LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Manos Limpias, Hazte Oír, Vox: así afectaría la reforma de la acción popular a los casos más mediáticos

Las temperaturas récord en las aguas del Mediterráneo elevan el riesgo de danas más intensas

5

El Mediterráneo sufre desde hace un mes una ola de calor marina sin precedentes que ha llevado a alcanzar un récord de temperatura de 28,15 °C, con numerosos puntos donde los bañistas se encuentran el agua por encima de los 31 °C, como en la costa de Baleares. Estas altísimas temperaturas impactan en la biodiversidad del mar y en las dinámicas del agua, pero también agrava las tormentas de verano, cargando de humedad el cielo y favoreciendo la creación de cumulonimbos, unas inmensas nubes en forma de tubo que superan los 10.000 metros de altura.

En la misma semana que se ha registrado este récord de calor marino, la Aemet ha lanzado un aviso por la formación a partir de este miércoles de una dana en el este peninsular y Baleares que traerá lluvias "fuertes o muy fuertes", granizo y fuertes vientos. Los expertos explican que lo podría haber sido una tormenta de verano habitual, se ha agravado debido al cambio climático y el calor del Mediterráneo. 

Carmen Llasat, catedrática de Física de la Atmósfera de la Universitat de Barcelona, explica que un mar caliente favorece la evaporación del agua, por lo que unos grados más en el Mediterráneo supone que la descarga de lluvia será más agresiva. Por otra parte, un mar a mayor temperatura provoca el calentamiento de las capas del aire a baja altura, y cuando este se encuentra con un frente frío, asciende a toda velocidad cargado de humedad, generando estas enormes nubes ascendentes llamadas cumulonimbos.

"Como ese aire tiene muchísima velocidad de ascensión, se genera una aspiradora vertical de 7.000 u 8.000 metros", añade José Luis Sánchez, catedrático de Física de la Universidad de León. "A medida que asciende, ese vapor termina enfriándose, generando gotas y eventualmente granizo que luego precipitan", completa el experto. Sánchez advierte que la formación de la dana no está relacionada con el calentamiento del mar, pero sí provoca que sea más agresiva.

El meteorólogo Juan José González también destacó en su cuenta de X este martes la misma situación. "Cuando tenemos un mar Mediterráneo tan extremadamente cálido como sucede estos días (...), hay que dar a las predicciones calculadas por los modelos meteorológicos una visión especial.  La disponibilidad de energía y vapor de agua es tan alta que cualquier mecanismo no contemplado por los modelos puede desatar tormentas extremas inesperadas; la atmósfera se vuelve muy caótica", apuntó el doctor en Física.

En septiembre del año pasado, una tormenta apocalíptica cayó sobre Grecia y dejó 17 víctimas mortales y pueblos reducidos a escombros. Entonces, Stefano Materia, especialista en climatología del Barcelona Supercomputing Center explicó en infoLibre que la atmósfera estaba cargada de humedad por el calentamiento del Mediterráneo, y eso agravó la tormenta. "Bloqueos atmosféricos ha habido en el pasado, pero ahora son más duraderos y más destructivos", dijo. "La situación es preocupante porque estos episodios ocurrirán más frecuentemente, especialmente en otoño, cuando el mar libera la energía acumulada en verano", afirmó el geofísico.

El calor del Mediterráneo también afecta a la biodiversidad

El impacto del calor en el el interior del mar es difícil de medir porque, a diferencia de la superficie, los cambios bajo el agua son muy lentos. Sin embargo, también ocurre en sentido contrario, y cuando el océano empieza a transformarse por el cambio climático, los cambios son duraderos y casi irreversibles. El mejor ejemplo es la temperatura. El Mediterráneo lleva prácticamente un mes en ola de calor continua, mientras que en la atmósfera las olas de calor duran unos pocos días. En concreto, desde comienzos de julio, la temperatura media de este mar está muy por encima del llamado percentil 90, es decir, se encuentra entre el 10% de los valores más altos de la media 1982-2015, el periodo de referencia. De hecho, el año pasado se registraron en muchos puntos del Mediterráneo más de 200 días de ola de calor marina, e incluso 350 días (prácticamente todo el año ininterrumpido) frente a la costa de Málaga.

Por qué murió más gente en el verano de 2003 si ahora hace más calor: Europa se adapta al cambio climático

Ver más

Manuel Vargas, investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO), se dedica a estudiar desde hace años el Mediterráneo, y explica que el calor tiene un doble impacto negativo en la fauna y la flora. Por un lado, reduce poco a poco la capacidad del agua de disolver oxígeno y los organismos más pequeños menguan su población, un daño se va trasladando por la cadena trófica hasta los peces más grandes. Por otra parte, el calentamiento del verano está elevando la temperatura media del agua durante todo el año, y eso hace más complicado que las aguas profundas se mezclen con las superficiales durante el otoño. Estos afloramientos de agua permiten llevar los nutrientes que se acumulan en el fondo marino a las capas superiores, donde habitan los peces, pero el calor incrementa la diferencia de densidades del agua y reduce esos intercambios.

Precisamente el IEO está ahora estudiando si la cantidad de plancton en el mediterráneo se está reduciendo por calor, y para ello estudian por satélite la luz que refleja el agua mediante un moderno sistema que permite contabilizarlo desde el cielo de manera precisa. Paralelamente, equipos como el de Manuel Vargas toman muestras físicas de agua en diferentes puntos para comparar los resultados con las imágenes satelitales. "Todavía no tenemos unos resultados publicables, pero parece ser que ya se está produciendo una reducción de la clorofila", adelanta el investigador. "No lo tenemos del todo claro porque las muestras de agua no muestran cambios importantes, pero desde el aire sí vemos zonas del Mediterráneo donde está cambiando la composición del agua".

Por otra parte, este calor también afecta a la flora marina. El experto del IEO señala principalmente a la pradera de posidonia, una especie de césped marino que los pequeños peces usan para cobijarse, esconderse de depredadores o reproducirse. Un estudio publicado en 2022 por un equipo liderado por Joaquim Garrabou, del Institut de Ciències del Mar de Barcelona, concluyó que entre 2015 y 2019 gran parte de la vegetación del Mediterráneo sufrió episodios de mortalidad masiva. Concretamente, encontraron 90 especies que sufrieron moralidad masiva por calor, y entre los tres lugares más afectados situaron al Levante español.

El Mediterráneo sufre desde hace un mes una ola de calor marina sin precedentes que ha llevado a alcanzar un récord de temperatura de 28,15 °C, con numerosos puntos donde los bañistas se encuentran el agua por encima de los 31 °C, como en la costa de Baleares. Estas altísimas temperaturas impactan en la biodiversidad del mar y en las dinámicas del agua, pero también agrava las tormentas de verano, cargando de humedad el cielo y favoreciendo la creación de cumulonimbos, unas inmensas nubes en forma de tubo que superan los 10.000 metros de altura.

Más sobre este tema
>