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La carrera hacia un mejor periodismo

Cambios, cambios, cambios… La era digital ha dado un buen revolcón a la manera de aproximarnos a la realidad. Como ventana al mundo, el periodismo no ha podido escapar del influjo de las nuevas tecnologías. Al contrario: vive una época de regocijo, de emocionante búsqueda de nuevas fórmulas, de constantes desarrollos. El periodismo de datos, tan en boga últimamente, es la prueba -una de las pruebas- de ello. Sobre todo en España, donde comienza ahora a despuntar.

Llegado desde EEUU, país donde la práctica arrancó hace casi cuatro décadas, Aron Pilhofer, director de estrategia digital del siempre a la vanguardia The New York Times, impartió el pasado fin de semana un taller para los alumnos del único máster en España dedicado a estos asuntos, el de periodismo de investigación, datos y visualización de la Universidad Rey Juan Carlos. Junto a él participó Michael Bauer, de la School of Data de la Open Knowledge Foundation. Ambos se tomaron un respiro de sus quehaceres con el nutrido grupo de alumnos para charlar con infoLibre sobre el estado de su profesión, los valores que aporta y el destino al que se dirige.

PERO… ¿EL PERIODISMO NO SE HA BASADO SIEMPRE EN LA UTILIZACIÓN DE DATOS?

“Es una muy buena pregunta”, dice Pilhofer, que dirige en el New York Times un equipo de unas 40 personas (20 desarrolladores, “10 o 12” especialistas en medios digitales y siete diseñadores). “Y te voy a dar tres razones de por qué se habla ahora de los datos en periodismo. Primero, porque muchos periodistas están descubriendo ahora la utilidad de la narración no tradicional. Segundo, porque las herramientas y la tecnología están alcanzando un nivel de madurez y accesibilidad inédito, y lo que es más importante: la transición de los medios tradicionales a los digitales. En EEUU existe una tradición desde hace 35 o 40 años, lo que quiere decir que el periodismo de datos no es nuevo: lo que es nuevo es que ahora se hacen visualizaciones y aplicaciones que se ponen a disposición del público para que ellos puedan crear su propia narrativa y buscar las cosas que más les interesan. Eso es lo que es novedoso”.

EN PAÍSES COMO ESPAÑA, DONDE LA TRANSPARENCIA ESTÁ EN ENTREDICHO, ¿CÓMO PUEDE TENER ACCESO A LOS DATOS EL PERIODISTA?

“Enseño periodismo de datos en medio mundo, en lugares donde no hay leyes de libertad de información, donde los gobiernos no tienen obligación de desvelar sus datos, e incluso allí los periodistas son capaces de recopilar datos y de crear muy interesantes piezas visuales de periodismo de datos si quieren”, señala Pilhofer. “Es más difícil, pero no es diferente a contar otras historias. Además, creo que existe una percepción muy equivocada de lo que es EEUU: la gente se cree que es un parque temático de la transparencia y de la libertad de información, como si cogieras los documentos de los árboles. Pero a día de hoy es muy complicado: con esta administración, de hecho, es más complicado que nunca. No se suele oír esto, ¿verdad? Pero lo cierto es que la administración de Obama es tan mala como la de Bush en lo que respecta a la libertad de información, y si nos ponemos, incluso peor”.

Lo mismo cree Bauer: por algo el periodista es reconocido como investigador. “Siempre hay métodos, hay mucho que puedes hacer”, asegura. Como los helados, dice el alemán, el periodismo de datos puede venir en dos sabores diferentes. “Uno, en el que cogemos los datos que se sacan oficialmente a la luz, y otro, el que entraña una investigación. Y de este modo se han construido muchas historias fantásticas. A esos datos también puedes llegar de dos formas: bien tienes una hipótesis y encargas para ver si consigues los datos que la prueben, o bien tienes unos documentos, como pueden ser los filtrados por Wikileaks, e intentas identificar en ellos lo que es relevante. Cuando tienes cantidades así de documentos, existen herramientas que te ayudan a identificar lo que buscas”.

¿CUÁLES SON LAS HERRAMIENTAS?

“El 99,9 por ciento de los casos no se parte de una hoja de Excel o de un listado de datos, sino de una historia”, clarifica, antes de nada, Pilhofer. “El 99.9 % de los casos las mejores historias empiezan con una historia, y los datos son una fuente para esa historia. Solo recuerdo un par de historias que haya hecho al revés, empezando por una base de datos o por una hoja de cálculo, sin tener ni idea de lo que buscaba y encontrar algo. Simplemente, eso no pasa”.

