Aquí no hay quien viva: los bulos sobre paneles solares o coches eléctricos llegan a las juntas de vecinos

La tensión y las disputas entre vecinos no son nuevas, pero la polarización social y política de los últimos años está agravando todavía más la situación. El incremento de la desinformación en las redes sociales sobre temas de eficiencia energética, el tema que monopoliza las juntas vecinales, ha convertido muchas reuniones en un polvorín donde la opinión de arquitectos, aparejadores y otros expertos se pone al nivel de los gurús de internet. La tensión es tal que el Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas publicó a finales de marzo una campaña contra el llamado blocking, el acoso a los presidentes o los administradores de la comunidad.
El cóctel, según describen, es perfecto. Las obras de eficiencia energética sustituyen cosas que algunos vecinos consideran "que han funcionado toda la vida" o introducen mejoras que "no han hecho falta nunca", lo que da pie a que se generen focos de oposición que pueden rozar el acoso o incluso llegar a las manos. La mayoría de los vecinos está abiertos al debate y apoyan mejorar el edificio, explican los administradores, pero siempre hay algún escéptico que es capaz de llevar la situación al límite.
Peio Mendia, presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Navarra, describe varios casos de compañeros que han sufrido acoso recientemente, e incluso uno de ellos acaba de abandonar su puesto con apenas 45 años porque no podía más. "Es una profesión muy acostumbrada al roce, pero hay casos exagerados. Hay una toxicidad brutal en la sociedad que se traslada a las reuniones. Las fake news, el 'tengo un primo que me ha dicho que esto es mejor', o el 'me estás intentando vender algo porque tú vas a ganar con esto'... Pero nuestro objetivo es que la comunidad funcione lo mejor posible porque como administradores es nuestra carta de presentación", afirma el profesional.
Estas discusiones han ocurrido toda la vida, pero con las nuevas intervenciones en edificios relacionadas con el ahorro energético, las disputas han llegado a un nuevo nivel. Cualquier obra notable parte de los 100.000 euros y puede superar el millón si es integral y en una comunidad grande, unas cifras que levantan recelos en las reuniones. Además, como son reformas poco visibles con beneficios a largo plazo —rentabilizar un aislamiento de fachada lleva 20 años— es difícil convencer a todo el mundo. Técnicamente, también son intervenciones difíciles de explicar, y justificar ante veinte propietarios que una bomba de calor es más eficiente que una caldera de gas no es sencillo.
A esto se suman además los bulos, o el hecho de que cualquiera con internet puede encontrar decenas de argumentos sacados de contexto o directamente falsos para enfangar el debate, y con suerte consigue poner a la mitad del bloque de su parte. "Me he encontrado de todo, y es el pan de cada día", dice Mendia. "He intentado poner preinstalaciones de cargadores para coches eléctricos en el garaje de un edificio, y me han saltado con que las baterías arden. Si propongo paneles solares alguno me ha hablado de que propagan ondas malignas. Incluso te cuestionan las subvenciones del Gobierno para las obras y te dicen que son mentira… Hay que decir que son una minoría, pero si no les paras los pies te pueden poner a un grupo en contra", resume el administrador.
Encontrar estos ejemplos en internet es sencillo. Sin ir más lejos, el incendio que se produjo en un garaje de Alcorcón el 2 de abril, y en el que murieron dos personas, desató un bulo que recorrió internet y algunos medios de comunicación que acusaba a un coche eléctrico de originar el fuego. Después se ha demostrado que fue un coche híbrido que se estampó a gran velocidad con uno de gasolina, pero la mala prensa para los eléctricos ya se ha esparcido.
España solo rehabilitará a este ritmo una cuarta parte de las viviendas que planeaba para 2030
Ver más
Otro ejemplo fue el incendio de un edificio de Valencia de febrero del año pasado, en el que fallecieron diez personas. En ese caso no proliferaron las noticias falsas, pero sí desató el miedo a que cualquier piso con una fachada ventilada —paneles superpuestos sobre el ladrillo del interior— pueda correr la misma suerte, y esa fachada es precisamente una de las obras más comunes de eficiencia energética porque aísla el interior. Sin embargo, ahora existen modelos en el mercado de planchas metálicas ignífugas, y el bloque de Valencia fue levantado en 2005, antes de que entrasen en vigor las nuevas exigencias de seguridad en la construcción.
Carmela Lavandeira es administradora de fincas en A Coruña y también tiene historias como estas para escribir un libro, pero resume así su experiencia con las obras de rehabilitación. "Cuando salieron las subvenciones para rehabilitar fachadas en 2021 se lo propuse a cada uno de mis 90 edificios. Lo llevé a todas las reuniones. Solo cuatro quisieron. También llevé las subvenciones para montar la preinstalación de recarga eléctrica…y lo mismo, desierto. El día que cada uno tenga un coche eléctrico se acordarán porque será un caos", afirma.
Su experiencia es similar a la que describe Mendia, con una extrema minoría de vecinos que la acusan de querer lucrarse con la operación, o que no se fían de su criterio, y que poco a poco convencen a otros hasta bloquear las iniciativas. "Mi consejo para otros que estén en mi situación es formarse, porque no se lo van a poner fácil. Yo he tenido que discutir con vecinos que son arquitectos y que me llevaban la contraria en todo, pero me he formado con el Colegio de Aparejadores de Galicia y eso me ha ayudado a defenderme con buenos argumentos", añade Lavandeira.