De los mayúsculos y los minúsculos Pedro Vallín

El presidente del Gobierno se ha comprometido a presentar la próxima semana un paquete de iniciativas para la “regeneración democrática”, empezando por medidas que contribuyan a la defensa del derecho a la información (que es de los ciudadanos, no de los periodistas ni de ningún poder económico o político) y a distinguir la llamada “máquina del fango” del periodismo digno y fiable (tenga la línea editorial que tenga). Es positivo y necesario que se haya abierto ese debate, como lo es el de los casos clamorosos de politización de la justicia (llámalo lawfare). Resulta llamativo el estado de nervios en el que andan un montón de medios o pseudomedios e ilustres predicadores que se lanzan cada mañana desde emisoras de radio y televisión o digitales a denunciar el supuesto “ataque a la libertad de expresión” que se avecina.
A ver si me explico (o al menos lo intento).
Desde 'infoLibre' nos conformamos con seguir sembrando entre las generaciones más jóvenes la necesidad democrática de un periodismo fiable, para tomar decisiones desde el conocimiento, y no desde el sectarismo
Ya basta de hipocresías. Los principales responsables del descrédito del periodismo somos los propios medios y periodistas cuando permitimos que todos los comportamientos se metan en la misma coctelera. Como si esto fuera un juego en el que todos participamos: hoy por ti, mañana por mí. Ni tampoco aceptamos que esto sea un choque infinito entre derecha e izquierda, entre los ultras y los zurdos. No presumimos aquí de estar libres de toda mancha, pero nos negamos a que se nos confunda como si todos chapoteáramos en el fango. Ábrase el debate y desnúdense los condicionamientos de cada cual. Y dejen de gritar que “¡esto es una dictadura!”, porque resulta ridículo en un país que sufrió 38 años de franquismo, sobre todo cuando los mismos que gritan ese despropósito no publican, por ejemplo, un solo dato de los que se van documentando sobre la policía política de la etapa Rajoy (ver aquí).
P.D. Este jueves hemos celebrado la entrega de los primeros Premios Jóvenes infoLibre (ver aquí), con el objetivo de reconocer méritos de las nuevas generaciones en ámbitos como la cultura, la igualdad, la innovación o el compromiso social. Ha sido una experiencia gozosa, porque permite confirmar una obviedad: estamos cargados de mitos y tópicos respecto a la juventud (ver aquí). Bienvenido sea, aunque no debería hacernos falta, el descubrimiento de que España es un país plural y diverso en el que Lamine Yamal es un verdadero héroe, y que la realidad está muy alejada del patrioterismo casposo que ahora simula ser bandera de la rebeldía. Desde infoLibre nos conformamos con seguir sembrando entre las generaciones más jóvenes la necesidad democrática de un periodismo fiable, para tomar decisiones desde el conocimiento, y no desde el sectarismo.
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