Televisión
¡Gracias, Jesús!
¡Ha muerto Jesús! Ha muerto un periodista. Jesús, Jesús Hermida. Tan popular durante tantos años. Pero sobre todo, ante todo , ha muerto Jesús. Ese hombre. Tan educado, tan cordial; a veces algo ampuloso. Un maestro vestido de azul Armani; la corbata, siempre lisa, preferentemente rojo sangre. El andar erguido, el gesto decidido, y siempre la pregunta como saludo –ni ahí se permitía perder de vista al periodista que siempre fue–. ¡La vista! Esa vista que cada día perdía un poco más. Él, que miraba, descubría y conocía, tuvo que usar en los últimos años la memoria como ojo sustituto.
Se entremezclan los recuerdos. Pero no quiero hablar de encuentros, ni siquiera de trabajos compartidos. Solo de él. Del periodista, del gigante profesional al que algunos plumillas de tres al cuarto, denostaran por la entrevista amable al viejo Juan Carlos. ¡Una entrevista! (cierto, sin mordiente), frente a más de cincuenta años de periodismo! Con la pluma como un estilete en aquellos primeros Match Hermida del diario Pueblo, antes de descubrir la imagen, y su imagen. A partir de ahí, está en las videotecas. Demasiado grande para representar otro papel que el de HERMIDA. Primero como corresponsal capaz de llenar de voz e interés aquella madrugada histórica en el hombre pisó la Luna, y después en Nueva York, "la ciudad", su ciudad, que nunca olvidó aunque pasarán décadas, y de la que se despidió alquilando, por una noche, su última noche en Nueva York, el luminoso de Times Square, para llenar la pantalla con un sola frase: ¡Gracias New York!
De vuelta a España, llenó la pantalla, esa otra que entonces llamábamos con propiedad "pequeña pantalla"; gesticulaba con piernas y brazos, agitaba el que fue famoso tupé, pero creaba un clima, un ambiente, que hacía que sus interlocutores olvidaran que eso era una entrevista y que estaban rodeados de cámaras (esas cámaras que manejaba Luis Tomás Melgar, más compinche y cómplice que realizador o compañero). Con Jesús los entrevistados conversaban, perdían recelos, se confesaban.
Hermida, cincuenta años de televisión a su manera
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Nos enseñó a tantos tanto
Y, más tarde, él inventó las mañanas en televisión, y con él, y gracias a él, Pilar Miró se atrevió a pensar en la programación de 24 horas continuadas. Luego llenó la tarde, aquellas tardes de mesa camilla a la que acudían todos, y todos por él. Y volvió a sus orígenes en televisión, al telediario, antes de salir de TVE, su casa, y crear en Antena 3 ese segundo prime time, pleno de conversación y contraste. Y luego, la enseñanza. Programas esporádicos, una última incursión en los telediarios en Castilla-La Mancha Televisión.
Y en este 4 de mayo se ha ido el hombre. Ha fallecido el periodista que nos enseñó a tantos tanto. Y a mi, que nunca viviré en Nueva York, sólo se me ocurre escribir en el Times Square de mi memoria ¡Gracias, Jesús!