Donald Trump ha iniciado en Florida su campaña para la reelección en noviembre de 2020. Aunque parece más vulnerable que nunca, tiene muchas posibilidades de continuar en la Casa Blanca otros cuatro años. La economía va bien, el desempleo se encuentra en mínimos, sus votantes están contentos y los rivales parecen desnortados y divididos. ¿Nos suena?
Los medios de comunicación estadounidenses que tanto le critican, y con motivos sobrados, no han logrado llegar al votante indeciso, conectar con sus preocupaciones cotidianas. El discurso del presidente sobre las fake news (noticias falsas; todas aquellas que no le ensalzan) y de los medios mentirosos ha calado. Las redes sociales juegan a favor del presidente.
Deberían ver el documental The Fourth Estate: Inside New York Times' coverage of Trump.The Fourth Estate: Inside New York Times' coverage of Tru
El único que podría tener alguna posibilidad de vencerle es Joe Biden, ex vicepresidente de Barack Obama durante ocho años.Joe BidenBarack Obama Es un representante del ala conservadora del Partido Demócrata, en las antípodas de la gran estrella emergente de la política estadounidense, Alexandria Ocasio-Cortes, a la que le quedan diez años o más de aprendizaje para dar el salto a unas presidenciales. Antes deberá curtirse en la Cámara de Representantes –donde ya está– y, tal vez, dar el salto al Senado a medio plazo.
Uno de los temores, hace unos meses, era que una sobreexposición mediática y tuitera, red social en la que es una maestra, terminara por dañarla. Ha pasado casi un año desde su sorprendente victoria en las primarias de su partido, y su fuerza no decae. Estamos ante una líder capaz de defender políticas justas, mojarse en la lucha contra los poderes ocultos que mueven los hilos del poder y transmitir emoción. Otro discurso ha entrado en el Capitolio.
Les recomiendo el documental de Netflix sobre Ocasio-Cortés y otras candidatas insurgentes. Trata sobre personas ordinarias haciendo cosas extraordinarias, como intentar sacar a las grandes corporaciones del Congreso, evitar que las farmacéuticas y las aseguradoras dicten la política sanitaria de millones de estadounidenses.
Les sugiero también el documental de RTVE El poder de las farmacéuticas.
La semana pasada les hablé sobre otro documental, Push, que denuncia cómo el mercado financiero ha transformado un derecho fundamental –como es el acceso a una vivienda digna– en un activo que se compra y se vende sin necesidad de ver personas, sin tener en cuenta sus sentimientos. Lo mismo sucede con la sanidad. Ese modelo ya está en España de la mano del PP.
Ocasio-Cortés y otros candidatos similares son el futuro. Se les llama insurgentes porque se rebelan contra un poder establecido, contra una forma de hacer las cosas que está más cerca de la corrupción que de la política entendida como instrumento para mejorar la vida de la gente. Son los efectos de la candidatura de Bernie Sanders. No derrotó a Hillary Clinton, protegida por el aparato, en las primarias demócratas, pero regó EEUU de brotes verdes. Después del trumpismo, dure hasta 2020 o 2024, habrá opciones de recuperar el lenguaje, los valores y los derechos.
Trump no es comparable a la extrema derecha europea. Es lo que sostenía esta semana Paul Krugman en un artículo en The New York Times. No lo será, pero se mantiene como un foco de infección global, además de un peligro para el estatus quo surgido de la II Guerra Mundial y de la Guerra Fría.
Biden es un peso pesado, tiene discurso y don de la palabra. Su principal punto débil es que lleva demasiados años en la alta política como para no tener puntos débiles, muertos en el armario. Le podrían acusar de exagerar, al comienzo de su carrera, el currículo, o presidir el comité que interrogó a Anita Hill en su caso contra el futuro juez del Supremo Clearence Thomas. No fue un comité ejemplar, ni justo. Además tiene fama de ser tocón con las mujeres. En este terreno no le podrá atacar Trump, el machista en jefe.
Más allá de Biden está mi favorito, Beto O’Rourke, que no despega en las encuestas. Quizá he sido un poco precipitado en mi entusiasmo. Tal vez sea uno de los jóvenes demócratas que necesitan más maduración. Las primarias, como los 90 minutos en el Bernabéu, son muy largas y pueden deparar aún sorpresas. Todo empezará en el primer debate.
Según las encuestas, solo Kamala Harris, también del sector conservador del partido, hace sombra a Biden. Es una mujer con discurso y algunos puntos débiles en su etapa de fiscala general de California. Podrían formar un buen ticket electoral para 2020.
La sensación es Pete Buttigieg, gay, alcalde, veterano de Afganistán, cuyo apellido es impronunciable. No para de subir en las encuestas, todo el mundo habla de él.
La clave, como me apuntaba una amiga que vive en EEUU, es que todos los demócratas, conservadores, de centro, liberales y socialdemócratas voten en masa al candidato que gane las primarias, sea quien sea. Que no se repita lo ocurrido en 2016 cuando los seguidores de Sanders prefirieron quedarse en casa antes que votar a Hillary.
En EEUU tienen a Trump, y en Madrid tenemos al trifachito.trifachito
Si el elegido fuese Sanders o Elisabeth Warren, del sector izquierdista dentro de lo izquierdista que se puede ser en EEUU, las demás corrientes demócratas también deberían votar en masa para evitar la victoria de Trump. Es posible que ningún sector haya aprendido la lección, como tampoco se ha aprendido en España.
Permítanme un postdata urgente sobre Albert Rivera, desnortado desde que se equivocara de bando en la moción de censura contra Mariano Rajoy, debida a la Gürtel. Al no moverse por convicciones, sino por tacticismo cortoplacista, todo lo apuesta a alcanzar el poder a cualquier precio lo antes posible. Manuel Valls le ha dado una lección de estrategia, y de sentido del Estado. Sus inexplicables pactos tras el 26-A han reforzado a un muerto viviente, como era Pablo Casado. Su momento ha pasado. Lo malo es que su recambio natural, Inés Arrimadas, parece empeñada en suicidarse con él.
En España no tenemos Alexandrias Ocasio-Cortés en la primera línea de la política. Habrá que buscarlas. Quedan solo cuatro años para las siguientes elecciones municipales.