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No mandes un pulgar hacia arriba, envía un 'sticker': así hay que hablar con los 'Z' para no ser un 'boomer'

Conjunto de algunos de los'stickers' predeterminados que se pueden encontrar dentro de la aplicación de mensajería móvil 'WhatsApp'

Pongámonos en situación. Mandas un wasap haciendo una pregunta y como única respuesta recibes la imagen de un gatito sonriente. Si no dudas y sabes con qué otra imagen o sticker responder, probablemente eres un millenial o perteneces a la Generación Z. Si te pilla de nuevas y te resulta un tanto desconcertante, puede que tengas entre 50 y 70 años y pertenezcas a esa generación que no conecta al 100% con la tecnología. Los conocidos como boomers.

Los tiempos han cambiado y eso se nota sobre todo en la comunicación a través de plataformas de mensajería instantánea como WhatsApp, donde las frases sencillas y los emojis se han quedado desfasados. Un ejemplo: el mítico pulgar hacia arriba (👍) se considera ahora una expresión pasivo agresiva. No se la mandes a un joven, pensará que le estás respondiendo sin demasiado entusiasmo. Tampoco mandes 'Ok' porque se considera una respuesta seca. Y mucho menos 'Ok.', aquí el punto aumenta de manera considerable el dramatismo de la respuesta. Otro ejemplo: en vez de escribir "¡Hola!" o traducir su significado con una sencilla mano saludando (🖐), ahora sólo tienes que mandar un simple sticker de un animal, un político o cualquier elemento ilustrado que muestre con sencillez esa expresión.

El uso de estos stickers no es nuevo. De hecho, WhatsApp los incorporó dentro de su sistema en febrero de 2019 aunque fue Line la primera plataforma digital en diseñarlos, ofreciendo a sus usuarios llamativos dibujos de animales, desde osos hasta conejos, que transmitían mensajes u onomatopeyas como Thank you o buf con una apariencia atractiva y bonita.

¿Cuál es la novedad entonces? Que los jóvenes son capaces de comunicarse sólo a través de ellos. Es decir, pueden tener una conversación perfectamente coherente usando únicamente estas imágenes. Es una cuestión de habilidad tecnológica, dicen los expertos. Pero no sólo eso. Según la profesora Carmen Pérez Sabater, titular en el Departamento de Lingüística Aplicada de la Universitat Politècnica de València (España) también buscan diferenciarse de sus padres, entrenados desde hace un tiempo en el uso de emojis. Los Z rehúyen de ellos.

Otro de los atractivos del mundo stickeriano es que parece no conocer límites. Cualquier imagen es susceptible de convertirse en uno de ellos, porque más allá de los que ofrece la propia aplicación, hay otras apps para diseñarlos. Pueden ser animaciones o imágenes fijas que se guardan en la biblioteca del móvil y se pueden usar en cualquier momento sin ningún tipo de restricción. Como ejemplos más populares están los iconos de animales graciosos como gatos con los ojos llorosos o bailando, hasta imágenes de distintos famosos, destacando las de políticos como Mariano Rajoy, Pedro Sánchez o Donald Trump.

Johan tiene 22 años y usa cada día stickers. "Es más fácil expresar lo que intentas decir. Es claro y más rápido", explica este joven aragonés. ¿Por qué cree que sus padres usan los emojis (😊)? No lo duda, por lo fácil que les resulta encontrarlos: "Vienen ya integrados con el móvil, al contrario que la mayoría de stickers".

Belén López (23 años) lo tiene claro: "Un emoji, al final, es una cara que sirve para muchas emociones, mientras que los stickers, al estar tan personalizados, pueden expresar cada una de ellas", explica. ¿Entienden esta nueva forma de comunicación sus progenitores? Confiesa que les cuesta, pero que poco a poco se van haciendo.

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Su popularidad, indica la directora del Máster Universitario en Social Media: Gestión y Estrategia de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Silvia Martínez-Martínez, varía según el momento o el lugar. "Es un reflejo de que la comunicación está viva y en evolución y cambia según el propio empleo que le dan los usuarios". De hecho, es habitual que la gente comience a usar un sticker después de que ocurra algún acontecimiento de la actualidad se viralice.

Najma Al Zidjaly, profesora asociada de redes sociales y experta en iconos gráficos en la Sultan Qaboos University de Omán cree que los stickers más frecuentes son los que se utilizan en conversaciones cercanas o más íntimas. "Por ejemplo, alguien comparte una buena noticia y la otra persona envía una pegatina rápida como felicitación en lugar de escribir una frase de felicitación. Por lo tanto, ahorran mucho tiempo. En lugar de escribir una frase completa, un sticker y ya está. Se suelen utilizar cuando la gente está ocupada o no tiene muchas ganas de hablar".

Por culpa de los iconos gráficos, ¿la comunicación tradicional está siendo sustituida?

Ambas expertas coinciden en que ni los emojis ni los stickers han sustituido a la comunicación tradicional, "sino que la han mejorado y hecho más divertida", resalta Al Zidjaly. Es un hecho: se tarda menos en mandar uno de estos divertidos grafismos que en escribir un texto completo o incluso en grabar un archivo de audio, las tan temidas, para algunos, notas de voz. Quizá se pierda precisión en lo que se quiere decir, pero se gana tiempo. La pregunta es: ¿merece la pena? Para concluir, la profesora Martínez-Martínez matiza: hay que saber cuándo y con quién usarlos. De momento, los stickers no están indicados para todas las situaciones.

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