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Y de repente, la Agencia Estatal de Investigación

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América Valenzuela

Con las Cortes ya disueltas el Gobierno anuncia presuroso la creación de la ansiada Agencia Estatal de Investigación. Llevan preconizándolo desde 2011, acariciando el lomo de los científicos que, acostumbrados a ser el último mono, han esperado con paciencia de santo. ¿Y ahora qué pasa? ¿Será que de repente mostrar interés por la investigación científica da votos?

La creación de este organismo está prevista desde la aprobación de la Ley de la Ciencia en junio hace cuatro años con el apoyo de casi todos los grupos parlamentarios. Debía estar operando en el plazo de un año.

Ayer recordaba su inminente creación la diputada del PP, María Jesús Moro, en un debate público organizado por la Fundación Cotec que sentaba por primera vez a los principales grupos políticos para presentar sus propuestas sobre ciencia. La semana pasada el ministro de Economía, Luis de Guindos, anunciaba que la agencia llegará “en las próximas semanas”. En verano Carmen Vela, secretaria de Estado de I+D+i, anunciaba que arrancaría en otoño. Unos meses antes, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría anunciaba intención de ponerla en marcha. Y así me podría ir remontando en el tiempo hasta 2011.

Mientras, los científicos esperan y desesperan

María González Veracruz, de PSOE, recriminaba a Moro que quieran “crear la agencia en tiempo de descuento y sin consenso”. No obstante, el aplazamiento eterno no es solo responsabilidad del PP. Cualquier gobierno podría crear la agencia. Como recordaba Manuel Mañas, de Podemos, y el portavoz de IU, Emilio Criado, en el debate Cotec, en realidad la creación del organismo ya estaba en mente desde 2008, y aunque “el PP no ha cumplido, antes el PSOE metió la agencia en un cajón y dejó su creación para después”.

La agencia es un organismo anhelado desde hace tiempo por la comunidad científica. La Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) o Ciencia con Futuro han tenido mucho, mucho tiempo para considerar pautas. Creen indispensable que los responsables de dirigir la agencia sean científicos y no políticos para que la gestión sea coherente con la realidad de la investigación. Los políticos han ubicado grandes instalaciones en lugares donde no eran necesarias, han preferido dotar de una imagen de poderío económico a algunas comunidades autónomas, reprochan. Muchas de esas estructuras han quedado abandonadas o están infrautilizadas.

Los investigadores quieren un blindaje absoluto de los presupuestos de I+D+i, para que no dependan de las prioridades de los gobiernos de turno. Tras años de recortes la financiación a la I+D+i pública se ha reducido un 33% desde 2009. Ahora España se encuentra en torno al 1.24% del PIB, muy lejos del objetivo de la Unión Europea de alcanzar un 3% para el año 2020.

Sin la estabilidad presupuestaria, la mayor parte de los investigadores no pueden llevar a cabo una carrera investigadora digna. “La consecuencia es el mantenimiento en precario de los investigadores mediante becas y subvenciones, que a su vez dependen del vaivén económico del país y de las prioridades de los gobiernos de turno”, ilustra Ciencia con Futuro.

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En definitiva, piden un pacto de Estado por la ciencia. En el debate Cotec todos estuvieron de acuerdo en este aspecto. Carlos Martínez Gorriarán, de UPyD, fue la voz discordante, al ser “escéptico” con este tipo de acuerdos y recordando que "el primer pacto es que las leyes se cumplan".

Eso sí, en cuanto a aumentar el dinero destinado a I+D+i todos los partidos hicieron sus respectivas promesas. El PSOE aseguró que lo aumentará hasta que suponga el 2,5% de todos los Presupuestos Generales del Estado. El PP se comprometió a incrementar el presupuesto en un 15% respecto al de 2016. Podemos, como Unió, propuso una subida progresiva hasta que la I+D+i suponga el 2,7% y llegue hasta el 3% en la siguiente legislatura. UPyD también prometía un 2%. Ciudadanos no precisó cifras, pero apoyaba la subida de la inversión.

Los científicos ya ni les creen ni les dejan de creer. Solo luchan por olvidar los dientes afilados de la falta de fondos que cada pocos meses están a punto de darles una dentellada. Necesitan su mente para lograr eurekas en el laboratorio.

Con las Cortes ya disueltas el Gobierno anuncia presuroso la creación de la ansiada Agencia Estatal de Investigación. Llevan preconizándolo desde 2011, acariciando el lomo de los científicos que, acostumbrados a ser el último mono, han esperado con paciencia de santo. ¿Y ahora qué pasa? ¿Será que de repente mostrar interés por la investigación científica da votos?

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