Adiós a José Luis Balbín, un periodista clave de la Transición

Nombrar a José Luis Balbín va unido a La Clave, un programa de televisión emblemático, que en el recuerdo se identifica con la Transición política. De hecho, el espacio nació en 1976, recién muerto Franco, y se mantuvo en TVE hasta 1985, cuando el PSOE agotaba su primera legislatura, poco antes del referéndum de permanencia en la OTAN.
Al volver la vista a esa época hay que destacar que se trataba de un programa novedoso y pionero en España, tras cuarenta años de férrea censura sobre la prensa, con medios cerrados, suspendidos, o secuestrados por orden gubernativa; con las emisoras privadas obligadas a conectar con Radio Nacional en los dos principales informativos diarios; y con la televisión, la única que existía, especialmente creada para alabar y propagar las bondades del Régimen. Y ahí, en esa televisión aparecen, de pronto, miembros destacados de partidos políticos perseguidos solo unos meses antes: Alfonso Guerra, Santiago Carrillo, y tantos otros; pero no solo figuras políticas, sino también del mundo cultural y social, para hablar de asuntos de esa España real, que salía poco a poco de la oscuridad y la desinformación, y debatía sobre huelgas, divorcio, movimientos sociales, y un largo y palpitante etcétera.
La Clave no solo fue pionera en los contenidos; en lo formal, presentación, película más o menos cercana al asunto que se iba a tratar, y la conversación abierta que llegaba hasta bien entrada la madrugada. Un decorado austero, sin más atrezzo que las sillas para los invitados a izquierda y derecha, y Balbín en el centro de la imagen. Un Balbín omnipresente en la conducción de las intervenciones, creando un ambiente casi siempre sosegado, dando voz a todos, pero sin permitir excesos personalistas de nadie, encauzando el salto a cada aspecto distinto del tema central. Creando en definitiva eso que ahora llamamos tertulia, pero no plagada de opinadores, sino de especialistas y expertos.
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Nunca pretendió ser un programa de masas; instalado en la segunda cadena y compitiendo casi siempre con el Un, dos, tres, nunca tuvo audiencias altas, pero sí un tremendo prestigio y una gran influencia política y social a pesar de que en más de un caso fuera suspendido por órdenes políticas, o que causara polémicas graves con temas como el Opus Dei, o la OTAN.
No es menos cierto que, a pesar de su enorme peso e influencia, los tiempos de la época y los gustos del público evolucionaban de manera acelerada. Al término del programa, en 1985, pasa a la radio en Antena 3 y, después del nacimiento de la cadenas privadas de televisión, repone La Clave en Antena 3, entre 1990 y 1993, pero su eco ya no es el mismo, ha dejado de ser el referente en una televisión que dedica su programación nocturna al entretenimiento. Balbín se dedica a la radio en la Cope, tras el cierre de Antena 3 Radio, y en 1998 regresa a TVE con un espacio de entrevistas a grandes figuras españolas y extranjeras, pero a pesar de volver a usar el nombre mítico (lo denominó Las Claves) pasa sin pena ni gloria por la programación, y desaparece a los pocos meses. Desde entonces José Luis Balbin se involucró en diversos proyectos de prensa, sin obtener demasiada relevancia.
José Luis Balbín ha fallecido este miércoles en Madrid a los 81 años de edad, según ha informado su cuenta oficial en Twitter. A la hora del adiós, queda, por encima de cualquier trabajo posterior, la imagen del gran comunicador, que pipa en ristre, fue una de las claves periodísticas de la Transición política española.