Un comentario publicado en la cuenta oficial de Twitter de Intereconomía daba la pista definitiva:
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No había lugar a dudas, el avión y la pancarta eran cosa de Intereconomía.
Así que, una vez descartada la posibilidad de que se tratase de un fake (que escomo se le llaman ahora a lo que siempre han sido los bulos), de toda la vida, la parroquia tuitera se ha despachado a gusto:
Comparaciones tuiteras:
Un comentario publicado en la cuenta oficial de Twitter de Intereconomía daba la pista definitiva: