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Los pensionistas también salen "de marcha"

Hoy es sábado y muchos pensionistas han quedado para ir de marcha con sus colegas. Pero no salen a tomar copas, salen a tomar las calles para decir alto y claro que dejen de tomarles el pelo, que ya son mayorcitos como para que les cuenten cuentos en versión oral o escrita... ay, esa cartita que les informaba de una subida que, en realidad, es un bajón, muy fan.

Mientras escribo estas palabras, ignoro si ha sido multitudinario el seguimiento de la convocatoria de la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones, no soy Rappel Martos. Pero quizás, mientras usted lo lee, la noticia sea que están las calles “abarrotás”, como la plaza del Dúo Sacapuntas. Lo cual significaría que lo que se dijo en el Pleno monográfico que tuvo lugar el pasado día 14, a los pensionistas les entró por un oído y les ha salido por otro. Que siguen sin ver la luz al final del túnel de la vida, vamos.

Miremos un momento hacia el reino animal, ese que a menudo deja en evidencia las torpezas y las incoherencias de nuestra organización como seres humanos. ¿Se imaginan que las hormigas, las que se pasan los días buenos currando y acumulando alimento para cuando vaya a llegar la etapa más fría del año, al ir a tirar de lo guardado para afrontar el invierno, descubrieran que alguien se lo ha zampado, tan ricamente? Se les pondrían las antenas como escarpias.

Pues no es tan difícil imaginar cómo se sienten los pensionistas cuando, después de haber trabajado durante toda la vida, al ir a mirar la hucha en la que han ido metiendo su contribución, se encuentran con más telarañas que el Pasaje del terror. No me digan que no es como para gritar...

A eso salen hoy, a gritar, a resumir con algunos lemas que no entienden que la última etapa de la vida, en lugar de brindarles confort y seguridad –que es lo les que pide el cuerpo– les provoque vértigo.

Dicho de otro modo, mucho más claro, en lenguaje cospedaliano: los pensionistas no entienden que peligre el cobro en diferido de lo que hubiera sido su pensión, porque su retribución a la Seguridad Social fue en forma, efectivamente, de retención y no fue hecha en forma de simulación. no fue hecha en forma de simulación

Para evidenciar su malestar y su inconformismo, llevan tiempo saliendo a la calle, bajo chuzos de punta o desafiando el frío, lo llevan haciendo desde que recibieron esa cartita que valía más por el sobre que por lo que anunciaba. Un 0,25 no es para menos...

Y, oye, cuando han hecho oír sus voces cansadas pero en absoluto resignadas, se han vuelto importantes así, de repente. Los pensionistas han pasado de ser ninguneados a que les dediquen plenos monográficos –“a petición propia”– del presidente del Gobierno. Esto de “a petición propia” Zidanne lo explicaría con mayor claridad: “Yo creo que se ha cagao un poco”.

Hay una letra de Serrat que siempre me golpea y en estos días no dejo de tararearla:

La gente va muy bien para contarles cuentos,

para darles porrazos y venderles ungüentos.

La gente va muy bien para decir que «SÍ» para decir «AMÉN»

Es tan cierta la reflexión, la gente va muy bien para ciertos movimientos, por ejemplo, el de meter la papeleta con su voto en la urna cuando llega el día de las elecciones.

La gente va muy bien para suscribir pólizas,

acatar las consignas y pagar el pato.

La gente va muy bien como dato estadístico,anónimos comparsas de este culebrón.

Y cuando unos ojos le observan con mirada electoral, sucede un milagro, la gente pierde el don de la invisibilidad y se transforma en un ser valioso, en alguien realmente importante. “¡Esa masa sí que mola, se merece una ola!”, le cantan al oído los premiados con el voto... hasta que vuelven a olvidarlos.

Siempre nos quedará la ley Wert

Hoy los pensionistas salen de marcha para que no los olviden, para gritar que no les cuadran las cuentas. Lo hacen cargados de años, de experiencia y de razones. Hoy sale a la calle la mayor fuerza económica de este país, los que han rescatado bancos y autopistas y aún les ha sobrado para rescatar a sus hijos y a sus nietos.

¿Y se acuerdan ustedes de una canción de Wilfred y la Ganga que triunfó en 1989 y que se llamaba Mi abuela? Pues muchos de los que la cantaban entonces, entre risas, aquellos que en aquel momento eran nietos, hoy ya están un poco más cerca de que otros les canten a ellos “Mi abuela o mi abuelo”... Muy fan de aquellos que creen que la vejez es algo muy molesto que solo les llega a otros. Cumplir años sí es un hecho transversal, el más transversal de todos.

Este sábado es especial, muchos hijos y muchos nietos, se apuntan a salir de marcha con los abuelos.

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