El nuevo orden mundial de Musk: Trump en la Casa Blanca y X como su arma de propaganda y bulos
"Tenemos una nueva estrella. Ha nacido una estrella... Elon. Es un tipo especial. Hoy hemos estado juntos y estuvo acompañándome durante la campaña (...). Te quiero Elon (...). Es un supergenio. Tenemos que proteger a nuestros genios, no tenemos tantos". Estas fueron las palabras que Donald Trump dedicó al multimillonario sudafricano y dueño de X, Tesla y SpaceX durante la noche electoral. El ya presidente electo destinó casi cinco minutos de su discurso de la victoria para hacer la pelota a su nuevo mejor amigo, que se ha convertido en su sombra en los últimos mítines robándole incluso protagonismo al verdadero número dos del ticket republicano, J.D.Vance.
Pero Elon Musk no solo ha sido uno más en la campaña republicana yendo de acto en acto y sacándose fotos como uno más de la numerosa familia Trump —como la que ilustra esta información—, también ha donado ingentes cantidades de dinero. Una cuantía que Wired cifra en 118 millones de dólares para su propio comité de acción política, America PAC, para incorporar así al que le faltaba en su gobierno mundial en la sombra.
Aunque, sobre todo, el hombre más rico del mundo le ha dado a Trump las llaves de X. Primero, le puso la alfombra roja para un regreso triunfal a su nuevo Twitter después de que abandonase hace cuatro años la Casa Blanca como un apestado en redes sociales. Y posteriormente ha cedido totalmente su plataforma para que corriera sin límite la propaganda ultra convirtiéndose en una pieza más de un ecosistema de medios que ha apoyado al republicano, incluidos podcasters como Joe Rogan.
El propio Musk, desde su perfil con más de 200 millones de seguidores que lo convierten en la cuenta más seguida de la plataforma, ha hecho abiertamente campaña a favor del republicano. El magnate lanzó sin ningún tipo de control desinformación y todo tipo de bulos sobre Kamala Harris pero también sobre un supuesto fraude electoral del que, sorprendentemente, no hemos vuelto a saber nada con la victoria de Trump, o sobre la cruzada conservadora contra las ideas progresistas o wokes en materia de migración o género.
"Desde que tomó el control de X, la transformación de la red es indiscutible", asegura Leticia Rodríguez Fernández, investigadora y profesora de Relaciones Públicas en la Universidad de Cádiz. Coincide Miquel Pellicer, experto en comunicación digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC): "Twitter entró en una nueva fase desde que lo compró Musk. Ahora el algoritmo beneficia el discurso ultra y se ha convertido en una plataforma propagandística".
87 mensajes con afirmaciones "falsas o engañosas" sobre las elecciones
Según un análisis del Center for Countering Digital Hate publicado dos días antes de los comicios, al menos 87 de las publicaciones del dueño de X, que tuvieron más de 2.000 millones de visitas, promovieron afirmaciones "falsas o engañosas" sobre los comicios. Además, sus mensajes políticos desde julio acumularon 17.100 millones de visitas lo que supone más del doble de visitas que todos los "anuncios de campaña" que la red social ha registrado en el mismo período.
Tras meses de llenar los muros de los usuarios de X de desinformación y bulos, y no solo por ser la cuenta más seguida de la plataforma sino porque tiene totalmente trampeado el algoritmo de la tecnológica, Musk aprovechó la noche electoral para dejar claro que su apoyo a Trump no era a cambio de nada. Así, publicó una foto con el republicano, otra con un fotomontaje de él en el Despacho Oval y decenas de mensajes dejando claro que "el futuro será fantástico" o sobre "el nuevo orden mundial".
