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¡Españolidad!

Antonio García Gómez

Al mejor postor, a saber, y porque tal vez habría que recurrir al viejo dicho de "dime de qué presumes y te diré de qué careces".

Hace aproximadamente un mes, el segundo de Vox se autointituló, muy satisfecho de escucharse, él como sus compinches, de "español valiente". No sé si con carácter excluyente, de por vida, hasta que nos alcance el desfallecimiento. O con ánimo de despejar, en todo caso, dudas sobre ¿su españolidad, su valentía?

Por lo que a mí respecta, soy español desde el momento en que mi padre me inmatriculó en su "libro de familia".

Más adelante, como se decía antes, yo cumplí y serví a la patria, en este caso a España —¿la de la cara lavada y recién pintá?—, exactamente dieciocho meses —que se dice pronto— de mi florida juventud. Haciendo de "oficinista", aguantando "trampas y fraudes" para que mis jefes engalonados de entonces pudiesen llevarse a diario "pellizcos" para añadir a sus sueldos —mangancia pura— de los patriotas de galones y charreteras, entonando simultáneamente el "¡todo por la patria!" para finiquitar mi año y medio con una cartilla militar en el que "se me suponía el valor".

¡Uff, qué alivio!, tras tanta entrega patriotera personal y sacrificada.

Hace poco se supo que la ONU ha sancionado al Gobierno español de hace cinco años, y en su nombre a España, por haber expulsado en caliente a un menor de quince años que había logrado saltar la valla de Melilla, de Marruecos a España, sin ni siquiera haberle preguntado su nombre.

Y eso sí es vergüenza patriótica y humanitaria, ¿o no? ¿O vale más la chacota echá p´alante de declararnos todos "españoles muy valientes"?

Si es que logran que nos importe una higa eso de los "derechos humanos", eso de la "humanidad fraternal y solidaria".

El Gobierno propone un examen de españolidad para adquirir la nacionalidad

Aunque se presuma y se pretenda exculpar todas las barbaridades argumentando que "se tiene a España en el corazón", dixit Abascal.

Aunque yo me quede con mi corazón cerca de los más vulnerables, vengan de donde vengan, sobre todo si llegan del infierno. _________________________

Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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