TVE marca mínimo de audiencia en agosto y se encomienda al Mundial de Fútbol para remontar
Agosto ha seguido en las audiencias de las televisiones la misma deriva de los últimos meses. Antena 3 consolida su liderazgo sobre Telecinco con un 13,4% de share, frente al 11% de la cadena de Mediaset. En cambio, La 1 de TVE marca un 8,1, nuevo descenso que se empareja con el peor dato de la historia, el mínimo ya marcado en junio de 2021.
Es cierto que el presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, no para de arremeter contra el vigente sistema de medición, que considera poco fiable, pero la realidad es que es el único medidor de audiencias operativo a día de hoy y, en tanto no sea sustituido, marca el baremo seguido por anunciantes y espectadores. Con todo, el problema principal para la primera cadena pública no es la cifra concreta ahora medida, sino la tendencia descendente mes a mes y año a año que conlleva que buena parte de los potenciales espectadores soslayen en el mando La 1, al no encontrar alicientes para seleccionar la cadena más allá del inevitable MasterChef.
En esta situación se explica la cuantiosa inversión realizada para ofrecer los partidos de la selección española de fútbol los próximos cuatro años y, en primer término, el Mundial de Qatar que tendrá lugar entre noviembre y diciembre. Serán 31 días de encuentros del máximo interés para los aficionados, con audiencias aseguradas del 25%, que aumentarán, hasta llegar a duplicarse, si el combinado español supera las distintas fases, y podría obtener récord si llegara a la final.
La dirección de RTVE se ha negado hasta el momento a responder sobre la cifra concreta pagada para obtener los derechos de emisión, pero el coste de anteriores eventos permite afirmar que será una cantidad muy elevada. Como ejemplo baste decir que los últimos Juegos Olímpicos supusieron un gasto de alrededor de sesenta millones de euros, sufragados con una aportación extraordinaria del Gobierno.
Que se pueda, a posteriori, hablar de "derroche" o de "excelente inversión" va a depender, en primer término, de un factor externo e imprevisible: múltiples experiencias anteriores demuestran que la audiencia se optimiza si los resultados del equipo español son favorables en cada una de las fases y decaen extraordinariamente en caso contrario, hasta llegar al desastre si la selección fuera eliminada en la primera ronda. Partiendo de ello, hay que resaltar que el estado de euforia o fracaso de los aficionados no solo vincula las audiencias de los partidos que juegue España, sino al resto de encuentros entre los diversos participantes.
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Al margen de esta incertidumbre, a la que la dirección de RTVE se verá sometida sin posible intervención, hay otro aspecto que recae bajo su responsabilidad exclusiva. Ya se ha hablado de las audiencias importantes que de partida obtiene el fútbol de alta competición. También se ha destacado, con ejemplos evidentes, el gran peso que tiene el efecto arrastre para lo que se emite inmediatamente antes y, sobre todo después, de espacios con millones de espectadores. Ahí reside, en consecuencia, el reto para la cúpula de RTVE: lograr que una parte sustancial de los aficionados al fútbol no abandonen la cadena al final de cada encuentro. Previos rutinarios, sin imaginación ni sorpresas, programas trillados o películas cien veces vistas después, lograrían hacer de las transmisiones oasis fugaces rodeados del desierto de las audiencias habituales.
Justificar el gasto del Mundial como inversión pasaría, por tanto, por atraer de nuevo a una buena parte de los espectadores perdidos, que La 1 vuelva a ser referente para públicos diversos y que el conjunto de RTVE (Teledeporte y RNE, en primer término) aproveche las sinergias que pueda generar ese mes de fútbol. No conviene olvidar que el largo período dominado por las transmisiones enlaza con el sorteo extraordinario de la lotería de Navidad y los quince días preñados de programas especiales por las fiestas. Un tiempo en que tradicionalmente La 1 obtiene sus mejores datos del año.
El próximo día 14 de septiembre se presenta oficialmente la nueva programación para la temporada. Ojalá, por el bien de la radio y televisión pública, sea realmente nueva. José Manuel Pérez Tornero lleva año y medio en la presidencia de RTVE. Ya no valen excusas. Fracasar en este envite dejaría seriamente comprometido el futuro de este medio público.