El nuevo accionista de Prisa financia organizaciones de la ultraderecha israelí implicadas en la colonización de Cisjordania

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La historia de Diego Adolfo Marynberg tiene sus contradicciones. Como publicó este jueves infoLibre, el financiero argentino-israelí que se ha convertido en uno de los nuevos accionistas significativos de Prisa se enriqueció en la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, donde lleva invirtiendo desde hace 15 años. Pero el nombre del fundador y gestor de Adar Capital Partners Ltd., la firma que ahora controla el 5,79% del accionariado de Prisa, también resuena en Israel. Y por unas operaciones en las antípodas de la ideología bolivariana. Según reveló el diario israelí Hareetz en una exhaustiva investigación publicada en junio de 2016, una fundación constituida en Panamá por Marynberg estuvo regando de billetes durante años a varias organizaciones de la ultraderecha israelí que impulsan la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania, algo que se ha declarado ilegal por activa y por pasiva desde Naciones Unidas.

Diego Adolfo Marynberg destinó, entre 2011 y 2014, al menos 13,5 millones de euros a cinco organizaciones sionistas. La principal beneficiada fue la Fundación para la Consolidación del Ideal Sionista (FNZI, por sus siglas en inglés), una organización sin ánimo de lucro dirigida por Zeev Zambish Hever, exmiembro del grupo terrorista Jewish Underground y principal financiador de la mayoría de construcciones en los territorios ocupados. La FNZI fue fundado en 1978 y comenzó a caminar como una filial sin ánimo de lucro del Consejo Yesha, la entidad que agrupa a una gran parte de los asentamientos judíos en Cisjordania. Posteriormente, pasó a prestar asistencia al establecimiento de instituciones educativas y religiosas en suelo palestino. La misión de la FNZI es servir como intermediaria entre donantes y algunas organizaciones de la derecha ultraortodoxa israelí vinculadas a Hever.

A preguntas de infoLibre sobre el motivo de estas donaciones, un portavoz de Marynberg señaló este jueves lo siguiente: "El Sr Marynberg es un judío ortodoxo observante de los preceptos de la ToráTorá. Como tal, y conforme a los mandamientos de la Biblia, contribuye a diversas instituciones de carácter religioso, educativo y de asistencia social. El Sr Marynberg es miembro del directorio de dos hospitales públicos del país, así como de dos universidades. A estas citadas entidades públicas concurren personas de todos los credos, tal y como está establecido en las leyes fundamentales del Estado de Israel".

Este portavoz apuntó también que "ninguna de estas donaciones tiene relación alguna con factores políticos". Ante la pregunta de si, después de 2014, había seguido financiando a organizaciones ultraortodoxas, la respuesta fue la siguiente: "El Sr Marynberg continúa apoyando a distintas entidades en todo el territorio de Israel. Esta actividad benéfica nunca ha sido objetada o investigada por autoridad alguna".

El misterioso donante

Los movimientos de fondos de la FNZI llevaron a una investigación de las autoridades israelíes. En octubre de 2014, el Registro de Organizaciones sin Ánimo de Lucro abrió una investigación sobre la fundación en la que se puso la lupa tanto en la llegada de dinero desde Panamá como en el desvío de fondos que la FNZI hizo, principalmente, al movimiento Amana, también controlado por Hever. Las pesquisas se iniciaron por dos motivos fundamentales. Primero, porque la legislación israelí solo permite que las organizaciones sin ánimo de lucro envíen dinero a otras sin ánimo de lucro. Y, segundo, porque la FNZI está obligada a declarar ante el Registro todas sus operaciones, algo que no había hecho.

Las finanzas de la FNZI se encontraban en una situación delicada en el año 2010, pero la situación cambiaría en buena parte gracias a la Fundación Adar, que pese a su nombre es una sociedad mercantil radicada en Panamá. La fima de Marynberg aportó a la FNZI, entre 2011 y 2014, casi 9 millones de euros (unos 43 millones de shekels israelíes al cambio de la época). En 2015, después de que arrancara la investigación oficial sobre sus finanzas, no constaba ninguna transferencia.

