Si Ignacio Cembrero pusiese un pie en Marruecos, tendría problemas. En España es un periodista reconocido, un excelente conocedor del país vecino, que conoce y cuya cultura aprecia. En Marruecos es una amenaza, no por no hacer bien su trabajo sino precisamente por ejercerlo con normalidad. Se enfrenta, de nuevo, a un pleito. Es la cuarta vez que el reino alauita lo sienta en los banquillos de un tribunal.
Con esta nueva demanda, en esta ocasión por dañar su imagen, no cesa en su empeño de impedir la labor profesional del periodista especializado en información del Magreb y Oriente Próximo, que ha señalado al país vecino como el responsable de que su nombre saliera entre los afectados por el espionaje del software espía Pegasus, perteneciente a la empresa israelí NSO. El comunicador lamenta, ante esta nueva cita, que "las autoridades españolas sean indiferentes y permitan el hecho de que un periodista español sea acosado y hostigado judicialmente".
Ahora, Cembrero ha recibido una demanda civil por "acción de jactancia". La acusación del país de Mohammed VI considera que se ve afectada su imagen ante las afirmaciones del periodista de haber sido víctima de espionaje por parte del servicio secreto marroquí. Su nombre era el único español que figuró en un listado en el que también se encontraban dos periodistas de Mediapart (socio editorial de infoLibre): el presidente y fundador Edwy Plenel y la editora de género Lénaïg Bredoux.
Como un Estado no puede presentar una querella por dañar el honor o la propia imagen ya que es un derecho propio de personas físicas y/o jurídicas, Marruecos ha buscado una vía para demandar a Cembrero: lo que en derecho se conoce como una acción de jactancia. Este tipo jurídico se encuentra en el Código Civil español, una "reminiscencia medieval del código de Castilla y es a lo que se agarran los abogados del Reino de Marruecos", explica el periodista en conversación telefónica con infoLibre.
Para Marruecos este caso es relevante. Y se nota por la persona a la que ha contratado para llevar el caso contara el periodista español: el abogado Ernesto Díaz-Bastién López. El letrado es conocido por casos mediáticos, como el intento de extradición de Reino Unido del dictador chileno Pinochet o el del traficante sirio Monzer Al Kassar condenado a 30 años en EEUU por tráfico de drogas y venta de armas.
Tras acudir a la audiencia previa, el pasado día 22 de noviembre en un juzgado de Madrid, Cembrero tendrá que volver a los tribunales a finales de enero para escuchar cuál es la sentencia. Si la demanda siguiera adelante, el periodista debería hacerse cargo de todos los costes judiciales del proceso y retractarse.
Falta de respaldo por parte del Gobierno
No obstante, el periodista está confiado ya que "las otras veces la justicia me ha dado la razón". Aunque siente una falta de apoyo por parte del Gobierno de España.
Una falta de respaldo que también ha mostrado en sede parlamentaria. El Ejecutivo ha recibido al menos tres preguntas relacionadas con el acoso de Marruecos a Cembrero. El diputado de EH Bildu Jon Iñarritu registró dos cuestiones, una el 14 de septiembre de 2021 y otra el 6 de julio de este año. En ambas ocasiones, la respuesta fue prácticamente la misma: "El Gobierno de España defiende el derecho a informar y la libertad de prensa como derechos fundamentales, cuya protección es una obligación para todos los Estados del mundo". En la primera respuesta, el Ejecutivo puntualizó que, en este caso, como se encuentra en sede judicial, "respeta la independencia de sus procedimientos''.
El pasado 4 de julio el senador del grupo parlamentario de izquierda confederal Carles Mulet también registró una pregunta sobre esta cuestión. La respuesta fue más extensa, aunque el fondo era prácticamente el mismo: "España está firmemente comprometida con la libertad de expresión, la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas".
Las eurodiputadas españolas, Maite Pagazaurtundúa de Ciudadanos e Idoia Villanueva Ruiz de Unidas Podemos, también han llevado el caso hasta Bruselas con sendas consultas a la Comisión Europea sobre este tema.
A pesar del silencio gubernamental, diversas personalidades dentro de la profesión periodística y entidades como Reporteros sin Fronteras han respaldado a Cembrero y han dado voz a la situación judicial en la que se encuentra. Por ejemplo, antes de la audiencia previa, diez periodistas marroquíes firmaron una carta de apoyo al español. "Les estoy enormemente agradecido por ello", cuenta al tiempo que recuerda los riesgos que corren aquellos que viven en Marruecos.
Cuarta vez demandado por Marruecos
Ver másMarruecos pinchó los teléfonos de dos periodistas de Mediapart, socio editorial de infoLibre
Pero para Cembrero, está situación no es nueva ya que no es, ni mucho menos, la primera vez que el periodista se enfrenta a Marruecos en los tribunales. En enero de 2014, recibió la primera acusación por enaltecimiento del terrorismo debido a la publicación de una información en El País, donde se enlazaba a un vídeo de Al Qaeda en el Magreb. La intención era mostrar cómo el líder Abdelmalek Droukdel pedía a jóvenes marroquíes que no emigraran a España.
Tras archivarse esta acusación, Marruecos presentó una querella en junio de ese año por el mismo motivo, en este caso en la Audiencia Nacional. Le siguió una demanda civil en 2015 por daños al honor presentada por Ahmed Charai, un alto cargo de los servicios secretos.
Todas estas acusaciones no han seguido adelante. A pesar de la presión marroquí, Cembrero no baraja la opción de retractarse de las acusaciones de que su nombre apareció en el listado de los espiados por Pegasus por culpa de los servicios secretos del reino alauita. "Es clara la intención de Marruecos, busca desgastarme y que al final renuncié a seguir escribiendo sobre el país que conozco tanto", concluye el periodista.
Si Ignacio Cembrero pusiese un pie en Marruecos, tendría problemas. En España es un periodista reconocido, un excelente conocedor del país vecino, que conoce y cuya cultura aprecia. En Marruecos es una amenaza, no por no hacer bien su trabajo sino precisamente por ejercerlo con normalidad. Se enfrenta, de nuevo, a un pleito. Es la cuarta vez que el reino alauita lo sienta en los banquillos de un tribunal.