rebajará 15 céntimos en total por litro a quien instale sus paneles solares. 

Los dueños de las gasolineras –que en su mayoría son clientes de las petroleras, es decir, no comparten los mismos intereses– entienden que el fin de los grandes descuentos era cuestión de tiempo y que las estrategias de amarrar a los clientes son el siguiente capítulo de la guerra de precios entre grandes energéticas. 

"El descuento no podía durar para siempre porque se come los márgenes de venta, por eso ahora el que pueda va a tratar de fidelizar al consumidor, aunque no todos pueden permitírselo", opina Víctor García, secretario general de Aevecar, una de las patronales de estaciones de servicio. 

De hecho, Repsol comenzó hace un año a descontar 10 céntimos por litro a sus clientes y eso supuso un golpe en las cuentas de la compañía de unos 500 millones hasta diciembre, aunque logró beneficios récord gracias al encarecimiento global de los carburantes. Cepsa también se ha dejado en el último año 122 millones en descuentos para incentivar las ventas. 

Una semana santa para remontar 

El pasado 1 de enero el Gobierno acabó con el descuento de los 20 céntimos que costó a los españoles unos 6.000 millones de euros, tras constatarse que la medida beneficiaba especialmente a las rentas altas. Los representantes de las gasolineras destacan que el fin de la ayuda supuso un bajón de las ventas en enero, que unido al encarecimiento de la cesta de la compra, supone que las ventas de combustible "no son especialmente boyantes", según Víctor García. 

Los datos de la Agencia Tributaria desprenden que las ventas de carburantes cayeron en enero y febrero alrededor de un 3% frente al año pasado, pero los vendedores esperan remontar las cifras con la operación salida de Semana Santa. El representante de Aevecar cree que el precio de la gasolina y el diésel se mantendrá alrededor de los 1,60 euros y 1,50 euros, respectivamente, durante la próxima semana y que no habrá sorpresas para los conductores.

En comparación con las pascuas de 2022, la gasolina costó entonces 1,85 euros por litro, y restados los 20 céntimos de la promoción del Gobierno, se quedaron en 1,65 euros, es decir, fue un 3% más cara que este año. Por su parte, el diésel estuco en 1,82 euros en estas fechas, que con la rebaja se quedó en 1,62 euros por litro: un 5,56% más caro que hoy. 

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Las grandes petroleras españolas con capacidad para refinar el crudo que reciben del exterior son las que han podido permitirse estas estrategias agresivas de descuentos, mientras que las estaciones independientes compran directamente la gasolina y el diésel a las grandes, por lo que su capacidad para hacer ofertas es muy limitada. No solo entre las pequeñas, también entre las llamadas low cost, que en el pasado ganaron rápidamente cuota de mercado por sus ofertas, pero que han salido dañadas de la guerra de precios de 2022, según cuentan desde el sector. 

"Está claro que la guerra ahora está en asegurarse el negocio en el futuro, no tanto en el presente, y quienes no tienen instalaciones para refinar tienen un problema", apunta un analista del negocio de las estaciones de servicio, que prefiere no dar su nombre. 

Este experto afirma que la competencia de precios entre petroleras ha supuesto la venta o el alquiler a terceros de decenas de gasolineras en España que no han podido seguir el ritmo del mercado durante el último año, aunque el número total de estaciones ha crecido frente a 2021.

Las petroleras españolas aprovechan la Semana Santa para recortar las famosas promociones en el litro de combustible, una guerra de precios que ha durado un año y ha costado cientos de millones de euros a las principales compañías a cambio de ganar cuota de mercado. La gasolina llega a la operación salida a 1,62 euros el litro de media, y el gasoil a 1,53 euros. A estos precios pueden añadirse descuentos de entre 3 y 20 céntimos, pero que requieren una gran fidelización del cliente para aplicarse. 

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