La amnesia de las Alemanias y seis lecciones que podemos extraer

Lo advertía Geraldine Schwarz ya en 2019 en su novela Los amnésicos: las Alemanias –sí, en plural– no estaban vacunadas contra el autoritarismo ni el totalitarismo, y hoy Alternativa para Alemania, ese partido que es duro hasta para los duros de la ultraderecha, se ha erigido en segunda fuerza superando el 20% de los votos. Sin duda, la vencedora de la noche.

En unas elecciones con enorme movilización, la mayor desde la reunificación (83%), los conservadores de la CDU/CSU han quedado por debajo del 30%, muy lejos de sus expectativas –que llegaban en algunos casos al 35%– y alejados también de los resultados de 2013. Sería interesante conocer hasta qué punto el coqueteo de los conservadores con la ultraderecha de las últimas semanas ha podido mermar el avance de la CDU/CSU. Porque al normalizar e incluso coquetear con las ideas de su extremo han hecho que este pasara a ser una opción razonable para no pocos simpatizantes habituales de la derecha.

Por la izquierda, la notable caída del SPD, que obtiene su peor marca desde 1887, contrasta con la recuperación de su izquierda, Die Linke, que duplica apoyos, muy probablemente gracias a los votantes más jóvenes. Especialmente llamativo es el resultado de los Verdes, que bajan algo más de dos puntos, menos de lo que cabía esperar dadas sus notables contradicciones en la respuesta a la guerra de Ucrania, tanto en su aspecto ambiental como en su apuesta por el pacifismo. Probablemente, la figura de Annalena Baerbock, su lideresa, y con muy buena valoración en Alemania, puede explicarlo. Finalmente, el experimento anti-migración y supuestamente de izquierdas de Sarah Wagenknecht, símbolo del rojipardismo europeo, no ha dado resultados.

Los partidos centrales del sistema alemán, CDU/CSU y SPD, apenas suman el 45% de los votos, dibujando así un claro escenario de impugnación del sistema. Los jóvenes, al parecer, al menos los de Alemania occidental, han optado de forma muy significativa por Die Linke.

A falta de más datos —esta columna se escribe con los recopilados hasta las 22h de la noche de este domingo— hay algunas conclusiones que se pueden sacar ya:

1.- Pese a que Alemania lleva dos años en recesión y su industria está sumida en una potente crisis, la campaña alemana ha girado sobre el tema de la migración, lo que sin duda le ha beneficiado. No así a la CDU/CSU, lo que confirma que cuando la ultraderecha marca la agenda, es la principal beneficiada. Lo dijo la propia Alice Weidel, lideresa de AfD, en el debate posterior: «La CDU nos ha copiado nuestro programa». Ahí están los resultados; aviso para navegantes.

2.- El corazón político de uno de los países claves de la UE, Alemania, está hoy en entredicho. Que un 25% de los jóvenes –según las proyecciones– hayan votado por Die Linke y un 20% por AfD, habla de una brecha generacional manifiesta y una impugnación de los partidos centrales. Todo ello, en un ambiente de ganas de cambio.

3.- Una vez más, se constata el fracaso de la reunificación alemana. Son un mismo Estado federal, pero dos sociedades radicalmente distintas. A falta de los datos definitivos, diría que estos mapas pueden explicar mucho de lo que vimos anoche.

Sería interesante conocer hasta qué punto el coqueteo de los conservadores con la ultraderecha de las últimas semanas ha podido mermar el avance de la CDU

4.- Con los datos en la mano, la opción más posible es la reedición de la Gran Coalición; un acuerdo entre CDU/CSU y SPD, clave tanto para Alemania como para la Unión Europea. Las primeras declaraciones de Merz, el líder de la CDU, llamando a recuperar la industria clásica del automóvil de combustión, es una pésima noticia. Quizá calme los nervios en los centros industriales, pero es pan subvencionado para hoy y hambre seguro para mañana. Significa perder el tren definitivamente de la transición ecológica y la industria limpia. ¿De verdad va a promover esto la economía industrializada por excelencia, dejando vía libre a China para que lidere la nueva economía? ¿Qué posición tomará el SPD? Por cierto, esta posición hace más difícil, si cabe, los acuerdos con Los Verdes.

5.- Los cordones sanitarios, una vez más, se han mostrado ineficaces. Si bien consiguen que la ultraderecha no entre a gobernar, no impiden que los conservadores –u otros partidos– le compren el relato y las políticas, y lo más grave: ayudan a construir su discurso de que son algo distinto, lo que en tiempos de desconfianza institucional les cosecha buenos apoyos.

6.- Seguimos teniendo más una Europa alemana que una Alemania europea, y no porque los resultados de ayer no sigan la estela de otros países europeos, que lo hacen, sino porque a las seis de la tarde, nada más conocerse los sondeos, António Costa, el presidente del Consejo, convocó una reunión extraordinaria para el próximo 6 de marzo con objeto de valorar la situación respecto a la guerra de Ucrania.

Alemania siguió anoche la estela de otros países europeos con la ultraderecha creciendo en las urnas. Es posible que esta vez se salde con una vuelta a la Gran Coalición, con o sin un tercer partido en función de los resultados definitivos, pero eso no puede ocultar la magnitud del desafío. O el resto de partidos toman nota, aciertan en el diagnóstico y dan la respuesta adecuada, o no habrá cordón sanitario que pueda contenerlos.

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