20 de mayo: el día que arrasamos con todo
El 20 de mayo, día número 141 del calendario en este año bisiesto 2024, es el día en el que habríamos agotado el saldo de biocapacidad que cada año nos ofrece el planeta Tierra si el conjunto de la humanidad produjera y consumiera como lo hacemos las gentes en España. Hoy entraríamos en tiempo de descuento, en una situación de sobrecapacidad o de deuda ecológica. En números rojos a efectos prácticos.
Si el mundo fuera España, a partir de hoy viviríamos en deuda con la naturaleza, por haber sobrepasado su capacidad de regenerar, absorber y compensar nuestras extracciones, emisiones y residuos. Si el mundo fuera Catar, el 11 de febrero habríamos arrasado con todo. Como cada país tiene patrones de producción y de consumo diferentes —unos más depredadores y despreocupados, otros menos— y dispone de activos ecológicos de distinta calidad y dimensión, el día en el que el conjunto de los humanos comenzamos a vivir por encima de las capacidades naturales de las que disponía el planeta Tierra en 2023 fue el 25 de julio. La fecha correspondiente a 2024 será anunciada el próximo 5 de junio.
El día de la deuda ecológica, de la sobrecapacidad o rebasamiento (overshoot, en inglés) es cada año más temprano. En 1971, primer año de la serie, fue el 25 de diciembre. Una década más tarde (1981) se adelantó al 20 de noviembre; transcurrida otra década (1991) no superamos el 20 de octubre. En 2001 fue el 13 de septiembre; en 2011 el 6 de agosto y desde entonces nos hemos mantenido aproximadamente en esas fechas, lo que arroja un mensaje positivo, algo estamos cambiando para bien.
La huella ecológica es la métrica, probablemente la única, que mide cuánta naturaleza tenemos (oferta) y cuánta naturaleza usamos (demanda). Por el lado de la oferta, la biocapacidad de un país o región representa la productividad de sus activos ecológicos (tierras de cultivo, bosques, caladeros, tierras urbanizadas, las áreas forestales y la capacidad de absorción natural de dióxido de carbono, entre otros), expresado en hectáreas globales (gha), es decir, hectáreas biológicamente productivas comparables a nivel mundial (asignando una productividad media mundial).
Por el lado de la demanda, la huella ecológica suma todas las áreas biológicamente productivas, los activos ecológicos que una población requiere para producir los recursos y servicios naturales que consume (alimentos, madera, suelo y espacio para la infraestructura urbana y de transporte, etc.) y para absorber sus residuos que genera, especialmente las emisiones de carbono, pero no solo.
La contabilidad de la huella ecológica hace un seguimiento del uso de las superficies productivas y, si una población excede la biocapacidad de la región donde habita, esa región incurre en un déficit de biocapacidad o déficit ecológico, de tal modo que la demanda de los bienes y servicios que su tierra, sus mares y su aire pueden proporcionar supera lo que los ecosistemas de la región pueden regenerar. Una región con déficit ecológico satisface la demanda importando, liquidando sus propios activos ecológicos (como la sobrepesca, la deforestación, el agotamiento de los acuíferos o la calidad del aire) y acumulando residuos, especialmente dióxido de carbono en la atmósfera que más que demostrado está que es la principal causa del aumento de la temperatura media del planeta y, por tanto, del cambio climático.
Si el mundo fuera España, a partir de hoy viviríamos en deuda con la naturaleza, por haber sobrepasado su capacidad de regenerar, absorber y compensar nuestras extracciones, emisiones y residuos
Más del 80% de la población mundial vive en países con déficits ecológicos, pero hay algunas regiones, como buena parte de América Latina, Canadá y Australia, cuya biocapacidad aún supera su huella ecológica y por tanto disponen de reservas.
Comparar la huella ecológica de cada país (o ciudad, o región) con su propia biocapacidad (que, en España, en términos per cápita es de 1,70 gha), o con la del mundo (1,51 gha), permite conocer si estamos en déficit o si contamos con reservas de biocapacidad.
La huella ecológica de España fue de 3,92 gha por persona en 2022 (último dato disponible en las Cuentas Nacionales de Huella y Biocapacidad de 2023), por lo que se habrían necesitado 2,6 planetas Tierra (3,92 / 1,51) para sostener a la humanidad si todos los habitantes del planeta vivieran como lo hacemos en España. Como 2024 ha sido año bisiesto, el Overshoot Day de España es el día número 141 (366 días en 2024 x (1,51/3,92). O sea, después de 141 días (el 20 de mayo), el presupuesto anual de recursos regenerativos para el año se habría agotado por completo.
La Unión Europea, cuyo Overshoot Day fue el pasado 3 de mayo, ha declarado su apoyo al desarrollo y uso de indicadores que complementan a los tradicionales (como el PIB) por tener la bondad de incorporar aspectos medioambientales y sociales y habilitar la adopción de una contabilidad de triple resultado (profits, people and planet). Espero que siga haciéndolo, y con más valentía e intensidad tras la renovación de su Parlamento fruto de las elecciones del 9 de junio.
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Verónica López Sabater es economista y consejera de la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid.
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