Durante la investigación, representantes de la FNZI aseguraron a las autoridades que quien representaba a la Fundación Adar era Rafi Ben Bassat, una figura histórica dentro de la comunidad colona –fue uno de los fundadores del asentamiento de Halamish–. De hecho, Ben Bassat, activista del Consejo Yesha, fue en su momento una de las caras visibles del Consejo Regional de Mateh Binyamin, que representa a más de 40 asentamientos de las colinas de Samaria, y recientemente había sido contratado por la organización sin ánimo de lucro Elad y por Tnufa, una agencia que se encarga de reasentar a antiguos colonos de los asentamientos en la Franja de Gaza. También, según la investigación del diario Hareetz, fue emisario de un colectivo sionista en Argentina, lo que le ha permitido estar desde entonces muy vinculado a la élite judía en el país latinoamericano.

Sin embargo, los documentos depositados en el Registro de Panamá destapan al nuevo accionista del Grupo Prisa. La Fundación Adar fue creada en el país latinoamericano el 24 de mayo de 2004 con un patrimonio inicial de 10.000 dólares –unos 8.000 euros al cambio de entonces– y cuenta con tres consejeros: Dora Zitno –presidenta–, Diego Adolfo Marynberg –secretario– y Sergio Gustavo Marynberg –tesorero–, su hermano. La compañía está controlada por el inversor argentino-israelí.

Los negocios de Hever

Una de las organizaciones que se beneficiaron de los fondos recaudados por la FNZI fue la organización Amana, encabezada también por Hever y que se encarga, según consta en su página web, tanto de elaborar los planes para el establecimiento de nuevos asentamientos –encargándose de conseguir también las necesarias autorizaciones– como de construir las viviendas “de calidad modesta y a precios razonables” que comprarán los colonos. De hecho, tan estrechos son los vínculos entre la Fundación para la Consolidación del Ideal Sionista y Amana que, además de compartir cara visible, también comparten domicilio en Jerusalén.

Los últimos años, en los que se impulsaron en suelo israelí nuevas leyes sobre financiación de construcciones en los asentamientos, fueron tiempos duros para Amana. Un gran número de proyectos que tenía entre manos el movimiento ultraortodoxo fueron paralizados por la justicia y el colectivo que encabeza Hever se vio ahogado, con gastos de construcción pero sin ingresos por ventas. Fue entonces cuando la FNZI y las donaciones provenientes de la compañía panameña de Marynberg llegaron al rescate. 

Durante la investigación de las autoridades israelíes, Hever alegó que las cantidades enviadas desde la FNZI a Amana eran en realidad préstamos. Sin embargo, cuando Hareetz publicó su investigación, el movimiento encargado de colonizar suelo palestino sólo había devuelto una parte pequeña de dichas cantidades. No obstante, no consta que el Registro de Organizaciones sin Ánimo de Lucro haya impuesto alguna sanción a las entidades ultraortodoxas objeto de su investigación. 

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Pero la FNZI no fue la única organización sionista que disfrutó de las suculentas donaciones de Marynberg. La Fundación Adar contribuyó con más de 2,5 millones de euros a los fondos del colectivo Elad –al que aparece vinculado Ben Bassat y que trabaja en el asentamiento de judíos en Jerusalén Este–. Además, donó unos 600.000 euros a otra organización para el desarrollo de asentamientos en Itamar; aproximadamente 1,8 millones de euros al Instituto Lev de Jerusalén; y decenas de miles de euros a Regavim, un colectivo pro-asentamientos cuya misión es, según señala en su web, “garantizar el uso responsable, legal y respetuoso con el medio ambiente de las tierras nacionales de Israel”.

Según publica el diario Hareetz, el multimillonario Marynberg estudió Economía y Contabilidad en la Universidad Bar-Ilan y, durante un tiempo, entabló amistad con el actual alcalde de Jerusalén, Nir Barkat. Aunque el periódico israelí sostiene que esta relación no terminó muy bien, el portavoz de Marynberg precisó a infoLibre que la relación “siempre ha sido buena”.

La historia de Diego Adolfo Marynberg tiene sus contradicciones. Como publicó este jueves infoLibre, el financiero argentino-israelí que se ha convertido en uno de los nuevos accionistas significativos de Prisa se enriqueció en la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, donde lleva invirtiendo desde hace 15 años. Pero el nombre del fundador y gestor de Adar Capital Partners Ltd., la firma que ahora controla el 5,79% del accionariado de Prisa, también resuena en Israel. Y por unas operaciones en las antípodas de la ideología bolivariana. Según reveló el diario israelí Hareetz en una exhaustiva investigación publicada en junio de 2016, una fundación constituida en Panamá por Marynberg estuvo regando de billetes durante años a varias organizaciones de la ultraderecha israelí que impulsan la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania, algo que se ha declarado ilegal por activa y por pasiva desde Naciones Unidas.

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