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El debate sobre el debate

Parece que fue ayer cuando nos hallábamos sumergidos en el debate sobre el debate. ¿Se acuerdan? El debate a dos, a tres, a tres y la segunda del cuarto. Que si en la tele, que si en la universidad, que si en el Sálvame Deluxe… ¿Se acuerdan? Los políticos, esos seres animados que sólo piensan en nuestra felicidad las veinticuatro horas del día –y porque no hay veintiocho–, nos quieren dar regusto: reelecciones, recampaña y, cómo no, redebate sobre el debate. Muy fan.

Con tal de darnos placer, no saben qué hacer. Si pudieran, se convertirían en esa especie de araña de metal –llamada popularmente orgasmatrón–, ese artilugio que te incrusta las púas en la cabeza y te rasca el cuero cabelludo de arriba abajo y viceversa. Así están, meneándonos el cerebro, sin descanso, con una nueva edición del debate sobre el debate electoral.

Por introducir alguna novedad, así como decides ponerle un toque distinto al gazpacho incorporando sandía a la receta tradicional, han decidido intercambiar los papeles entre PP y PSOE y pedir, con la misma convicción con la que pidieron un formato, el contrario. Y sin despeinarse, en plan Pantene rizos perfectos.

Si Pedro Sánchez afeó en las pasadas elecciones que Rajoy sólo quisiera debatir en pareja –“creo que hubiese sido bueno tener un debate a cuatro”– ahora quiere uno a dos. Luena así lo argumenta: “Un cara a cara entre quien es ahora presidente en funciones y quien lo será a partir del 27 de junio”. A ver, si nos atenemos a lo que apuntan la mayoría de las encuestas y al éxito de las negociaciones posteriores a la convocatoria navideña, ese debate al que se refiere Luena tendría que hacerlo Mariano consigo mismo, en modo “espejito, espejito mágico: ¿quién es la más bella del reino?”.

Para darle más dinamismo al monólogo marianista, Rajoy podría sacarse de las cuerdas vocales una segunda voz tipo señor Casamajor, sin acento catalán –no vayamos a provocar–. Ya me lo imagino debatiendo enérgicamente con su alter ego:

–¡Un vaso es un vaso y un plato es un plato!

–¿Y la europea?

–¡Somos sentimientos y tenemos seres humanos!

–¡Venga ya, toma democracia, venga!

Sería entretenido, pero es que Mariano ahora ya no quiere un cara a cara.

El mismo que insistía en defender las tradiciones y los debates como Dios manda –“aquí el debate siempre fue entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición”–, dice ahora, por boca de Pablo Casado, que “el debate que más refleja la pluralidad que tienen las Cortes Generales es a cuatro”.

Solo cinco meses después de que nos zampáramos el turrón electoral, el mapa del debate es más o menos éste:

–En Podemos aseguran que Pablo debatirá lo que haga falta y celebran que Mariano ahora opte por un debate a cuatro.

–En Ciudadanos dicen que Albert solo acudirá a aquellos debates a los que asista el resto de líderes del cuarteto de cuerda.

–En el PSOE apuestan por un debate a dos “Pedro vs Mariano” (aunque dicen estar abiertos a otros debates con más participantes).

–Y en el PP, ahora prefieren un debate a cuatro. Mus visto.

Uno y ya. Eso sí, no me tengan a Mariano todo el día debatiendo que tiene que sacar tiempo para caminar deprisa. Ya lo dijo en entrevista en la Cadena SER: “Bueno... ehhh... a nadie le apetecen debates, oiga. Estas cosas... ehhh... ehhh... un debate supone una gran responsabilidad: hay que prepararlo, hay que hacerlo bien, hay que respetar al que le está oyendo en la televisión o en la radio, requiere mucha preparación y...y...y... requiere un gran esfuerzo, no es algo cómodo”.

Entretanto, surge una iniciativa desde la universidad pública Carlos III. La asociación de estudiantes Demos, una agrupación que se define como no ideológica con el objetivo de fomentar la participación democrática, ha invitado a los candidatos –Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias– a debatir ante los universitarios, como ya hiciera en las pasadas elecciones(*). En aquella ocasión, únicamente acudieron al debate Iglesias y Rivera. Rajoy y Sánchez hicieron pellas.

Esta vez vamos camino de más de lo mismo, ¿o sería más exacto decir “menos de lo mismo”? Porque Moragas ha rechazado amablemente la invitación –recogida de firmas incluida– bajo el argumento, según afirma María Ruiz, presidenta de Demos, de que no entiende qué beneficio produce un debate en la universidad. Claro, un espectador es un espectador y un estudiante es un estudiante.

Desde el PSOE dicen que si Mariano no va, Pedro tampoco. Y yo que creía que solo las chicas íbamos juntas al baño...

Desde Podemos han aceptado la asistencia de Pablo mientras que Ciudadanos aún no ha confirmado la de Albert.

Total, hay más posibilidades de que acudan a debatir a la universidad Amador Mohedano y Rosa Benito que los cuatro líderes que pretenden gobernar España.

Se abría una posibilidad de hacer algo distinto esta vez, de demostrar que los estudiantes tienen voz además de voto, de demostrar que a nuestros representantes les preocupan los jóvenes, de subrayar que la generación que tendrá que construir el futuro de este país no solo se desvive por los likes en Facebook y por los destinos de los tronistas de Hombres, mujeres y viceversa, de presumir ante el mundo de que en nuestro país hay interés juvenil por la política y espíritu democrático en la universidad, pero parece que algunos visionarios líderes no la van a aprovechar.

España, señores, se repite una y otra vez, como el ajo. Igual a eso se refería la filósofa británica Victoria Beckham. Y ya saben, ajo y agua...

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(*)= La asociación Demos canceló este lunes el debate después de que ningún candidato aceptase participar.

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