Sin agua no habrá economía

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Tenemos por delante cinco años de aúpa. Lo del verano pasado puede quedarse en una anécdota según las previsiones que nos ha contado la Organización Meteorológica Mundial. Dice que veremos temperaturas máximas hasta límites desconocidos. La explicación científica pasa por el fenómeno de El Niño, va a calentar el agua de la zona del Pacífico (de hecho, ya la está calentando) y eso, sumado al cambio climático que estamos provocando nosotros con nuestra propia actividad, nos va a llevar a tener por delante cinco años extremadamente calurosos. Y no habla de una probabilidad, así como remota, no. Dice que hay un 98% de posibilidades de que esas previsiones se cumplan. Y no hace falta ser muy creyente para acabar sabiendo que seguramente será así: abril ha sido un mes caluroso, muy caluroso, en el que hemos tenido temperaturas más propias de agosto que de primavera. Y esto no ha hecho más que empezar.

El informe, además de dibujar ese horizonte abrasador, pide a los gobiernos y a los ciudadanos que se preparen. Les advierte que las sequías y las olas de calor se van a repetir en este quinquenio. Y que, por tanto, hay que tener previstos planes para paliar las consecuencias, para evitar muertes y situaciones límites. Se perderán cosechas, habrá que pensar cómo evitarlo si se puede o dar ayudas o cultivos alternativos. Habrá que pensar en cómo garantizar el suministro de agua a las poblaciones más afectadas.

Se perderán cosechas, habrá que pensar cómo evitarlo si se puede o dar ayudas o cultivos alternativos

Poner una maceta o una planta en el balcón de las casas no es una de las recomendaciones que nos hacen desde la OMM. La propuesta que lanzó Ayuso el otro día en el debate de Telemadrid con el resto de candidatos sonó tan peregrina que costaba creerla. Conforme han ido pasando los días, el equipo de Ayuso ha ido matizando ese anuncio: ahora hablan de una propuesta para reverdecer las azoteas de los edificios y las comunidades de vecinos, de un plan de ayudas para sacar las calderas. Y repiten, una y otra vez, esa palabra: reverdecer. Es decir, poner algo muy verde, que contrarreste todo lo demás. Y con esa aclaración nos quedamos con la duda de si esto va a ser más estético que práctico, si sólo será una cuestión de colores o de medidas más ambiciosas.

Las alertas son tan evidentes que necesitamos que, de verdad, las medidas sean eficaces, ambiciosas. Ya tenemos encima el primer gran incendio de la temporada y pinta mal. En el Ártico, han detectado por primera vez lo que han llamado la nieve rosa: un raro efecto que se produce por el calentamiento del agua. Reactiva una serie de algas que hay en esas aguas heladas: con el calentamiento del hielo, reaparecen y tiñen la superficie, pero lo más preocupante es que aceleran su deshielo. Y una más: nuestros embalses. Están secos. No ha llovido apenas en esta primavera y la imagen es desoladora. Un dato: el 65% de la cuenca del Ebro, nuestra principal arteria fluvial, sufre una sequía prolongada.

Los episodios extremos se van a suceder con la presencia de El Niño. En Italia lo están viviendo estos días. Las lluvias torrenciales están dejando miles de pérdidas. No sólo en vidas, también en cultivos, en infraestructuras. Que llueva de forma torrencial no alivia ningún problema, al revés, lo agrava.

Así que ahora que estamos intentando saber cómo queremos que sean los próximos cuatro años en nuestro municipio, en nuestra comunidad, acordémonos de esto. Porque esto lo va a determinar todo. Sin agua, no habrá economía.

Tenemos por delante cinco años de aúpa. Lo del verano pasado puede quedarse en una anécdota según las previsiones que nos ha contado la Organización Meteorológica Mundial. Dice que veremos temperaturas máximas hasta límites desconocidos. La explicación científica pasa por el fenómeno de El Niño, va a calentar el agua de la zona del Pacífico (de hecho, ya la está calentando) y eso, sumado al cambio climático que estamos provocando nosotros con nuestra propia actividad, nos va a llevar a tener por delante cinco años extremadamente calurosos. Y no habla de una probabilidad, así como remota, no. Dice que hay un 98% de posibilidades de que esas previsiones se cumplan. Y no hace falta ser muy creyente para acabar sabiendo que seguramente será así: abril ha sido un mes caluroso, muy caluroso, en el que hemos tenido temperaturas más propias de agosto que de primavera. Y esto no ha hecho más que empezar.

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