"Ahora vosotros sois los medios de comunicación"
Y dedicó parte de sus mensajes a celebrar los resultados pero también a evidenciar que ya hace tiempo que mató al pájaro de Twitter y que ya solo queda X. "La realidad de esta elección quedó clara en X, mientras la mayoría de los medios tradicionales mintieron implacablemente al público. Ahora vosotros sois los medios de comunicación. Por favor, publique sus pensamientos y observaciones en X, corrija a los demás cuando estén equivocados y tendremos al menos un lugar en el mundo donde podrá venir a encontrar la verdad", tuiteó, resumiendo de esta forma su filosofía desde que compró la plataforma hace ya dos años.
"Hay una desconfianza creciente en los medios", recuerda Pellicer, que señala que "muchos estadounidenses han pasado de informarse a través de los medios a hacerlo a través de las redes sociales y de los nuevos voceros de esta nueva realidad como influencers, podcasters y youtubers".
Dentro de esta nueva realidad, el dueño de la tecnológica es un actor clave: "Quiere que X sea una de las nuevas plataformas de libertad de expresión. Aunque es un mensaje bastante cínico porque es libertad de expresión si coincide con lo que yo pienso". Tal y como explica este experto, el "factor X" se basa ahora en la difusión del discurso ultra, ser una herramienta y un canal propagandístico donde "los intereses políticos, ideológicos y económicos de Trump y Musk se entremezclan".
"Parece que Musk esté jugando a testar cómo manipular la opinión pública en el entorno digital más que velar por el impacto y buena praxis de esta red social", asegura Rodríguez Fernández que apunta que el multimillonario busca "reposicionar" la plataforma y "revalorizar lo que sucede en ella". "Incluso podría ser que, a futuro, emplee la conversación en esta aplicación para hacer avances de tendencias y vender a las organizaciones acciones de influencia en la misma. Su mirada es de empresario y sus acciones siempre se enfocan en la mercantilización", argumenta esta experta.
Más allá de la visión que Musk tenga para X, todo lo sucedido hasta las elecciones deja al antiguo Twitter totalmente enterrado. El 5 de noviembre no solo se decidió al nuevo inquilino de la Casa Blanca sino que las urnas avalaron todos los tejemanejes del dueño de la tecnológica para lograrlo: ha hecho que la plataforma sea significativamente más acogedora y atractiva para los políticos conservadores y ultras gracias a un algoritmo que amplifica la ira, la hostilidad, la polarización y que permite la libre circulación de desinformación por la total ausencia de moderación.
¿Qué futuro le espera a X?
La pregunta a estas alturas es evidente: ¿va a empeorar aún más la situación en X? "Twitter se ha convertido en algo diferente a lo que fue creado. Hay que esperar para ver cómo se transforma, pero lo que está claro es que esta intersección tan fuerte entre política y plataforma no se había dado antes", sostiene Pellicer.
"Particularmente creo que Musk está haciendo su propio experimento social. Cuando eres uno de los hombres más ricos del mundo puedes tener hobbies excitantes como estos y luego aplicar sus resultados a aquellas directrices que te interesen política y económicamente", explica Rodríguez Fernández. Para esta experta, es "imprevisible" saber lo que va a pasar con X más allá de adivinar que seguirá "reforzando los sesgos políticos como ha venido haciendo hasta ahora".
Lo que está claro es que la reciente victoria de Trump también puede tener otro efecto dominó en X. Según publica Techcrunch, Musk considera que la suerte de su red social con los anunciantes está a punto de darse la vuelta. Más de 200 anunciantes dejaron de publicitarse en Twitter, entre ellos Apple, Disney, IBM, Paramount y Sony, ante la situación de inestabilidad de la tecnológica. El magnate cree que eso cambiará ahora que la plataforma ha contribuido a ganar la Casa Blanca.
Con todos los ojos puestos en X, el resto de redes sociales han tenido mayor libertad
Pero, más allá de elucubraciones sobre el futuro de X, una de las primeras consecuencias evidentes del comportamiento de la red social durante este proceso electoral, además de llevar en volandas a Trump de vuelta a la Casa Blanca, ha sido que el resto de tecnológicas han tenido total libertad. Con todos los ojos puestos en Musk, lo que ha pasado en Facebook, Instagram, TikTok o YouTube ha pasado totalmente desapercibido.
