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Muros sin Fronteras

Periodismo bajo el agua

El periodismo debería ser otra cosa. No consiste en lanzar reporteros y camarógrafos a las playas y calles de Florida para dejarse batir por los vientos y las lluvias de un huracán. Puede que este modo de informar sea un ERE encubierto o un intento de enseñar al público los fundamentos del El origen de las especiesde Charles Darwin: no sobreviven los más fuertes ni los más inteligentes, sino los que se saben adaptar.

No pienso en los reporteros televisivos a punto de despegar o de quedar desgraciados por la caída de algún elemento de un edificio próximo, sino en sus medios. Sobrevivirán aquellos que se sepan adaptar a un entorno hostil de redes sociales, presunta información instantánea, posverdad, crisis económica y espectáculo. El gran cambio es que un elevado número de ciudadanos que antes compraba un periódico ahora cree que puede estar informado sin pagar.

No es necesario pagar para ver reporteros metidos en el agua o en medio de un cruce con las señales de tráfico dando vueltas, tampoco para un programa basura. Es algo que debe gustar a las audiencias acostumbradas a un reality show permanentereality show en el que hasta el presidente es parte del entretenimiento. Todo por el prime time, todo por el trending topic.

¿Cuál debería ser la misión de los medios de comunicación que aspiran a sobrevivir a su propio huracán? Este tuit de Jen Schradie señala un camino, el de siempre: "El buen periodismo no consiste en estar delante de la cámara en medio de los vientos de un huracán sino en investigar cómo nuestro gobierno está ignorando lo que lo causa".

 

Investigar es caro, recuerden la película Spotlight.

A buen seguro, la publicidad de las empresas que participan en el negocio de la desregulación del suelo o de las industrias contaminantes no iría jamás a programas televisivos que en vez de poner en ridículo a sus reporteros pusiera en aprietos a las autoridades.

Ese era el trabajo, ser útiles a la sociedad, informar sobre lo que se pretende ocultar, desvelar las tramas corruptas, denunciar los abusos, explicar un mundo complejo. Nada de eso cabe en 140 caracteres, pero un buen tuit sirve de alerta, para ponernos sobre la pista de algo más complejo. Para eso es necesario dinero, medios, independencia.

El gobernador de Florida, el republicano Rick Scott, convocó a sus conciudadanos al rezo ante la llegada del huracán Irma. Es uno de los muchos negacionistas del cambio climático. Esta composición fotográfica, que también circuló por las redes sociales, muestra que la clave no está en la oración sino en el voto. Tener memoria antes de votar. Para eso, es necesario estar informado, saber que no es lo mismo uno que otro.

Si Internet crea la sensación de que podemos estar informados gratis y en todo momento, son los periodistas con su trabajo los que deben demostrar su valor. Hay ejemplos notorios. Quizá debamos aprender a trabajar de otra manera y crear redes de apoyo. ¿Conocen ProPublica? Se lo recomiendo, igual que 5W aquí en España. Por no hablar de esta casa.

Las redes son también una poderosa herramienta de difusión, y de agitación. Bien utilizada es periodismo. El problema de fondo de todo esto es que ni los fans de Donald Trump (ni los de Mariano Rajoy) necesitan información, prefieren las verdades absolutas. Mejor un troll que desbarra, que alguien sensato que ayuda a entender.

 

En este enlace, Juan Cole explica que Rick Scott tenía una empresa especializada en privatizar la sanidad antes de convertirse en gobernador en 2011. También dirigió una cadena de hospitales condenada por fraude. Debería irse a su casa. Si no dimite, que lo echen las urnas.

Florida es uno de los Estados más vulnerables a una potencial subida de las aguas. ¿Cuántos huracanes devastadores son necesarios para replantearse unas creencias? Porque son eso: creencias. Como la de la Tierra plana y esas cosas. Y que dios creó al mundo en seis días y en el séptimo inventó las vacaciones.

Hay estudios que vinculan la intensidad de los huracanes con el cambio climático y la subida de las temperaturas. También existen informes que sostienen lo contrario, son los financiados por la industria petrolera. Actúan igual que las tabacaleras cuando negaban que la nicotina provocaba dependencia o estuviera relacionada con algunos tipos de cáncer.

Las inundaciones de Houston también están relacionadas con un capitalismo salvaje, sin límites ni regulaciones. Se ha construido masivamente sobre terrenos que servían de desagüe en los casos de lluvias torrenciales. Trump mantiene la cantinela del muro con México cuando lo que EEUU necesita son diques modernos y renovar sus infraestructuras.

The Washington Post y The New York Times han recuperado su mejor periodismo. Trump y su administración son un acicate y una buena razón para que los ciudadanos paguen por estar informados. Mi suscripción mensual al Post me cuesta diez dólares, algo menos que un bono bus. Hace unos días escribí este tuit:

 

Si tienen paciencia y leen algunos de los comentarios verán que estamos ante un problema mayor que el de un periodismo de baja calidad, estamos ante un fracaso educativo. Falta comprensión lectora. Algunos creen que cobrar por un periódico, suscribirse y apoyar un digital es elitista. Pero el fútbol que no me lo toquen.

Con la llegada del Irma, Florida tuvo una atención informativa anticipada. Se habló más de sus posibles daños antes de que el huracán pasara por el Caribe y de Cuba, los más castigados. Todo está pasado por un tamiz primermundista y blanco. Lo que no nos afecta no es noticia.

Locos por las armas

Por ejemplo, India y Bangladesh.

Pasa la emergencia y los reporteros dejan de estar en remojo, todo regresa a la normalidad. El espectáculo se mueve hacia la política, un escenario en el que Trump es el rey.

La mayoría de los muertos se producen después del huracán, cuando ya no son noticia. Hasta para morirse hay que acertar con el prime time.prime time

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