Los números de Ayuso
2%: de Madrid al odio
Produce pudor y vergüenza mezclar en un mismo párrafo números y niños. Hablar o escribir sobre menores no acompañados, extranjeros, solos en un país desconocido, no debería llevarnos a discusión alguna. Por simple dignidad, justicia, respeto a la vida, a la infancia. Se trata de derechos humanos in-dis-cu-ti-bles. De los 8.335 menores no acompañados registrados a 31 de marzo en el Registro de Extranjería en toda España, el 2% corresponde a Madrid.
Por tanto hablamos, escribimos y escuchamos un griterío indisimuladamente xenófobo sobre el hecho de que una comunidad de 6.700.000 habitantes acoge a 218 niños condenados a intentar huir (solos) de la miseria (ver aquí). Esa es la cruda realidad: la comunidad más rica de España según el PIB, la tercera en población, dedica un tiempo que no tiene a tratar un "problema" inventado por Vox para hilvanar un discurso del odio que ha dado resultados electorales en muy distintos puntos de occidente.
Ayuso y el PP podrían zanjar la cuestión en un minuto, pero prefieren dar hilo a la cometa racista de su hijo pródigo y socio necesario de gobierno. Casado califica el infame cartel de Sol (ver aquí) de "publicidad engañosa", como si se tratara de una simple exageración o inexactitud intencionada con fines "comerciales". Sabe bien que es mucho más grave que eso. Criminalizar al "otro" es todo lo contrario a la esencia de la democracia. Los llaman menas para deshumanizarlos, para convertirlos en simples cifras manipuladas. Madrid no es eso. Nunca lo ha sido. No debe serlo.