28A | Elecciones generales
La extrema derecha entra en el Congreso pero con menos fuerza de lo que se esperaba
La extrema derecha entra con fuerza en el Congreso de los Diputados. Cuarenta años después de que la coalición ultra Unión Nacional consiguiese meter en el hemiciclo a Blas Piñar, Vox ha logrado este domingo, con un 99,99% del voto escrutado, el respaldo del 10,26% de los electores, lo que le permitirá sentar en la Cámara Baja a 24 diputados. La formación liderada por Santiago Abascal, aunque mejora notablemente su resultado respecto a los comicios de 2015 y 2016 –arañaron en las urnas solo un 0,23% y un 0,2%, respectivamente–, no logra imponerse al PP en la pugna política por el control de la derecha, que seguirá encabezando la formación liderada por Pablo Casado a pesar del descalabro sufrido. El partido de extrema derecha tampoco consigue dar el sorpasso a Ciudadanos, que se ha tenido que conformar con la tercera posición. A pesar de la entrada de Vox y de la ligera mejora de la formación naranja, la suma de las tres derechas no permite reeditar el famoso pacto a la andaluzapacto a la andaluza.
Tras las elecciones del 2D, en las que Vox consiguió una docena de asientos en el Parlamento de Andalucía en contra de lo que pronosticaban todos los sondeos, la formación presidida por Santiago Abascal ha llegado a los comicios de este 28A confiando su asalto a una campaña con poco programa y mucha polarización. El partido de extrema derecha ha centrado los quince días previos a la cita con las urnas en las referencias constantes a la unidad nacional, a la seguridad, a la lucha contra la inmigración irregular y en el descrédito constante de los medios de comunicación, a los que ha atacado de forma permanente imitando a la perfección la estrategia que popularizó en Estados Unidos Donald Trump. Y, por supuesto, ha disparado tanto contra el bloque de izquierdas como contra la "derechita cobarde" y la "veleta naranja" –en referencia a PP y Ciudadanos–, que abrieron la puerta a la encarnizada batalla por el control de la derecha española accediendo a fotografiarse en la Plaza de Colón con el partido ultraderechista.
Los sondeos publicados tras el cierre de los colegios electorales otorgaban a la formación de extrema derecha alrededor de una treintena de asientos en el hemiciclo. Sin embargo, todos los expertos llevaban semanas poniendo los datos de las encuestas en cuarentena ante la imposibilidad de las casas demoscópicas de tener una base sólida sobre Vox que les permitiese analizar para sus cálculos aspectos como el comportamiento o la volatilidad de los votantes del partido de Abascal. También había dudas sobre la existencia o no de un voto oculto hacia la ultraderecha en las provincias pequeñas. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió en Andalucía, los pronósticos de las generales de este domingo han estado por encima del resultado real. La formación de extrema derecha consiguió rascar en las urnas, con el 99,9% del voto escrutado, un 10,26% de los votos, lo que se traduce en 24 escaños en un Congreso de los Diputados que, a partir de este domingo, tendrá cinco grandes grupos parlamentarios.
Con ese resultado, Abascal se queda muy lejos del partido que le vio crecer políticamente y que ha sufrido una importante erosión con la entrada de la ultraderecha en el hemiciclo. Los de Casado han conseguido un 16,7% de las papeletas y 66 escaños en la Cámara Baja –casi la mitad que en 2016–. Vox tampoco consigue dar el sorpasso a Ciudadanos, una de las incógnitas que han estado encima de la mesa durante la última semana. La formación liderada por Albert Rivera ha mejorado ligeramente su resultado respecto a los comicios de 2016, arañando en las urnas, siempre con el mismo porcentaje de voto escrutado, un 15,86% de las papeletas, un resultado que le permitirá sentar en el hemiciclo 57 diputados –25 más que en la última cita con las urnas–. Con estos datos, el bloque de la derecha sumaría sólo 147 escaños del hemiciclo, lo que le deja muy lejos de los 176 diputados que otorgan la mayoría absoluta y le impide reeditar a nivel nacional el acuerdo alcanzado en Andalucía para echar al PSOE de la Junta.
Murcia, Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid
Vox ha conseguido representación parlamentaria en once de las diecisiete comunidades autónomas: Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunitat Valenciana, Extremadura, Islas Baleares, Principado de Asturias y Murcia. De todas ellas, la formación de extrema derecha se ha hecho fuerte en suelo murciano, donde ha conseguido un 18,64% de los votos y dos de los diez asientos en liza. Le sigue Castilla-La Mancha, donde ha obtenido un 15,29% y otro par de asientos en el hemiciclo, y la Comunidad de Madrid, en la que ha arañado un 13,86% de las papeletas y cinco parlamentarios. También se ha reforzado en Andalucía. En este territorio, que sirvió de trampolín al partido de Abascal, la formación de extrema derecha se ha hecho con un 13,38% de los sufragios y seis parlamentarios. Son dos puntos y casi 200.000 votos más que en las elecciones andaluzas del pasado mes de diciembre.
En contraste, los de Abascal apenas han tenido respaldo en Cataluña, aunque el escaso 3,6% de las papeletas cosechadas le han servido para sentar un diputado por Barcelona, el portavoz del Ejecutivo Nacional del partido de extrema derecha Ignacio Garriga Vaz de Concicao. No han tenido tanta suerte en Islas Canarias, Cantabria, Navarra, Galicia, La Rioja y País Vasco. En este último territorio, la formación ultra ha sacado un escaso 2,21% de las papeletas. En suelo navarro, canario y riojano, Vox también se ha quedado por debajo del 10% de las papeletas.
"Vox es más necesario hoy que ayer"
Pasadas las 22.30 horas, compareció en la madrileña Plaza Margaret Thatcher el número dos de Vox y candidato a la Alcaldía de Madrid, Javier Ortega Smith. Y lo hizo con un encendido discurso. "Compatriotas, la resistencia ya está dentro del Congreso de los Diputados y no vamos a parar", arrancó el abogado de la formación ultraderechista, que aseguró a partir de este lunes los diputados de Vox serán la "única oposición" contra las "mentiras de lo políticamente correcto" y las "imposiciones de los autoritarios". "La izquierda sabe que con Vox se les ha acabado la fiesta", resaltó Ortega Smith, que recordó a los asistentes que sus parlamentarios serán un "auténtico torbellino". Además, aseveró que ni la "veleta naranja" ni la "derechita cobarde" han sido capaces de "echar a la izquierda sectaria del Gobierno". "Vamos a seguir la pelea hasta las últimas consecuencias", sentenció el número dos de Vox, que cerró su intervención con un "viva España".
Media hora después fue Santiago Abascal el que avisó de que los 24 escaños logrados por su partido son "solo el principio". El líder del partido ultra aseguró a sus seguidores que los parlamentarios de Vox no les van a "defraudar" y combatirán las leyes "de la dictadura progre". Además, en línea con lo expresado por su secretario general, Abascal cargó con dureza contra el PP. "Les decimos a los de la derechita cobarde que ya han empezado a responsabilizar a Vox de sus incapacidades, deslealtades, traiciones y miedos que aquí la única responsabilidad la tienen quienes tuvieron 186 escaños y no fueron capaces de oponerse a la izquierda", señaló el presidente de la formación de extrema derecha, que se mostró preocupado por no haber podido expulsar al "Frente Popular" del Ejecutivo. "No nos engañamos. Hoy España está en una situación peor que ayer, pero Vox es más necesario hoy que ayer", sentenció.