A nivel tecnológico, lo que “más interesa” al periodista son “algunas de las técnicas de la ciencia de datos. El término Big data (del inglés, grandes datos, en referencia a los sistemas que trabajan con grandes cantidades de datos) se ha usado bastante alegremente, me parece a mí, y ya casi no significa nada. Que yo sepa, no hay ninguna operación periodística que esté llevando a cabo ningún trabajo significativo en el campo del Big data. No obstante, algunas de las técnicas y herramientas que se utilizan para analizar enormes cantidades de datos y las ciencias de datos son perfectamente aplicables a lo que hacemos nosotros. Un ejemplo es un trabajo que mi equipo está llevando a cabo ahora en torno a los datos de las financiaciones de las campañas, las donaciones políticas. A través de algoritmos, estamos intentando encontrar maneras de agrupar las donaciones para detectar si hay un donante con un nombre parecido a otro donante, para así crear un modelo estadístico que pueda determinar las probabilidades de que se trate de la misma persona”.

CON ESOS GRÁFICOS Y VISUALIZACIONES CADA VEZ MÁS CREATIVOS Y COLORIDOS… ¿EXISTE EL RIESGO DE CRUZAR LA LÍNEA QUE SEPARA LA INFORMACIÓN DEL ENTRETENIMIENTO?

“Absolutamente”, dice el periodista del New York Times. “En el mundo del periodismo de datos, a veces me preocupa que se pone demasiado énfasis en los datos y poco en las historias. Veo muchas visualizaciones que son preciosas, guays, pero que no me ayudan a entender nada. Ha habido un momento de eclosión en el que la gente se ha emocionado mucho con las herramientas y la tecnología, pero ahora espero que podemos llegar a un punto en el que el enfoque se traslade al periodismo”.

“Aunque esto no es algo nuevo”, aduce Bauer. “Está claro que uno de los peligros es lo que se llama en el mundillo el porno de los datos: crear cosas visualmente bellas que no te cuentan nada. Y yo he caído en esa trampa, pero llegó un punto en que me di cuenta de que no era una buena idea, porque no aporta valor. La belleza por sí sola no es valiosa, pero sí que te puede ayudar a entender las cosas mejor”.

APORTEN DATOS: ¿QUIÉN PUEDE DEDICARSE A ESTO? ¿QUIÉN ESTÁ ABRIENDO CAMINO?

Brown Moses, si es que en realidad se llama así (se llama Eliot Higgins), es un parado británico que ha revitalizado el mundo del periodismo ciudadano. Sus investigaciones sobre las armas utilizadas en Siria le han convertido en el experto número uno del mundo en el tema. Esto es algo que antes habrían hecho las grandes organizaciones periodísticas, pero él lo ha conseguido por es un apasionado del tema”, explica Bauer, apuntando a la clave de la cuestión. “Esto quiere decir que para ser un periodista de datos lo primero que tienes que ser es curioso. Ahora mismo hay pocos programas para estudiarlo, por lo que la mayoría de los profesionales son autodidactas. Si intentas comprender el mundo, esto te llevará a todo lo demás. También te tienes que preguntar cómo puedes hacer esto técnicamente, no tener miedo de la tecnología. Hay que pensar que, en realidad, es muy complicado romper un ordenador”.

Más allá de la cabecera para la que trabaja, Aron Pilhofer alaba el trabajo desarrollado por otros grandes periódicos internacionales, del The Guardian o la BBC británicos al también estadounidense Los Angeles Times. De este último asegura sentir “envidia” por su capacidad para “encontrar su hueco y para crear mecanismos para detectar historias”. “Por ejemplo, el periodista Ben Welsh mira todos los días los arrestos de la noche anterior, y utiliza palabras clave como actor o cineasta para ver si hay algo interesante. Con lo que descubre, manda un email a otros periodistas para que puedan empezar a trabajar en una historia desde por la mañana”.

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Ejemplos de trabajos de periodismo de datos:

The New York Times

The GuardianLos Angeles Times

Cambios, cambios, cambios… La era digital ha dado un buen revolcón a la manera de aproximarnos a la realidad. Como ventana al mundo, el periodismo no ha podido escapar del influjo de las nuevas tecnologías. Al contrario: vive una época de regocijo, de emocionante búsqueda de nuevas fórmulas, de constantes desarrollos. El periodismo de datos, tan en boga últimamente, es la prueba -una de las pruebas- de ello. Sobre todo en España, donde comienza ahora a despuntar.

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