Tal y como recoge Wired, Google y Meta han hecho cambios significativos en la forma en que manejan el contenido político y la desinformación. En 2023, YouTube dejó de eliminar contenido que hacía apología de fraudes o fallos generalizados en las elecciones de 2020 y de 2022. Y a principios de este año, el imperio de Mark Zuckerberg dejó de recomendar contenidos políticos a los usuarios de Instagram y Threads.
"Nos ha faltado mirada global para ver que en otras redes sociales estaban pasando cosas raras", reconoce Pellicer. Este experto sostiene que "no ha habido un control de discursos de odio y se ha estado al límite de los valores democráticos": "Me da la sensación de que hemos vuelto a 2016 con Cambridge Analytica, o incluso peor".
Sin olvidarse de la amenaza latente que lleva acompañando a las elecciones de EEUU desde, como mínimo, 2016: los trolls rusos. Según publicó The Washington Post en octubre, los intentos de Rusia por influir en esta cita a favor de Trump se habían acelerado con una oleada de desinformación sobre migración y sobre Kamala Harris.
Musk, ¿dentro del Gobierno de Trump?
Y parece que el foco seguirá lejos de todos estos problemas durante bastante tiempo. Sobre todo porque todo el apoyo de Musk a Trump parece que también ha comprado un asiento en su Administración.
En concreto, el presidente electo anunció el pasado septiembre que encargará al empresario una comisión de eficiencia gubernamental cuyo objetivo será identificar formas de eliminar el gasto innecesario: es decir, le encargará sacar la tijera como hizo tras la compra de Twitter. Así, si en la red social recortó plantilla, ahora le tocará al gobierno. Según The New York Times, Musk ha hablado de recortar al menos dos billones de dólares del presupuesto federal.
Además, si lo coloca al frente de esta comisión, Musk podría incluso obtener el poder de supervisar a sus empresas él mismo con legislación a favor de sus coches eléctricos de Tesla, con más contratos para sus cohetes de SpaceX o eliminar de un plumazo las investigaciones federales que penden sobre Twitter, incluida la de la Comisión Federal de Comercio por las prácticas de privacidad de la plataforma. "Lo que está claro es que la inversión que ha hecho en la campaña de Trump puede traducirse en mayor poder para sus negocios en líneas generales", asegura Rodríguez Fernández.
Eso sí, según The Guardian, un trabajo a tiempo completo en la Administración requeriría que el multimillonario pusiera todas empresas en fideicomiso, pero un papel a tiempo parcial en eficiencia gubernamental no requeriría tal acción. "Que entre o no en el Gobierno da igual porque va a seguir siendo la persona que lidera X", señala Pellicer, que recuerda que Linda Yaccarino lleva siendo la persona al frente de la tecnológica desde mayo de 2023, aunque no lo parezca.
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No obstante, ser la estrella de Trump puede tener un riesgo para Musk: brillar más que el propio presidente electo. Tal y como recoge Techcrunch, muchos expertos en EEUU ya están adelantando un futuro enfrentamiento entre estos dos personajes antes de que termine el segundo mandato del republicano.
"Las relaciones de Trump con la gente son como montañas rusas: o se quieren mucho o se odian. Tiene una personalidad muy volátil, lo que provoca que sus relaciones personales sean complicadas y muy tóxicas", reconoce Pellicer que indica que, en realidad, de quién se fía más es de "la familia". Para este experto, lo preocupante es la mezcla de intereses a nivel ético.
Para Rodríguez Fernández no está tan claro que ambas figuras no puedan convivir en armonía. "Musk le ha hecho muchos favores a Trump y su poder económico y empresarial es indiscutible. No se trata solo de llegar al poder, ahora tiene que mantenerse y no puede perder apoyos tan poderosos como este", apunta esta experta.